Mientras las provincias y cámaras de turismo reconocen los beneficios del programa PreViaje para promover la demanda de los sectores hoteleros, gastronómicos y del turismo en general, también se advierte por la suba de precios que el reintegro del 50 por ciento en el gasto de los pasajeros puede ocasionar.
Es que el programa, al incentivar el turismo interno, trajo como consecuencia que se disparen los precios, ya que la oferta es limitada. Además, el reintegro en lo abonado les permite a aerolíneas, alojamientos y demás servicios cobrar más porque, en definitiva, el consumidor se va a animar a pagarlo, sabiendo que va a tener vacaciones bonificadas a la mitad.
De hecho, el mismo Ministerio de Turismo y Deporte ha recibido denuncias por irregularidades en este sentido, con la consecuente sanción para los prestadores que incurren en las mismas.
Por otro lado, las restricciones para viajar al exterior impactan, asimismo, en el mercado turístico interno al presionar la demanda. Además de hoteles y otros alojamientos, la demanda de alquiler de casas en, por ejemplo, la costa bonaerense, también se ve potenciada.
En concreto, la política de subsidio indiscriminado – ya que el PreViaje incluye tanto a sectores de alto poder adquisitivo como aquellos de ingresos más bajos– sumado a las trabas para viajar al exterior, provoca una “inflación turística” interna.
Además, mediante el programa, el que paga la diferencia es el Estado a través de la emisión de miles de millones de pesos para sostenelo. Esto propicia la inflación, que afecta a los sectores de menores recursos que no pueden pensar en vacaciones cuando sus necesidades básicas están insatisfechas.