En su editorial, la periodista Felicitas Bonavitta analizó los desafíos que tiene por delante el Frente de Todos de cara al 2023. Señaló que sería un error que el gobierno "de vuelta rápido" la página de las PASO. Consideró fundamental que se evalúen los resultados electorales para volver a preguntase las direcciones en las que hay que avanzar. Señaló que en la actualidad, más que institucionalizar, la coalición de "chequear posiciones" puertas adentro "cuidando su imagen".
La carrera al 2023
La llamada 'prensa independiente' se ocupa hoy, con indignación selectiva, de Cristina. Pocas veces transmiten indignación y se la reservan, particularmente, para cuando algo tiene que ver con el kirchnerismo. En especial con la vicepresidenta. Sobre el que prefiere correr jueces si no son de los que juegan al tenis y no da respuestas a la justicia, mejor no decir nada.
Mauricio Macri no se quiere bajar de su expectativa de un segundo tiempo. Se lo hizo saber sobre todo a Horacio Rodríguez Larreta. Sobran candidatos dentro de Juntos, pero falta para diciembre. Todos se consideran en carrera y trabajan en función de eso.
En el radicalismo también hay internas, por supuesto. El radicalismo también quiere tener un presidente en 2023 y también tiene un montón de candidatos. Juntos tiene candidatos y candidatas, el radicalismo tiene candidatos.
El rol del oposición
Lo que inauguraron las elecciones legislativas es la carrera al 2023, al menos para la oposición. Que para ellos es una situación mucho más cómoda y beneficiándose teniendo en cuenta la bomba que dejaron lista para explotar.
Estoy hablando de la situación económica más el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional. Eso, que no es poco, y las dificultades del Frente para encontrar soluciones, funcionan casi como un viento de cola para halcones, palomas y otros bichos que andan dando vuelta.
Mirando lo que pasó en Chile, no hay que minimizar las posibilidades de que puedan ser gobierno nuevamente en 2023. Pablo Stefanoni analiza, en su libro sobre si la rebeldía se volvió de derecha, justamente el fenómeno de las derechas envalentonados en el mundo.
Fenómeno que para muchos resulta difícil de comprender. Y lo que ocurre con las izquierdas o con los movimientos más populares. Entre tanto que dice, marca las dificultades que tiene la izquierda para indignarse frente a las situaciones de injusticia.
Capacidad de indignación
La derecha, dice en su libro, le disputa a la izquierda la capacidad de indignarse frente a la realidad y de proponer vías para transformarla. Trasladando esta lectura a lo que pasa a la Argentina, alguno podrá decir 'bueno, pero el Frente de Todos está haciendo un gobierno de izquierda'.
No, claramente no. El frente sí es una coalición que incluye, en todo caso movimientos de izquierda, de centro izquierda incluso, que fue conformada por una lideresa más de centro izquierda, pero no podríamos decir hasta aquí que es un gobierno de izquierda.
Asignaturas pendientes
La redistribución es una asignatura pendiente. Muchos consideran que la pandemia fue una gran oportunidad para meter mano en estos temas, en estas inequidades históricas, y fue una oportunidad prácticamente desperdiciada.
Hay una continuidad también que se observa en el aumento de la concentración de recursos en pocas manos. Y un aumento también de la pobreza que marcan, que por acción o por omisión, por dudas, por temor, por voluntarismo, por lo que sea, hasta aquí revertir esa tendencia desplegada por el gobierno de Mauricio Macri no ha sido posible.
No estoy diciendo que sea lo mismo uno que otro, para nada. Estoy marcando dos o tres puntos que son importantes y que lamentablemente no han tenido grandes transformaciones. Y no todo lo explica la deuda con el Fondo Monetario Internacional.
Preocupación en el Frente de Todos
La preocupación de muchos y muchas en el espectro del Frente es a esta altura indisimulable, porque los problemas que castigan a los sectores populares se acentúan mientras el frente parece que tiene dificultades para contener o para discutir las diferencias puertas adentro.
Hay muchos en la platea que, por supuesto, están entusiasmados con la posibilidad de una ruptura. Y por supuesto que hay varios que alientan la posibilidad de esa ruptura en la platea y algunos no tanto en la platea.
Y aquí me parece que un poco sí aplica la cita del libro que mencionaba la imposibilidad de indignarse del gobierno frente a injusticias cotidianas, frente a los abusos, por ejemplo, de los formadores de precios que empujan los números de la pobreza.
