El obispo de la Diócesis Nivariense de La Laguna, en Tenerife, Bernardo Álvarez, fue protagonista este miércoles de un nuevo ataque de la Iglesia al colectivo LGTBI+. Lo hizo tras asegurar que la homosexualidad "es un pecado mortal" y compararlo con el alcoholismo.
Lo cierto es que no es la primera vez el religioso tiene afirmaciones fuera de lugar. En 2007 afirmó que algunos menores incitaban a los abusos sexuales "e incluso los deseaban". Además, recuerda el diario español Público consiguió recibir la primera dosis de la vacuna anticovid mintiéndole a las autoridades sanitarias.
Esta vez, durante una entrevista al programa Buenas Tardes Canarias, Álvarez dijo: "Depende de la persona y las circunstancias, para que una cosa sea pecado mortal, hace falta que la persona sea consciente de que es pecado, que lo haga libremente y no esté condicionada por nada".
Después, agregó que sucede lo mismo con las personas que beben. "Cuando hacen cualquier disparate" se justifican diciendo que han bebido, dijo el religioso español.
"Las personas son siempre dignas de todo respeto. Las personas, sus comportamientos son discutibles", dijo Álveres. Luego, agregó que el catecismo de la Iglesia tiene unos "principios con cuestiones morales".
"A veces se dice que todas las ideas son respetables. No, todas las ideas son discutibles, lo respetable es la persona", sentenció. "Lo que no puede ser es que porque usted piense a, b o c, atacarle o ponerle a parir, eso no es admisible", remarcó.
El repudio a los dichos del obispo
El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, calificó este miércoles de "inaceptables" las declaraciones del obispo Álvares. En contraposición, dijo que la homosexualidad y la heterosexualidad "son semejantes en respeto, ninguna está por encima ni por debajo de la otra".
Torres consideró que se ha "caminado mucho" y "ha costado mucho conseguir derechos de igualdad para que se diga ahora que es una enfermedad o un pecado mortal". Por ese motivo, aseguró que le pidió a Álvarez una rectificación: "Le hace poco favor a la Iglesia esas declaraciones".
Además, la asociación LGTBI Diversas le exigió a las autoridades eclesiásticas católicas el cese "inmediato" del obispo de Tenerife, al que acusa de "reincidencia" homófoba, que "no es un pecado sino una muestra de odio" que vulnera los derechos humanos.