En su columna de La Mañana, Fernando Borroni cuestionó con dureza al tenista serbio Novak Djokovic, en medio de la polémica por el privilegio que tuvo para ingresar a Australia a disputar al Grand Slam de ese país a pesar de no estar vacunado.
La columna de Fernando Borroni
Un tenista, Novak Djokovic, por una decisión individual apoyada por el ser el número 1 del mundo, recostada sobre el reconocimiento de un Abierto de Tenis, un Grand Slam, que perdería peso sin él.
Una decisión argumentada sobre un conjunto de escoltas que con él se vinculan de una manera y se ven de otra.
La decisión denuncia e interpela a todo el mundo para que le veamos el rostro a una parte del poder, no al de un hombre, sino de quienes lo rodean.
A partir de la decisión de un hombre cuya virtud es pegarle bien a la pelotita, vemos un mundo deshumanizado, donde el sálvese quien pueda está más a la vista que nunca.
En ese mundo, un deportista famoso dice que la libertad es hacer lo que se te cante, y si tenés dinero, es precisamente ese: todo lo que se te canta.
Djokovic es la síntesis de un modelo culturalmente pobre, que nos grita "tanto pides, tanto vales".
Entonces el mundo se detiene a mirar y discutir una decisión que no es menor, porque quien la lleva adelante transmite un mensaje, porque cuando a partir de un deporte la vida te dio la posibilidad de ser mirado por gran parte del mundo, te tenés que hacer cargo de mensaje que transmitís.
El mensaje es que el negocio y el mercado están por encima de la vida, del cuidado del otro. Que nada detenga el show.
Hubo otra tenista, rusa, Natalia Vikhlyantseva, que no pudo entrar a Australia, no le dieron la excepción por estar vacunada con Sputnik. Con Sputnik no, sin vacuna sí. Para el orden cultural neoliberal, Rusia es el mal.
Entre otras cosas, es porque esta tenista no es Novak. Primero, la batalla económica, luego la batalla geopolítica y luego que suceda lo que suceda. "Hago lo que quiero porque soy parte de ese poder económico, porque mi libertad es mía y está por encima de la tuya, y como no tenés, no podés ser libre".
El mensaje es ese. La libertad neoliberal recostada sobre el tener.
“Yo no me vacuno, y qué te pasa a vos con eso, es un problema tuyo". “Vos hacete cargo de tu libertad, yo me hago cargo de la mía, y en todo caso que las libertades entren en tensión", es el discurso.
Esto es lo que pasó con Djokovic, la pandemia nos desnudó, el malo se desnudó en su maldad. La bondad tambén se hizo presente, y la lucha sigue siendo otra, y es eterna.
Qué lástima que la vida te da la posibilidad de cumplir con tus sueños no aproveches para cumplirle el sueño a otros.
Al fin y al cabo, este jugador de tenis nos ayudó a desnudar la miserabilidad del modelo cultural en el que vivimos.