Este lunes 7 de febrero Diego Brancatelli llegará al aire de AM750. Será de lunes a viernes, de 18 a 21, junto a un gran equipo periodístico. "Vamos a tener una gran mesa", promete el flamante conductor de Branca de vuelta, que estará acompañado por David Cufré (Economía), Vanesa Olivieri (Locución) y Diego García Sáez (Policiales). También anticipa que habrá una gran sorpresa en deportes, "que pronto daremos a conocer".
Antes de su debut hablamos con él sobre este nuevo desafío, su relación con la radio y la dificultad para hacer periodismo en la actualidad.
¿Cómo ves al oficio hoy, en una época en la que abundan los gritos, las fake news y las operaciones mediáticas?
Como periodista y ciudadano noto que es un momento horrible del periodismo, está en un momento muy malo, hay muchos operadores de turno, operadores de medios, judiciales, de los servicios, que están jugando fuerte y que por eso se hace muy difícil para aquel que quiera, desde su punto de vista, aportar algo para que el país crezca y salga adelante. Hay que lidiar todos los días contra estos personajes nefastos.
Hay muchos periodistas -y esto no es hacer periodismo de periodistas, sino tratar de describir un poco la realidad- que tienen mucho poder. Creo que influyen muchísimo en la gente, que forman opinión, que forman un clima social y que desde hace tiempo vienen haciendo mucho daño a la Argentina, y eso hace que el periodismo se desvirtúe.
Con respecto a los gritos, los tomo como parte de la discusión acalorada, apasionada. Lo que sí noto es que las fake news nos están haciendo mucho daño, y es realmente cansador.
¿Qué rol ocupó la radio a lo largo de tu vida?
Siempre fue el medio que más me llamó la atención. Desde antes de empezar a estudiar periodismo ya sabía que quería ser periodista, pero sobre todas las cosas que quería hacer radio. De chico jugaba a grabar transmisiones de partidos de fútbol con la doble casetera, y después editaba los goles. Hoy la gran mayoría de mis trabajos son en radio. La radio es hermosa, es una forma de vida y es un lugar en donde tenés que mostrarte tal cual sos ante la gente. Creo que en la radio uno es lo más genuino que puede llegar a ser, me refiero a que es el medio en el que más te mostrás como sos y en el que uno puede tener la tranquilidad para poder desarrollar una idea.
La radio llega hasta el corazón, ocupa lugares que otro medio no ocupa, que un programa de televisión no puede ocupar, que una página de internet tampoco. La radio es intimidad y es la sensación de estar cerca de la gente.
¿Cuáles son los desafíos de hacer periodismo en esta época?
Bueno, yo siento que una gran parte del periodismo muestra solamente una parte de la realidad, recortada, malintencionada. Hoy el desafío es llegar a la gente para que se informe y para que le puedas contar absolutamente todo, no una realidad recortada. Uno puede tener una postura, y eso es intelectualmente honesto, para que la gente sepa desde dónde estás hablando, pero tus fuentes tienen que venir de todos lados. Mi desafío principal es contar absolutamente todo, destrabar esas operaciones, decir la verdad, estar atento a cuando te mienten para que le sirvas a la gente como una alarma de atención. Y decirles: te están mintiendo. Para que la gente tenga la película completa y no solamente una foto. Es un trabajo arduo y difícil, pero no hay que bajar los brazos.
Hay muchos colegas y compañeros a quienes respeto que están en la misma situación, y creo que el tiempo nos va a terminar dando la razón. Nuestra tarea es luchar desde el periodismo y trabajar por un país mejor. Y lo vamos a hacer, y lo voy a hacer hasta que no tenga más lugar o hasta que no me den las fuerzas.
Durante mucho tiempo recibiste críticas porque respaldabas abiertamente al Gobierno de Cristina Kirchner. Se te tildó de periodista militante. Incluso hubo hasta acusaciones en el plano personal. ¿Cómo se sobrelleva eso en el día a día?
A mí no me afectó. Primero porque estoy convencido de lo que soy y de lo que siento y de lo que pienso. Segundo, porque sé dónde estoy parado y desde dónde hablo. Tercero, porque entiendo que la militancia es comprometerse en la vida con algo, con alguien. Uno puede comprometerse con la Iglesia y participar activamente en la Iglesia. Uno puede comprometerse con una fundación, con una ONG. También puede militar en un club. Me parece que la militancia es la participación activa y es apoyar ideológicamente, en este caso a un proyecto político nacional popular. Y lo hago desde joven con el peronismo, por una cuestión familiar de haberlo mamado, de haberlo heredado, de haber entendido que son los valores que yo quiero para mi vida. La lealtad, la justicia social, todos los valores del peronismo que he recibido de chico los trato de llevar adelante, y no importa para mí la carrera que uno tenga. Un militante puede ser almacenero, taxista, colectivero, contador, abogado, arquitecto, ¿y por qué no el periodista? ¿Por qué el periodista no puede tener, como cualquier otro ciudadano, una postura política determinada? ¿Desde qué pedestal hablamos con tanta soberbia? Yo estoy convencido de que simplemente soy un periodista con convicciones claras y con la honestidad intelectual de decirlo siempre de frente y no mentirle a la gente. La gente sabe desde dónde opino. Te puedo gustar o no, pero saben desde dónde lo hago.
