El Indio Solari cumple 73 años este lunes 17 de enero. Icónico fundador de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, siempre envuelto en una neblina de mística, es un músico silencioso, alejado de los medios convencionales desde hace años, aunque cada vez que se expresa, dice lo justo y necesario. Un personaje envuelto en los versos oscuros de su pluma, como pocos en el rock argentino esconde algunos datos desconocidos.
Sin embargo, de las pocas entrevistas que dio el actual líder de de los Fundamentalistas del Aire Acondicionado quedan retazos de su personalidad. Frases codiciadas por los fanáticos. Gustos, anécdotas y el anuncio de una enfermedad que le "pisa los talones".
Tres curiosidades del Indio Solari
El Indio tiene un cierto apego por la cuidad de Nueva York, en los Estados Unidos. No tanto por el Time Square, el Central Park o los bares de jazz que hacen de banda sonora de una ciudad cosmopolita, sino porque allí, aseguró el músico, puede caminar tranquilo. Allí tiene un piso y vivó durante un tiempo.
"Yo extraño Nueva York en vez de extrañar Buenos Aires, porque donde puedo ir a hacer vida urbana con mi mujer y mi hijo es ahí, si no me vuelven loco", aseguró el músico en un entrevista.
En la actualidad, el Indio vive en el Parque Leloir, en el barrio Ituzaingó, en la Provincia de Buenos Aires. Allí tiene montado una gran barrera de seguridad que está coronado por ovejeros alemanes. "Yo quiero un boludo que me dé pelota, que lo llame y venga, que laburen de perro, que ladren si hay alguien", sostuvo Carlos Alberto Solari.
Años atrás, el escritor, poeta y periodista Enrique Symns, quien supo ser uno de los más allegados al Indio Solari en la época de Los Redondos y luego se peleó a muerte con el cantante, afirmó que era un "fóbico", como el escritor Salinger, autor de El Guardian entre el centeno.
En una ocasión, Symns contó que un mediodía mientras comían una milanesa en un bar se acercaron algunos fanáticos a saludarlo y el Indio se largó a llorar. "Me lo recuerdan siempre, se puso a llorar porque había gente mirándolo por la ventana. No soporta a los seres humanos", afirmó años atrás Symns.
Otro dato llamativo y poco conocido de su vida es su gran amor literario: Antonin Artaud. "Su obra en esos tiempos es única porque rechaza su inclusión en cualquier género que la lógica de la sociedad apuntala", selañó sobre el poeta francés.
La afirmación la hizo durante la muestra Indio en la Biblioteca: El tesoro de los inocentes. "Un hijo dilecto de Prometeo, un revolucionario no se somete a semejante oprobio. Su obra transgrede en acto y no solamente en teoría”, escribió.
Un tercer dato curioso de la vida del Indio Solari lo revela en su libro Recuerdos que mienten un poco: Memorias. En conversaciones con Marcelo Figueras (Ed. Sudamericana). Es que el reconocido músico nunca terminó la escuela secundaria.
De hecho, Solari fue expulsado del Colegio Industrial Albert Thomas que derivó en que la etapa final de su formación secundaria fuera en el Normal 3 de La Plata. "Me falta matemáticas. Empecé a hacer el curso de ingreso a Bellas Artes. Pero me mandé una cagada y me rajaron", comentó al respecto.
Es que, en realidad, no fue literalmente una "cagada", como dice el Indio, pero sí algo muy parecido. "Hubo una profesora que no me dejó ir al baño. Y yo, que me estaba meando en serio, me puse a hacerlo ahí", reveló el artista.
"De puro encabronado, porque podría haberme ido igual sin permiso, subí un par de escalones en la grada y empecé a mear contra una tabla. Rodaba para abajo como una cascada, el meo. Y bueh... Sí, era insufrible", añadió.
"Mr. Parkinson me está pisando los talones"
Otro tema que tiene como protagonista al Indio y que también está envuelto en neblina es su salud. Poco y nada se sabe de su estado actual. De hecho, de los últimos recitales de los Fundamentalistas participó de manera virtual a través de videos.
La noticia la dio a conocer el propio cantante ante miles de personas en la previa a un recital en Tandil. Allí, el exlíder de los Redonditos salió al escenario minutos antes del show y dijo: "Se dice por ahí que tengo una enfermedad. Si, es verdad, Mister Parkinson me está pisando los talones. Pero bueno. Así es la vida".
Además, en otra oportunidad, profundizó: "No es cáncer ni SIDA. Mi salud no está en mi mejor versión. El melón ya no me da. Tengo una enfermedad malvada que anda jodiendo en el cerebro que hay que tener en cuenta porque te va invalidando".
En diálogo con Mario Pergolini, añadió: "Hay días que me quiero matar y hay días que ni se nota. Hay dolor, hay malhumor. Es la vida. Y esto es una cagada: he visto sufrir a la gente de una manera inmerecida. No tengo miedo. La curiosidad es más grande que el miedo".