El propietario del campo lindero al Área Natural Protegida de Punta Tombo en Chubut denunció este lunes que cerca de su terreno, y en el sector que corresponde a la reserva de fauna autóctona -hogar de miles de pingüinos magallánicos- se había abierto una calle y electrificado un acceso a la playa.
Cuando las autoridades llegaron al lugar, se encontraron con un desolador panorama: las máquinas que abrieron el terreno aplastaron más de cien nidos de pingüinos y mataron a las especies hembras que los custodiaban.
“Esto es un hecho aberrante y el que lo hizo produjo un daño irreparable”, dijo el ministro de Turismo y Áreas Protegidas de Chubut, Enrique García, quien lamentó el hecho y detalló lo que pudieron observar en el lugar con el biólogo especializado en pingüinos magallánicos, Pablo Borboroglu.
“Una persona, que ya está identificada, abrió una calle, cercó una parte del terreno. Para esto aplastó los nidos de los pingüinos y mató a las madres que estaban dentro de ellos”, relató el funcionario.
Agregó que “se cree que el autor buscaba facilitar su acceso a la playa”. Y que radicó la denuncia penal por los destrozos de nidos, en lo que considera una "tragedia ambiental y un daño irreparable". “Nos enteramos de esto por el propietario del campo, que avisó y permitió el ingreso de un investigador especializado en Fauna autóctona, Pablo Borboroglu, para que nos haga un informe in situ”, dijo el ministro.
“Esta un área de alta densidad, que ahora está cortada en el medio por un camino y a la que le colocaron un alambrado con energía para impedir el paso hacia la zona del mar. Por esto hicimos la denuncia penal, y dejamos ahora que intervenga la Justicia para que el responsable pague por el mal que causó”, puntualizó el funcionario.
“Con la disposición del alambrado, según pudimos observar, fragmentó la importante colonia de pingüinos en plena temporada de reproducción, lo que provocó la muerte de más 500 animales, porque destrozó 146 nidos con dos huevos por cada pareja, además de impedir que puedan cruzar para alimentarse, y provocar en algunos pichones su muerte por inanición”, finalizó el ministro de Turismo.
El informe interno
El informe realizado por el biólogo y presidente de la Global Penguin Society, Pablo Borboroglu, detalla que el alambrado puesto en el sector estaba electrificado y con hilos hasta el suelo, lo que produjo que los pingüinos no pudieran pasar a concretar su ciclo alimenticio del lado marítimo.
En este sentido, Borboroglu explicó que “la especie cuando tiene sus dos crías, uno va a buscar alimento, el otro se queda a cuidar la cría, es un tránsito permanente que estaba impedido”.
Realizó un informe respecto de los daños y consecuencias provocadas, mientras se espera el proceso judicial correspondiente.
Detalles del acta
1- Se ha abierto una amplia traza, de aproximadamente unos 700 metros de longitud por unos 3 metros de ancho, desmontando toda la vegetación nativa de dicha franja, expandiendo parte del desmonte a un sector adicional, presumiblemente con la intención de generar un tajamar.
2- La traza atraviesa un área de nidificación de pingüinos de Magallanes, incluyendo zonas de alta densidad de nidos. Se constató la destrucción de un número mínimo estimado preliminarmente de 146 nidos, tanto por aplastamiento y posterior compactación del terreno, como por el depósito de material extraído con la pala sobre nidos linderos al camino. Este cálculo se obtiene de la extrapolación de la densidad de nidificación medida en terreno sobre las superficies impactadas. Se estima un total de 292 pichones muertos y/o huevos destruidos, sin poder estimar aún el número de adultos que pudieran haber resultado aplastados por las máquinas dentro de sus nidos. Cabe destacar que, ante el disturbio, los pingüinos se mantienen en sus cuevas si estas son profundas, y sobre todo cuando se encuentran incubando huevos o empollando pichones.
3- Sobre el trayecto de la franja afectada se constató la instalación un nuevo alambrado de 6 hilos, que además anexa un boyero electrificador, conectado a una batería con alimentación solar, el cual impide el libre tránsito de fauna nativa. La traza de camino alambrado se extiende, estimativamente, 700 metros tierra adentro en forma perpendicular hasta la costa, en donde continúa en forma paralela al mar por unos 60 metros aproximadamente. El boyero electrificador se extiende a lo largo de todo el alambrado y en diferentes sectores está a la altura de los pingüinos. En algunos sectores, la presencia de pequeños cañadones deja el alambrado a una altura que impediría el paso de estas aves, pero se observa que se ató la parte baja del alambrado a rocas, lo cual impide el tránsito de los pingüinos. Se pudo observar el desconcierto de los adultos que regresaban del mar pretendiendo retornar a sus nidos al ver a sus crías obstaculizadas para poder ingresar.
4- Se observa la presencia de ganado vacuno sobre el área de nidificación, lo que agrava el impacto sobre la pingüinera.