En su editorial, Cynthia García repudió los dichos del flamante embajador estadounidense en Argentina, Marc Stanley.
El editorial de Cynthia García
En esta reflexión quería analizar que significa la decisión de Joe Biden de nombrar a Marc Stanley como el nuevo embajador estadounidense en Argentina. ¿Cómo repercute esto en nuestra región? Creemos que Biden, como presidente demócrata, es mejor que Donald Trump como presidente republicano. Sin embargo vemos a este abogado, sin demasiada experiencia diplomática, tener declaraciones contra el gobierno argentino.
Stanley dijo hace unos días que "la economía argentina es un hermoso autobús turístico al que las ruedas no le funcionan correctamente".
Además, exigió un plan económico de la Argentina para pagar la deuda o de alinear con los intereses de los Estados Unidos. No se privó de nada. Colocó a la Argentina como un terreno más dentro del combate con China por la hegemonía mundial, tecnológica y de negocios. Él promete una fuerte intervención local en ese sentido.
Oscar Parrilli pidió hace unos días una moción de privilegio para responderle a Marc Stanley. "El embajador de Estados Unidos en Argentina se ha pronunciado de una manera que no corresponde a la de un diplomático", dijo Parrilli.
"Quiero decirle al señor Stanley que si el bus no anda es porque alguien llenó la ruta de carlitos para pincharla y la responsabilidad es del gobierno anterior de los Estados Unidos", dijo el senador por el Frente de Todos.
Como dijo Alicia Castro, alguien debería contarle a Stanley cuáles son los límites que tienen los embajadores. Él no parece estar preocupado en ocultar sus intenciones injerencistas. La exembajadora ante el Reino Unido le pidió al Estado argentino que no le acepte el plácet a Stanley.
En diplomacia, se conoce como plácet a la declaración que hace el Estado receptor, solicitado para ello por el Estado acreditante, de que no tiene nada que objetar a la persona que este sugiere nombrar como Jefe de Misión ante aquel. La Argentina debería decir que se opone a las declaraciones injerencistas de los Estados Unidos.
Nos están tratando de patio trasero de los Estados Unidos. Es esto lo que le dice Parrilli en la cuestión de privilegio que plantea ante el Senado. Como señaló en su momento el politólogo intelectual Atilio Borón, los Estados Unidos, ya desde el siglo XIX, sabían que los países latinoamericanos debían girar en su órbita.
Esa fue siempre es la planificación. Fue el no al ALCA de 2005, logrado por los presidentes Kirchner, Chávez, Lula, con el apoyo de los movimientos sociales latinoamericanos y las fuerzas que emergían en Ecuador y Bolivia, lo que reconfiguró el escenario regional en esta parte del continente. Pero nunca dejaron de estar al acecho las ideas y la motivación imperialista.
No improvisan , cuentan con el desarrollo y práctica de numerosas organizaciones, ONG, la propia embajada, los denominados tanques pensantes. El periodista Alberto Mas puso como ejemplo el Albert Einstein Institut a cargo de Jim Sharp en la investigación y aplicación del denominado Manual para dar golpes de Estado suaves, que la sintetiza en cinco etapas.
La primera etapa es promover acciones no violentas para generar y promocionar un clima de malestar en la sociedad. La segunda consiste en desarrollar intensas campañas "defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos".
La tercera etapa se centra en la lucha activa por reivindicaciones políticas y sociales, generar idea de desabastecimiento generalizado, promover lo saqueos, la manipulación de colectivos para impulsar manifestaciones y protestas violentas.
La cuarta etapa pasa por ejecutar operaciones de guerra psicológica y desestabilización del gobierno, creando un clima de ingobernabilidad y la quinta y última etapa tiene por objeto forzar la renuncia del presidente de turno.
Esto no es un guion de ficción. Esto ocurrió ayer nomás en Bolivia. Ocurrió con el golpe de Estado a Lugo, en Paraguay. Esto ocurrió con el golpe de Estado a Zelaya en Honduras.
Las declaraciones de Stanley tienen motivaciones injerencistas.
Victoria Tolosa Paz en estos micrófonos habló de golpe blando ante la presión sobre el dólar y los permanentes intentos de corrida cambiaria. No recibió apoyos, incluso hubo candidato del Frente de todos que descalificaron sus palabras.
Marc Stanley, ciudadano norteamericano, lobbista empresarial de las grandes intereses de los Estados Unidos, se muestra arrogante, despectivo e injerencista ante el Estado argentino.
Frente a sus dichos, salvo las honrosas excepciones de Parrilli y Alicia Castro aún resuena el silencio de la Cancillería argentina.