El periodista Víctor Hugo Morales reflexionó en su editorial de La Mañana sobre el asesinato a gatillo fácil de Lucas González de parte de tres Policías de la Ciudad. Propuso ponerse un segundo en la piel de uno de los efectivos y sentirse "impune", por ser parte de una "policía política", manejada por "Macri, Vidal y Larreta".
Vamos a escuchar al final de estas palabras a Pietragalla, hablando de la Policía de la Ciudad, la policía política de la Ciudad, me permito decir ante los reiterados hechos de violencia institucional, pero también vamos a escuchar al doctor Raúl Zaffaroni, al que más adelante vamos a tener hablando de la siniestra corporación mediática, el rol de los medios y la inseguridad de los sicarios de la mentira. Pero eso es en otro párrafo que queremos compartir con ustedes en el programa.
Lo que yo quiero poner énfasis, lo que pretendo subrayar, es el desarrollo del sentido de la impunidad en la Argentina. Y esa impunidad tiene que ver estrictamente con la derecha. Por el contrario, hay una manera de achicarse, de arrinconar a sí mismos de los sectores pensantes de la izquierda, a veces hasta del gobierno. Hay como un temor a salir de la trinchera, abrazados y gustosos. Pero salir poco, porque inmediatamente viene la represalia de los sicarios de la mentira, de Clarín, de La Nación, eso que menciona con mucho dolor, evidentemente, el doctor Zaffaroni.
En cambio, la derecha está habilitada para la mentira sin ningún reproche, sean periodistas o sean protagonistas de la política. Una Bullrich o el periodista que a ustedes se les ocurra. Porque la verdad es que el número de mentirosos ha aumentado y podemos sacar siete, ocho o diez nombres permanentemente para decir este, este, este, este y competir a ver cuál miente más, a ver cuál es más servil en el comportamiento para esos patrones que son los que manejan los sicario que existe hoy día con la mentira en el periodismo. Fíjense ustedes el caso del policía Isasi. ¿Cómo no va a desarrollar un sentido de la impunidad? ¿Cómo no va a andar suelto por la ciudad dando vueltas junto a otros dos policías, metido en un auto, molestando a lo que sea, tratando de comer pibes o lo que fuere, porque tienen mucha, mucha defensa.
Isasi es un policía al que Bonadío y la Policía de la Ciudad mandó a los ataques que se perpetraron contra Cristina Fernández de Kirchner en Río Gallegos. Le rompieron la casa de los suegros, robaron cosas, fueron descubiertos por la Policía de Río Gallegos y el pretexto que dio Bonadío era que no confiaba en la policía de Río Gallegos y por eso mandaba policías de acá. Ahora usted sea por un momento Isasi. Usted es un tipo violento, armado y seguramente con una moral que hay que declarar claramente planteada en lo que conocemos de él. Lo poquito que conocemos alcanza en este sentido. Y usted sabe que lo mandó Bonadío, que es amigo del fiscal, que está en contacto con los jueces, que los periodistas lo van a apañar, porque todo lo que se dijo por parte de los sicarios de la mentira de Clarín y Nación tenía que ver con proteger aquello que estaba sucediendo en Río Gallegos porque la atacaba. Era Cristina Fernández de Kirchner. Usted es intocable. Usted puede hacer lo que quiera. Usted va por la ciudad como el patrón real de la ciudad. Es el dueño, es el amo. Va en un auto manejando tranquilo, mirando para los costados. Todo lo que se le ocurra. Usted lo puede hacer, pero todo tiene pretexto, todo lo puede inventar como intentaron hacerlo. Y por suerte hubo testigos que funcionaron en contra en el caso del asesinato de Lucas.
Entonces así sea por un momento, es una creación, una creación de la policía política, de Macri, de Vidal y de Larreta, son una policía política en su comportamiento. Fíjese que los cargos que tienen los tres que iban adentro del auto no eran de policías sencillos, de policía simple. Ustedes tienen una especie de trayectoria dentro de la policía, entonces se sienten impunes, dueños de las vidas. Por eso actúan como lo hicieron, por eso mataron a Lucas y por eso atrás de Isasi hay alguien que mueve las piezas y las piezas las mueven aquellos que funcionan dentro de un Estado que burla por completo el Estado de Derecho. Cuando Bonadío lo manda a Isasi a una tarea encubierta, a una tarea mafiosa y cuando la policía de la Ciudad, los que la manejan, se lo permiten. Y cuando los diarios lo cubren, usted se siente un rey, un dueño del mundo y usted toma el auto a las 10 de la mañana en la Ciudad de Buenos Aires y sale manejando campante, fuma, charla y va planeando cosas, lo que se le ocurra. Usted lo puede hacer, incluida la forma en que asesinaron a Lucas.