La noticia quedó perdida entre precios que hambrean, contagios que inquietan y polítiques que avergüenzan. La "novedad" resulta otro claro indicio de nuestra decadencia como personas y sociedad. Y es, además, un síntoma que da cuenta de una enfermedad muchísimo más grave que se está contagiando en nuestro tejido social, ya enfermo.
Dijo Página 12: “Repudios y reclamos de justicia por los hechos ocurridos en Bahía Blanca. Ataques y amenazas de un grupo ultranacionalista católico contra la comunidad mapuche”.
¿Te suena? ¿Te hace acordar a los sicarios de El Bolsón? Por ahí va la cosa. "'Muerte a los mapuches. Fuera de Bahía Blanca. Fuera de Argentina. Vos y tu comunidad están sentenciados a muerte'. Estas leyendas figuran en un panfleto que fue repartido por el autodenominado “Comando de Restauración Nacional Zona Sur Coronel Mohamend Alí Seineldin” en el barrio San Cayetano de la ciudad de Bahía Blanca. En él amenazaron de muerte a Olga Curipán, referente mapuche de la Ruka Kimun.
En el mismo comunicado, el grupo católico y ultranacionalista se adjudicó el grave atentado de “bomba incendiaria” que Curipán sufrió en su domicilio el 14 de noviembre. En esa oportunidad, la explosión de una molotov rompió e incendió el portón de su casa, hecho que fue denunciado ante la policía y la Justicia.
En su proclama, el grupo extremista de derecha amenaza con realizar otros atentados contra 'los enemigos de la patria' y exige que los mapuches 'se retiren de nuestra ciudad por las buenas'. A la vez pretenden la libertad de los genocidas 'que fueron enjuiciados injustamente y a todos los detenidos en las causas de la Triple A'”.
¿Te sorprende? A mí cada vez menos. El odio nos ganó. Los medios más o menos bien intencionados no sabemos ni cómo plantarnos ya frente a tanta maldad, apuntalada en las urnas. Y es que ellos, los dueños del dolor ajeno, siguen ganando adeptos cada día. Y el gobierno que nos representa se manifiesta tan incapaz de contener el precio de un bife de cuadrada, como de encauzar toda esta violencia estimulada por los dueños del futuro.
Lo digo sin vueltas: los nazis de Bahía Blanca, o los de El Bolsón, tienen ya muy en claro que a nadie con poder le importa o importó la suerte de los "Indios". ¿O acaso vimos a algún poderoso con voluntad de reparar el genocidio indígena en todos estos años? Una ley territorial que es letra muerta confirma la hipótesis. Ni a Alberto, ni a Cristina, ni al mejor intencionado que se haya visto pasar cerca de la Rosada.
El espejo está bien limpito y nos refleja. El mismo país que hoy deja que pierda estado parlamentario la Ley de Humedales. El mismo país que deja que se nos envenenen tierra y cuerpos por unos putos dólares de exportación. El mismo país que sigue saliendo a cazar indios. El mismo país donde la desigualdad se sigue profundizando.
Bahía Blanca, tierra filo-milica por definición, no es más que un síntoma de nuestra degradación colectiva. Sólo que en este caso sacan pus del más fiero y advierten: "Ni feministas, ni machistas, ni LGBT, ni mapuches subversivos, ni aborteras ni delincuentes. Familia como dios manda”, agregan en el comunicado, en el que además cargan contra “los ineptos de la política, el periodismo y el sindicalismo”, que "son los responsables de la catástrofe moral de nuestra nación”, que la han “desmoralizado, deshonrado, empobrecido y humillado”, y amenazan con que “para cada uno de ellos hay un grupo de tareas asignado”.
¿Te gusta?. Nuestro país, la sociedad de la que somos parte. La que mata pibes a mansalva y luego aplaude. Si de algo sirve, no desentonamos nada con el resto del planeta.
Que a nadie sorprenda lo que se viene. Que a nadie sorprenda lo que ya se ha perdido. Aún así, siempre y cada día, hay que intentar sembrar algo de luz entre tanta decadencia.