“Éxitos”, “suerte”, “mucha merd”. Diversas son las palabras que se utilizan para desear buenos augurios, pero hay tres en particular que los músicos y artistas utilizan a modo de cábala: "Pugliese, Pugliese, Pugliese", en honor al Maestro Osvaldo Pugliese.
La historia cuenta que durante un recital de Charly García, se sucedieron una serie de problemas técnicos que retrasaron el comienzo del show. El sonido no funcionaba bien, hasta que alguien del equipo intentó hacer una prueba con un disco del Maestro Pugliese. Y todo mejoró: Charly pudo dar su concierto, y el mito de la buena suerte nació.
Sin embargo, para repetir tres veces el apellido del Maestro no basta, y muchos y muchas optan, también por tener en sus camarines una estampita con una imagen suya para invocar la buena suerte. Hasta existe una plegaria.
"Protégenos de todo aquel que no escucha. Ampáranos de la mufa de los que insisten con la patita de pollo nacional. Ayúdanos a entrar en la armonía e ilumínanos para que no sea la desgracia la única acción cooperativa. Llévanos con tu misterio hacia una pasión que no parta los huesos y no nos deje en silencio mirando un bandoneón sobre una silla", reza la oración.
El regreso de la luz ante un corte, encontrar instrumentos perdidos o solucionar problemas sonido son algunos de los “milagros” que se le atribuyen a Pugliese al ser invocado.
El Maestro
Osvaldo Pugliese nació el 2 de diciembre de 1905 en el barrio porteño de Villa Crespo. Fue hijo de una familia de músicos, lo que le valió que su padre le regalase un violín y lo inscribiese en el Conservatorio Odeón.
Sin embargo, en esa casa de estudios descubriría el instrumento que lo apasionaría toda su vida: el piano, que estudiaría con figuras como Vicente Scaramuzza y Pedro Rubione.
A lo largo de su carrera, integró distintos agrupaciones musicales hasta que, en la década del ‘30, formó su propia orquesta junto con el violinista Elvino Vardaro. Su primera presentación en el Café Nacional fue el puntapié inicial para ganar una amplia repercusión.
Pugliese se afilió, en 1936 al Partido Comunista Argentino, lo que provocó que fuera perseguido durante el gobierno de Juan Domingo Perón y que fuera detenido en 1957 durante la autodenominada Revolución Libertadora.
Después de una breve enfermedad, Pugliese falleció el 25 de julio de 1995 a los 89 años en la ciudad de Buenos Aires.