En su editorial, Cynthia García reflexionó sobre la apropiación de Joe Lewis del Lago Escondido para reflexionar sobre la "actitud depredadora" del poder real.
Si miramos las tapas de los diarios, los conflictos por la renta saltan a la vista. "Soja en alza", dice El Cronista, pero patea puja distributiva sobre el saldo comercial positivo del país. "Anuncios de preacuerdo con el Fondo Monetario bajo amenazas de corridas cambiarias y queja por el acceso a dólares", dicen en la tapa de La Nación. "Las reservas del Banco Central en un piso inédito", según Clarín. "Buenos augurios sobre el repunte del consumo pero dudas sobre la escalada inflacionaria", en Bae.
Por donde se mire, vemos que la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional no resuelve los problemas de desarrollo nacional ni aminora la intensidad del ataque sobre los gobiernos populares.
Es importante cerrar el frente externo, claro. Esa fue la lectura o el diagnóstico inicial aparente del Frente de Todos pero aún cuando se saliera airoso de este trance, al Gobierno nacional le espera una hoja de ruta con arduas peleas. Las clases dominantes siempre les corren el arco a las experiencias nacionales y populares. No se le puede poner el tachito de comida al Tiranosaurio Rex esperando que no te devore.
Por eso la coalición oficial necesitará de mucho músculo político y conducción política. ¿Quién conduce en el Frente de Todos? ¿Quién tiene la última palabra? ¿Alberto Fernández? ¿Cristina Fernández de Kirchner?
Cristina dijo que Alberto dijo es el presidente y tiene la lapicera. Entonces tendrá que ser por allí la conducción, una conducción que tracciones Poder Popular. De eso se trata la democracia, de quitarle el poder a las élites llevándosela hacia los más.
No será el camino del centro el mejor camino para construir el poder popular. No ha funcionado y aparentemente no estaría funcionando tampoco. Entonces habrá que arremeter contra los poderes reales, que es la manera de disputar el poder de las élites.
Cuando uno mira el Lago Escondido y a Joe Lewis adueñándose de la Patagonia uno se pregunta cuánto poder político se necesita para torcer el brazo a esos poderes fácticos.
Joe Lewis es un Okupa y sin embargo cuenta con la protección de las fuerzas de seguridad de Río Negro.
Este caso es un ejemplo paradigmático en el que podemos ver reflejada esta disputa donde o se avanza sobre el poder real o uno queda sometido a ese poder real. Se puede perder contra el poder real, pero nunca se podrá agarrarle el brazo para pensar que se lo puede conducir.
Lo que se conduce es el proyecto popular. Lo que se conduce son las fuerzas que traccionen para disputarle a ese poder real.
Ese poder real está hecho de las clases dominantes y de los intereses extranjerizantes. La coalición oficial necesitará de mucho músculo político y tendrá que decidir más temprano que tarde si está dispuesta a luchar contra los poderes fácticos o dejará pasar la oportunidad histórica.
El poeta Friedrich Hölderlin creía que lo permanente lo instauraban los poetas, pero no conoció a la Argentina porque fue un exponente del romanticismo alemán del siglo XIX.
Si se hubiera dado una vuelta por estas pampas, por estas latitudes, se hubiera percatado de que acá lo permanente lo instauran los grupos económicos. Indefectiblemente habrá que enfrentarlos.