El expresidente de Brasil y candidato del Partido de los Trabajadores, Luiz Inácio Lula da Silva, se reunió este miércoles con el jefe de Estado francés, Emmanuel Macron, en el marco de su gira por Europa, instancia en la que manifestó su preocupación por el aumento del hambre en el país latinoamericano.

Si bien no hubo declaraciones a la prensa luego de este encuentro, Lula publicó una foto con Macron en su cuenta de Twitter, y escribió: “Con el presidente de Francia, Emmanuel Macron. En la agenda, la urgencia climática y temas globales como el hambre y la pobreza. También hablamos sobre el futuro de la Unión Europea y la integración de América Latina”.

Seguido a esto, agregó: "Creo que los líderes mundiales deben sentarse en la mesa para dialogar y enfrentar estos desafíos con gobernanza global. Compartimos preocupaciones como el avance de la extrema derecha en todo el mundo y las amenazas a la democracia y los derechos humanos. Gracias por la cordial recepción".

El exmandatario brasileño también dijo este martes, en una conferencia en el Instituto de Estudios Políticos de París, que en sus 76 años de vida nunca vio "tanta gente pasando hambre en Brasil" como ahora.

https://twitter.com/LulaOficial/status/1461000731117424649

Recuperar la confianza en Brasil

El candidato del Partido de los Trabajadores partió hace una semana rumbo a Europa, donde se reunió con jefes de gobierno y responsables de la Unión Europea, junto a otros compromisos, como encuentros en universidades y hasta una conferencia en el Parlamento Europeo

Desde sus redes sociales da Silva compartió imágenes de las distintas actividades, incluidas las de hoy en el Palacio del Elíseo, sede presidencial francesa, donde fue recibido con honores. 

"Viajo para decirle al mundo que la mejor característica de Brasil es el pueblo brasileño. Brasil no se limita a su actual gobernante", manifestó Lula, en referencia al actual presidente, Jair Bolsonaro.

Unas horas antes de su reunión con Macron, el líder izquierdista explicó aseguró que "Brasil volverá a ser un protagonista mundial en política y economía. Y ahora, más que nunca, también en el tema medioambiental".

Mientras tanto, Bolsonaro también permanece fuera de fronteras. A fines de octubre participó del G20 en Roma, instancia en la que no mantuvo reuniones bilaterales con otros presidentes. Optó por no participar de la cumbre climática de las Naciones Unidas y regresó brevemente a Brasil, para dos semanas después partir a Emiratos Árabes Unidas, desde donde fue primero a Bahrein y luego a Catar. 

Desde que Bolsonaro asumió la presidencia en 2019, las relaciones políticas entre Brasil y París, especialmente estrechas en la última década, se han enfriado. Ninguno de los dos dirigentes ha realizado visitas de Estado al otro país.

Macron y Bolsonaro mantienen desde hace años una tensa relación y una disputa en relación con la Amazonía. El mandatario francés es uno de los líderes mundiales más críticos con Bolsonaro por su conservación, y el presidente brasilero lo acusa de tener una “mentalidad colonialista”.

Las agresiones y la mala relación entre mandatarios no se limita a temas medioambientales. En 2019, Bolsonaro compartió un meme en el que se comparaba a Brigitte Macron, esposa del presidente francés, con la primera dama brasileña, Michele Bolsonaro. A esto, Macron respondió que los brasileros deben sentir "vergüenza de ver ese comportamiento" y que espera "que cuando uno es presidente se comporte bien con los otros".

Inflación y recesión

El Ministerio de Economía de Brasil ajustó a la baja su previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2021 y 2022 y revisó al alza su proyección de inflación, que presenta los porcentajes más altos desde 2016.

En su último boletín macrofiscal, la cartera redujo de 5,3% a 5,1% su previsión para el crecimiento del PIB para 2021 y de 2,5% a 2,1% para 2022.

En cuanto a la inflación, el alza fue de 7,9% a 9,7% para el cierre de este año y de 3,75% a 4,7% para el próximo.

Las proyecciones oficiales siguen estando por debajo de las del sector privado, que espera un crecimiento del PIB de 4,9% en 2021 y de 0,9% en 2022, con una inflación de 9,8% y 4,8% para este año y el siguiente.

El Ministerio de Economía manifestó en su informe su confianza en la "recuperación" de la economía brasileña tras el impacto de la pandemia de covid-19, pese a que en el segundo trimestre de 2021 el dato del PIB fue negativo (-0,1%). La reducción de las previsiones, indica la cartera, se debe al "deterioro de las condiciones financieras locales" que derivó en una "elevación más intensa" de la tasa de interés. A esto se suma, según el documento, la "ruptura de cadenas globales" de suministros que "perjudican a la industria y reducen su producción por la falta de insumos", así como a los "problemas en la oferta de la matriz energética".

El último dato de la inflación brasileña, de octubre, es de 10,67%, la cifra más alta para ese mes desde 2016, cuando el gobierno de Dilma Rousseff tuvo su peor registro. La meta inflacionaria de Brasil para este año es de 2,25% a 5,25%. El gobierno de Jair Bolsonaro ha rechazado adoptar políticas para moderar los aumentos de precios, especialmente de los combustibles y la energía.

La economía brasileña cayó 4,1% en 2020, el peor porcentaje desde 1996. El Ejecutivo lo atribuye a los efectos de la pandemia y, en particular, a las medidas de restricción dispuestas por la mayoría de los gobernadores pese al rechazo del gobierno.