En su columna, Fernando Borroni homenajeó a Néstor Kirchner a 11 años de su fallecimiento y dijo que el gobierno de Alberto Fernández debe recuperar del expresidente sus ideas y su determinación.
Cómo recordar a Néstor Kirchner a 11 años de su partida. Seguramente lo más justo para un hombre político sería hacer un repaso de cuáles fueron sus grandes hechos y sus grandes políticas que transformaron a la Argentina y la puso de pie. Pero la verdad es que sería injusto no recordar los aspectos personales de Néstor.
Lo primero que hay que decir es que en estos Kirchner fue un buen tipo, con todo lo que encierran estas palabras tan sencillas. Fue un buen tipo que gobernó la Argentina con valores humanos, con una sensibilidad social y un pragmatismo político admirable. Esa ecuación lo hizo todo.
Fue un hombre que comprendió inmediatamente qué necesitábamos en aquel entonces los argentinos y las argentinas. Está claro que eso recuperar el salario y el trabajo pero por sobre todo necesitábamos recuperar la esperanza, la ilusión y la política.
Néstor Kirchner, con su 22 por ciento y aún cuando se escuchaban los ecos del que se vayan todos, se arrojó a los brazos de su pueblo para comenzar su gestión de gobierno y se fue 11 años atrás abrazado a su pueblo en una plaza inolvidable donde todo un pueblo lloraba a un solo hombre.
¿Cómo no lo iban a llorar si había hecho de los sueños realidades con los ojos despiertos? ¿Cómo no lo iban a llorar si la ilusión y la esperanza que estaba muerta se había reconstruido en trabajo y en igualdad? Néstor Kirchner se hizo cargo de generar las condiciones políticas para transformar la realidad.
En este presente se escucha a tantos que dicen que no están dadas las condiciones ni las correlaciones de fuerza para avanzar en determinados aspectos. Yo pregunto ¿Qué correlación de fuerzas favorable tenía Kirchner con el 22 por ciento de los votos, con una Argentina quebrada y endeudada y con el eco del que se vayan todos? La respuesta es ninguna. Sin embargo, lo hizo.
¿Por qué lo hizo? Porque hubo algo maravilloso en Néstor Kirchner, nunca prescindió del pueblo. Fue el presidente que entendió que gobernar era transformar y no administrar. Fue el presidente que quiso transformar y que pudo hacerlo. Fue quien no olvidó y quien peleó tan solo porque no quiso olvidar y porque quiso construir la política desde la memoria.
Hubo una síntesis que para mí fue maravillosa. Rompió la distancia entre el ser y el deber ser. "Soy esto, creo en esto. He defendido esto así gobernaré", no había distancia. Ojalá. A los once años de su desaparición física, nestoricemos la política y la gestión.
Hay que recuperar a Néstor y recordarlo hoy en una memoria política activa. Eso significa "decir señores, claro que se puede cuando hay convicciones. Hay que pelear". Y como le dijo Cristina Alberto Fernández el día que asumió: "Presidente no le tenga miedo a la tapa de un diario. Si usted duda, mira este pueblo, véngalo a buscar. Este pueblo, nunca lo va a abandonar". Hoy ese pueblo tiene nombre y apellido y también se llama Néstor Kirchner.