De Diego Maradona quedan goles, torneos, anécdotas, emociones y muchas, muchas frase icónicas. "La pelota no se mancha", "me cortaron las piernas", "te lo juro por Dalma y Giannina" y, por supuesto, "se le escapó la tortuga", entre otras tantísimas.
Y quién mejor que Guillermo Coppola - amigo y exrepresentante de Pelusa durante casi 20 años - para explicar cómo surgió y qué significa una frase que él mismo vio nacer, y que tuvo origen en el propio garage de su casa.
Lo cierto es que Coppola vive pegado a la residencia del embajador de los Estados Unidos. Una noche, después de salir juntos, y cuando volvían para descansar, se encontraron con un gran tumulto de gente de seguridad. Era febrero de 1993.
"Llegábamos heridos, Diego herido y yo casi muerto", ironizó Coppola en alguna oportunidad recordando aquel día. Inmediatamente le preguntaron al encargado que estaba pasando, por qué había tanta gente.
"Es una locura, perdieron la tortuga", comentó Coppola que le respondió el encargado. Tras repreguntarle de qué estaba hablando, le dijo: "La tortuga del hijo de Cheek", que era el embajador.
Con la insólita escena en la vereda, Coppola y Maradona se fueron a dormir. Hasta que dos días más tarde el Diez lo llama al su amigo y le pide que lo acompañe hasta el estacionamiento.
Ahí, Maradona pregunta: "¿Qué es aquello que está allá?". Y sí, lo que estaba en el piso, a un costado del garage era, ni más ni menos, que la tan buscada tortuga.
Años más tarde Coppola recordó el relato de Diego, que le dijo: "Me bajé de la camioneta, pisé algo que no era firme, lo levanté con la derecha y le pegué un zurdazo". "¡Era la tortuguita de Cheek!", dijo Coopola.
La historia, por supuesta, tuvo un final feliz para el hijo del embajador. "La metimos en una caja, le pusimos lechuga y al otro día se la devolvimos", dijo Guillermo. Y reconoció: "Quedó un poco renga".