Pero además, la imposibilidad de reaccionar, que es lo que deriva en incertidumbre, en enojos y en desesperanzas. No hacer en muchos casos, no poder hacer, no lograr, es dejar hacer. Y en definitiva, con el tiempo, esto termina definiendo el perfil de este o de cualquier gobierno.
Esa es la sensación que persiste de tanta marcha y contramarcha que finalmente no lograron solucionar temas muy concretos, pero que sí dejaron expuesto al Frente y a las diferencias internas.
Institucionalizar la alianza
Varias voces dentro del Frente señalan la necesidad de institucionalizar la coalición. Independientemente de esta formalización o de esta institucionalización, es claro que hay tironeos dentro del frente, hay crisis y las dificultades sobre cómo se arriba a las consignas que fueron bandera en el año 2019, fundamentalmente me parece que es lo que subyace.
Quizás más que institucionalizar, es hora de chequear posiciones. ¿Los objetivos siguen siendo los mismos que en 2019? Si escuchamos no hay muchas diferencias en el destino. Pero si hay muchas diferencias sobre cómo se logran esos objetivos y en qué tiempo se logran.
Las diferencias entre los actores del Frente, también se plantean en las voces que se eligen escuchar. ¿Hay que gobernar escuchando el círculo rojo, hay que gobernar escuchando la calle, hay que gobernar escuchando las organizaciones?
¿Se puede gobernar escuchando a todos y tomando decisiones en función a lo que está pasando? A dos años de gobierno parece todavía no haber una idea clara con respecto a eso.
Debates puertas adentro
Los desencuentros esta semana por el espectacular precio de la carne en Argentina fueron públicos y notorios. Y la sensación es que eso, insisto, genera más incertidumbre.
¿Es necesario institucionalizar el frente para que estas diferencias, estas decisiones, se discutan puertas adentro o sería sano que desde el vamos esto se hiciera efectivamente así?
Dos cuestiones. Por un lado, cuidar la imagen del gobierno del Frente no parece a esta altura un detalle menor. Después de tantas crisis acumuladas y fundamentalmente con una posición que está muy exacerbada por mostrar que este es un gobierno sin rumbo y sin futuro.
Y la segunda, entender lo que espera gran parte del electorado del frente, lo que están esperando son cuestiones mucho más básicas. Por ejemplo, resolver la cuestión del precio de los alimentos, resolver la inflación.
No celebrar antes de tiempo
La semana pasada decíamos 'ojo con festejar el repunte y dar vuelta rápido la página en las elecciones', porque se corre el riesgo de que se pierda el mensaje de lo que manifestaron los votos en las urnas. Y sobre todo, de lo que manifestaron las ausencias.
Es necesario analizar lo que ocurrió y es necesario actuar en consecuencia. No es cuestión de estar martirizando públicamente todo el tiempo. Pero hay que dar señales de que se entendió lo que efectivamente se manifestó en las elecciones.
Los precios
A esta altura no es posible que alguien no se dé cuenta de que el problema número uno es el hambre. Es el precio de los alimentos, los abusos en las góndolas, el costo de vida.
Y si hay en duda mucho de esto, solamente basta con hacer algunas cuentas, ir al supermercado pensando que hay que resistir todo un mes con un salario mínimo o con dos AUH para entender lo que le está pasando a la mayoría de los argentinos y de las argentinas.
La magnitud de este problema no admite titubeos y mucho menos internas o guerras de ego. Porque del otro lado no hay titubeos, no hay dudas, no hay grieta cuando de avanzar se trata, ni en los sectores de la economía ni en la oposición, que cuando tienen que en columnas se demostró que puede hacerlo.
Hambre y deuda
En otras palabras, si los integrantes del Frente no saldan las diferencias puertas adentro están regalando la oportunidad de revertir esta avanzada sobre los derechos de las mayorías. Porque en definitiva, de eso estamos hablando.
Cuando digo que no admite titubeos, lo digo además, pensando en lo que se viene, que está muy lejos de ser algo fácil de resolver. Lo digo pensando en que ésta de hoy no puede ser la impronta ante una negociación y un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que es algo que está en puertas.
Ésta no puede ser la impronta cuando tengamos al propio FMI chequeando nuestra economía. Cuando se decida quiénes serán los que más pongan para pagar esa enorme deuda que nos dejó Mauricio Macri en campaña.
O quienes van a bancar, quienes van a ser las víctimas de esa famosa reducción del déficit. Porque después de todo, después de la pandemia, el fondo sigue siendo el mismo de siempre. Y de eso todas y todos sabemos bastante.