En su columna, Fernando Borroni criticó la doble vara de los medios de comunicación.
Quiero hablarles de la doble moral que tenemos como sociedad. En nuestro país hay una porción de la sociedad que construye sus valores a partir de lo que algunos medios determinan como correcto o incorrecto, o como aceptable y condenable.
Ayer en todos los medios se habló de la jueza de Chubut porque fue a visitar a un condenado a cadena perpetua. De esta noticia se habló horas y horas a través de todos los medios. En la televisión, en los portales y los diarios se hablaba de un escandalo. Por supuesto que empezaron a indagar sobre su vida, apareció la cuestión ética y moral y se empezó a cuestionar si la jueza debería haber ido o no. "Qué vergüenza la justicia que tenemos. Qué horror", decían algunos comunicadores y detrás de ellos van una gran porción de la sociedad.
Me pregunto por qué estos medios nunca hicieron tapa a Hornos y a Borinsky que jugaban al pádel con Mauricio Macri, para tener reuniones con él y llevar adelante operaciones políticas el gobierno de Cambiemos. Quiero preguntarme cuándo esos medios se rasgan las vestiduras por la doctrina Irurzun, que te metía preso por las dudas.
Esos son los jueces que nos cambian la vida. Esos son los jueces que a partir de lo que hacen o lo que dejan de hacer, hieren de muerte a la democracia. Esos son los jueces que precisamente sostienen un modelo desigual. Llamativamente nunca son noticia.
La noticia para algunos medios de comunicación es un instrumento para idiotizar a la sociedad y para desviar la atención de lo importante. ¿Se acuerdan de la maestra que discutía política con un alumno? ¿Se acuerdan del lío que se armó? Por más de una semana aparecieron analistas, pedagogos, psicólogos, sociólogos, políticos, periodistas en los medios, todos analizando, criticando a la docente.
Circo, doble moral. Ahora, los horrorizados con aquella maestras no se detienen a ver como los gobiernos de Larreta y el de Macri recortaron el presupuesto educativo sistemáticamente. Eso si atentaba contra la educación publica. Ahora quieren mandar a los chicos de quinto año a trabajar y no aparece el slogan "con los chicos no".
Qué moralidad de etiqueta que tenemos. Que falso pudor insoportable. Que idiotización de la que somos víctimas a diario.
¿Se acuerdan de Juan Ameri, el diputado que en una sesión por zoom apareció con su compañera sentada sobre sus piernas, ella semidesnuda y estaban a los besos? Qué escándalo se armó. Le hicieron renunciar al diputado. Claro, lo que hizo no estaba correcto. Pero en medio de tantos títulos de horror y desprecio hoy Javier Milei es diputado y una defensora de la dictadura es diputada. Hoy está Vidal como diputada que llevó adelante una mesa de espías a la que deseaban que sea una Gestapo. Hoy Lombardi es diputado, que fue parte de una alianza que se fue asesinando a 39 argentino.
La lista es larga. Los rateritos menores de edad son tapas de los diarios mientras que los saqueadores del país son candidatos que vuelven una y otra vez. ¿Qué es todo esto? Vaciarnos de contenido, construir un falso pudor insoportable. Corrernos de los ejes de discusión. Distraernos así gritamos "Todos somos Nisman", "Todos somos Vicentin" o "todos somos aquello que el poder dominante determina que debemos ser".
Ojalá alguna vez seamos aquello que escribimos la historia, no los que que repetimos la historia que otros construyen.