En su debut en el trabajo parlamentario de Diputados, el proyecto de “ley de libertad religiosa” del Poder Ejecutivo encontró escollos que obligaron a desacelerar el paso veloz que llevaba el trámite desde que ingresó a la Cámara, el 12 de junio, hasta ayer, en que por primera vez fue tratado por los integrantes de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto. La reunión de ayer era la primera, y se había establecido que sería informativa, para que el secretario de Culto, Santiago de Estrada, diera cuenta de la iniciativa. Pero las críticas de legisladoras y legisladores al articulado y a la rauda tramitación del proyecto –algo de lo que dio cuenta este diario y que fue mencionado en la reunión–, y la presentación de inquietudes y consultas, además de sugerencias acerca de qué Comisiones deberían intervenir en el proceso, modificaron el panorama. El vicepresidente de la Comisión, Guillermo Carmona, advirtió que “el Poder Ejecutivo ha abierto la caja de Pandora, porque incorporó en el proyecto temas que no contempla la ley de cultos, como la cuestión de la libertad religiosa, que tiene naturaleza constitucional”. Al final del encuentro la presidenta de la Comisión, Cornelia Schmidt Liermann, anunció que la segunda reunión no sería hoy sino en fecha a designar y que a pedido de los diputados se aceptarán más expositores, de modo que no solamente hablarán ministros de culto e integrantes del Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (Calir), promotores de la iniciativa. Además, quedó establecido que dentro de la Comisión se creará una subcomisión especialmente abocada a tratar el proyecto.
La Comisión no contó con todos sus integrantes, pero sí llegó a reunir a alrededor de treinta diputados cuando promediaba. Las críticas más contundentes al proyecto fueron sostenidas por los diputados Alicia Soraire –quien el año pasado había presentado un proyecto para modificar la legislación de registro de cultos–, Guillermo Carmona (ambos del FpV), Araceli Ferreyra (PpV) Soledad Sosa (Frente de Izquierda y de los Trabajadores, quien no forma parte de la Comisión que había convocado pero se presentó en nombre de su bloque) y Juan Carlos Giordano (Izquierda Socialista-Frente de Izquierda, en idéntica situación a Sosa). En tanto, Elisa Carrió (CC) pidió que el proyecto tenga giro también a la Comisión de Asuntos Constitucionales –algo en lo que coincidió Karina Banfi (UCR)– y felicitó al secretario Estrada porque el proyecto “es lo mejor que la Comisión puede darle a la Argentina” para que “estemos cada vez más cerca de la igualdad y total libertad de cultos, que es objeto central de una futura reforma de la Constitución”. Por su parte, Marco Lavagna (Unidos por una nueva Argentina) y Diego Bossio (PJ) pidieron algunas precisiones sobre el contexto legal actual, mientras que Horacio Alonso (Unidos por una nueva Argentina) pidió que participaran de la redacción del proyecto quienes “tienen ya una manifestación confesional, porque si vamos a introducir al debate elementos que no tienen nada que ver con los cultos e intervienen quienes tienen objeciones a las religiones, las posibilidades de tratar una ley de culto se limitan”. Otros diputados, como Eduardo Amadeo, Waldo Wolff o Guillermo Snopek, no tuvieron intervenciones.
“Con el nuevo gobierno decidimos llamar a todos los cultos e iniciar un proceso para modificación (de la ley actual), un proceso que no tiene carácter político, no se trata de un sector político contra otro. Cada fuerza política tiene gente en todos los cultos y viceversa. Llamamos, entonces, a todos los expertos en el tema y cultos. A todos los más importantes, diría. Empezamos un proceso que nos llevó meses, se discutió, conversó, los cultos plantearon cada uno sus inquietudes; algunas se aceptaron, otras no, pero en general se fue logrando consenso. Este es un proyecto de consenso, tenemos la conformidad escrita de todos los cultos principales: la iglesia católica, las tres federaciones evangélicas que trabajaron en conjunto, la DAIA, el Centro Islámico, las iglesias ortodoxas cristianas y otras menores también”, dijo el secretario Estrada al presentar el proyecto, que señaló como necesario, en parte, por cambios introducidos por el Código Civil y Comercial. El funcionario también aseguró que el objetivo principal de la ley es “aceptar la libertad religiosa, garantizarla, darle más fuerza. Surge de la Constitución Nacional, de los tratados internacionales, pero esto otorga más vigor a ese derecho humano que es central, que si tomamos las palabras del papa Francisco es el más importante de los derechos humanos”. Durante su exposición, De Estrada dijo que era consciente de que el artículo sobre objeción de conciencia (que reconoce a personas e instituciones) podría ser el más polémico. Según el secretario, el proyecto “no entra en el tema del aborto” pero, a la vez, planteó que “no es sencillo”. “Nadie puede ser obligado a hacer algo contra sus convicciones religiosas o morales, siempre que sean razonables, y la ley establece del pautas y límites, no cualquier cosa se puede objetar o dejar de hacer”. El funcionario también dijo que el proyecto “no tiene un costo económico”, porque no contempla fondos para cultos.
Durante el encuentro, la presidenta de la Comisión negó que la convocatoria a la reunión suspendida de hoy haya sido por lo menos extraña y con poco margen para que los diputados sumaran expositores (el anuncio se hizo el lunes pasado el mediodía, por mail, sin publicitarlo en la web, y se pedía a los legisladores que propusieran invitados “a más tardar” ese mismo día, lunes, cuando la mayoría de los partidos seguían debatiendo cuestiones vinculadas al cierre de listas y muchos diputados no habían regresado de sus provincias). Sin embargo, diputados como Giordano y Carmona se lo desmintieron e insistieron en ampliar la convocatoria a otros expositores, algo que finalmente sucederá.
“La libertad de conciencia implica libertad religiosa, pero también la libertad de no creer en nada. Estamos los que somos ateos. No soy como la jueza Argibay, que decía que era atea militante, pero sí soy atea, y no es una creencia, como dijo la diputada Carrió, sino una posición filosófica”, advirtió la diputada Ferreyra, quien propuso convocar también a expositores que no se identifiquen con ninguna creencia religiosa o ningún culto. Carrió, luego, añadió que “algunos creen en Dios, otros creen en Marx. Yo creo en Dios, pero me encanta Marx”, y la presidenta de la Comisión advirtió que “esto no se va a convertir en un circo romano, por eso está la idea de respeto por la libertad religiosa, y para que la gente no tenga vergüenza de poder decir que cree o no”. Por su parte, el diputado Carmona señaló que no declararía sus creencias o falta de ellas “porque no es bueno comenzar a decir lo que uno tiene para decir del proyecto apalancándose en creencias”, y recordó la iniciativa presentada el año pasado por Soraire. Además, pidió ampliar las convocatorias a expositores de distintas organizaciones y pidió que el proyecto no sea tratado con liviandad y apuro, porque “el carácter de caja de Pandora (que puede tener) se da por el tema electoral. En otro momento, podría no haber generado las inquietudes que generó y podríamos tener un debate mesurado. Voy a proponer que este tema se vaya trabajando y que sea objeto de tratamiento post elecciones” de octubre”. La moderación, dijo, “va a darse en la medida en que se invite a todos los integrantes de organismos, cultos, especialistas. Me parece que el Poder Ejecutivo ha abierto un debate que ahora no se puede pretender que no demos, lo vamos a dar democráticamente, con respeto”.