La princesa Mako dejó de formar parte de la familia real de Japón este martes, luego de concretar su casamiento con Kei Komuro, quien no pertenece a la alta sociedad, informaron agencias internacionales.
En un principio la boda fue planificada para 2018, pero las intensas críticas de la prensa y un escándalo económico protagonizado por la madre de Mako y un anterior prometido obligaron a la pareja a posponer la ceremonia.
Luego del intento fallido de casamiento Komuro viajó a Estados Unidos para estudiar posgrado de Derecho y, por el acoso mediático, Mako fue diagnosticada con estrés post traumático.
Mako es sobrina del emperador, y por su casamiento con un hombre que no forma parte de la realeza quedó fuera de la línea de sucesión. Además, la exprincesa renunció al cobro de una suma de 150 millones de yenes que suelen cobrar quienes abandonan la familia real.
La pareja se conoció en 2012 durante un encuentro de estudiantes de la Universidad Internacional Cristiana de Tokio. Según reportes de agencias internacionales, ambos volverán a instalarse en Estados Unidos luego del casamiento.
Qué dicen la ley y la opinión pública
La ley que rige la Casa Imperial japonesa establece que las mujeres no pueden ocupar el Trono de Crisantemo y que si se casan por fuera de la familia real pierden su estatus nobiliario. Actualmente, hay solo tres hombres que pueden suceder al emperador Naruhito: su hermano, el príncipe Akishino (y padre de Mako); su sobrino, el príncipe Hisahito y su tío de 85 años, el príncipe Hitachi.
El casamiento de Mako reavivó en el país el debate sobre las leyes sucesorias. De acuerdo a una encuesta realizada este año por la NHK -la empresa de radiodifusión pública de Japón- la mayoría del pueblo nipón está de acuerdo en dejar atrás la tradición y acepta tener un emperador o emperatriz de la línea materna para asegurar una sucesión estable. Sin embargo, las élites y el primer ministro, Fumio Kishida, son partidarios de mantener las leyes vigentes.