Los trabajadores del Centro de Integración Milagro Sala encontraron ayer por la tarde un mensaje intimidatorio en la placa de entrada que lleva la cara de la dirigente de la Tupac Amaru dibujada sobre los colores de la Wiphala: un cartel de la inscripción Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), acompañado de la imagen de un Ford Falcón, el vehículo insignia de los escuadrones que actuaron durante la última dictadura cívico militar. Los directivos del Colegio Isauro Arancibia, al que pertenece el CIS, denunciaron la situación y la inscribieron en un “contexto de retroceso en materia de derechos humanos”.
“Es algo espantoso lo que pasó pero se entiende porque va en línea con otras cosas que están ocurriendo actualmente”, expresó a Página/12 Susana Reyes, fundadora del establecimiento y directora del Isauro Arancibia, al referirse a la persecución de jóvenes, el cuestionamiento de la cifra de desaparecidos y a la sentencia de la Corte a favor del beneficio del 2x1 para los represores.
“Estamos proclives a que resurja lo peor de lo peor, mientras instalan la teoría de los dos demonios y persiguen a los luchadores sociales”, opinó la docente, en línea con el repudio generalizado de los trabajadores de la institución, quienes alertaron que la situación los remonta “a esos años tan nefastos que nos tocaron vivir”.
El centro funciona desde el año pasado, fue reinaugurado hace dos meses y se ubica al lado del ex centro de detención “Club Atlético”. Allí se trabaja con las consignas de Memoria, Verdad y Justicia permanentemente. “Muchos de los pibes viven enfrente, conocen el lugar y saben lo que pasó”, expresó la directora, quien contó que ellos mismos organizaron para este fin de semana una obra para visibilizar la amenaza.
La mayoría de los 18 chicos que concurren al Centro son de este colegio y además están en situación de calle. Fueron ellos quienes renombraron al establecimiento porque se sintieron identificados con la historia de Milagro. “Armamos este centro de integración social donde ellos pueden pensar su proyecto de vida y tienen talleres con profesionales donde aprenden oficios”, explicó Reyes.
Desde Ademys se solidarizaron con los trabajadores del Centro y alertaron que hay una “congruencia entre el soporte ideológico-político del gobierno actual” con los que llevan adelante estos ataques. “Es extremadamente peligroso y demuestra un nuevo nivel de impunidad a partir del propio discurso de los funcionarios”, opinó a este diario Jorge Adaro, quien además denunció que el Ministerio de Educación todavía no salió a repudiar lo que consideró un “atentado fascista”.
“Tendrían que haber reaccionado de forma inmediata, porque esto no hace más que confirmar su posicionamiento”, expresó el secretario general del gremio, y pidió que al menos un ministerio se exprese sobre lo sucedido.