Y yo creo que son más militantes del sobre, de las carpetas, de los verdes, aquellos que intentan hacerse los periodistas independientes o neutrales. A mí no me afectó nunca en lo más mínimo lo que me dijeran porque estoy orgulloso de lo que soy. No me banco a aquel que se queda sentado en un sillón usando el teléfono, cuestionando o puteando desde una red social o señalando con el dedo qué es lo que hay que hacer, pero sin comprometerse. A mí los tibios no me gustan. A mí no me gusta mirar cómo todo pasa por un costado sin estar comprometido. En el club de mi barrio, Ituzaingó, soy el vicepresidente, y lo llevo como una responsabilidad y una lucha permanente porque quiero ayudar a que crezca cada día más desde lo político. Y si también puedo estar con los compañeros luchando por los derechos de los periodistas, mucho mejor. Bueno, todo eso me parece justo.
Hablemos de tu nuevo desafío en la 750. ¿Quiénes te van a acompañar?
Vamos a tener una gran mesa en Branca de vuelta. Va a estar David Cufré, que es un crack en temas económicos, también Diego García Sáez, de los mejores en la Argentina en temas policiales, tanto en casos actuales como históricos. Va a estar Vanesa Olivieri en la locución y tendremos una gran sorpresa en deportes, que pronto daremos a conocer. Y obviamente muchos columnistas, que van a estar saliendo durante el programa, más el servicio informativo. Vamos a tener todo lo que se necesita para un programa cargado de información, con muchos entrevistados, pero también descontracturado, con música, con algún sorteo y con alguna banda que nos va a venir a visitar en vivo. Va a ser una muy buena opción para el regreso a casa y para que no sea, como decíamos al comienzo de esta entrevista, un programa lleno de gritos, mentiras y fake news. La gente va a estar informada como corresponde, con muy buena onda.
¿Qué te entusiasma de esta nueva etapa en radio?
En la radio te desnudás ante la gente, le contás absolutamente todo, le contás tus problemas, tus miedos, tus alegrías, los problemas que tenés en tu casa, tus broncas, tus temores. En la radio contás absolutamente todo, tenés más tiempo, y eso te permite llegar a la gente y que la gente te conozca tal cual sos. Entonces lo que quiero lograr es mostrar un Diego Brancatelli distinto. Quizás no el de las peleas, el de los gritos, el que mucha gente cree que es solamente el que grita para defender a Cristina, que no puede entrevistar a un a un dirigente opositor, que no puede entrevistar con respeto, y demostrar que se pueden hacer preguntas, que se puede dialogar, que se puede preguntar todo y también pasarla bien. Realmente la idea es que sea un programa distinto y que la gente nos elija y que la pasemos muy bien.
Por último, Diego, ¿a qué dirigente o dirigenta de la oposición te gustaría entrevistar? ¿Qué le preguntarías?
Obviamente, uno quiere entrevistar a todos. El tema es que no se van a animar. A Macri, por ejemplo, me encantaría entrevistarlo, también a María Eugenia Vidal. Macri no va a dar entrevistas, igual, pero Vidal sí. ¿Y qué le preguntaría a ella? Me encantaría saber con detalles cómo se dio la compra de su departamento, porque explicó muy poco al respecto. Realmente hay cosas que no me cierran, y a mí no me sirve que no me cierre y no preguntar más. Pero no creo que se lo pueda preguntar porque cuando intentaron hacerlo dio por cerrada la entrevista. Este tipo de personajes, estos políticos, no dan notas a quienes los incomodan con las preguntas. Solamente hablan con periodistas amigos, con periodistas que le preguntan lo que quieren que le pregunten. Siempre la imagen está puesta en que el cristinismo no contesta, pero ellos tampoco.
También le preguntaría por qué está tan segura de que gobernó bien la provincia de Buenos Aires si el 52 por ciento la echó a patadas. Y por qué tuvo que refugiarse en la ciudad de Buenos Aires y no le dio una nueva oportunidad a la Provincia. Me gustaría hablar con muchos dirigentes de la oposición, pero pero principalmente con Vidal. Hay una cantidad importante de preguntas aún sin responder, que no sé por qué nadie se las hace.