En su columna semanal, Raúl Zaffaroni analizó la Marcha por la Soberanía de Lago Escondido para reflexionar sobre el neocolonialismo en América Latina.
La columna de Zaffaroni
La semana pasada les contaba que el capitalismo camina en dirección al suicidio. Ahora salta a la vista que una parte de nuestro territorio está en manos de extranjeros. La ley de tierras se ha desvirtuado hasta neutralizarla por vía de reglamentación, por obra del régimen endeudador del macrismo.
Todo esto lo puso en evidencia una patriada llevada a cabo por un grupo de argentinos que se animó a tratar de llegar hasta el llamado Lago Escondido.
No pudieron llegar porque el famoso camino que eufemísticamente llaman "de servidumbre" estaba enrejado y del otro lado del lago los esperaba una policía privada armada por el dueño del campo.
No sólo no pudieron llegar porque no había tal servidumbre, sino porque se les impedía pasar incluso por terrenos que no era de propiedad del famoso Lewis.
En derecho civil se llama servidumbre a una institución que limita la propiedad privada. Si tengo un terreno que encierra otro y yo soy el dueño del que está encerrado, es lógico que el propietario del terreno encerrado tenga que pasar a través del otro terreno de lo contrario no puede salir. Pero este no es el caso.
En Rio Negro se impide pasar incluso por terreno que no pertenece a Lewis. Por eso digo que servidumbre es un eufemismo en este caso y la policía provincial y nacional lo toleran.
El poder es de Lewis, que encierra a un lago en violación de norma que independientemente de la ley de tierras, vienen desde el código del viejo Vélez Sarsfield, o sea, desde la ley argentina más protectora de la propiedad privada de todos los tiempos. Ni esa ley respetan. Estamos tocando fondo.
Reflexionemos un poco más en nuestra Patagonia. No puedo dejar de pensar que para eso se mataron indios. No me cabe que la conquista fue un genocidio que costó la vida a 50 o 60 millones de personas. Pero después, cuando nuestras oligarquías se liberaron de los libertadores, los neocolonizadores se pusieron de acuerdo y siguieron matando indios.
Recuerdo al buen Osvaldo Bayer como se indignaba al recordar el genocidio cometido bajo el pomposo nombre de Campaña del Desierto conducida por Roca, dos veces presidente de la República Oligárquica, homenajeado con un monumento ecuestre y lugar privilegiado en la historia oficial.
Qué sucedió en la región
Esto pasó en toda nuestra América. El equivalente chileno de Roca fue el coronel Cornelio Saavedra. En 25 años despojó a los indios del 95 por ciento de su territorio ancestral. Los gobiernos genocidas de Argentina y Chile, arguyendo que mataban indios para evitar la penetración del otro en su territorio. Pero la lucha continúa hasta el presente y a ambos lados de la frontera.
En Ecuador, García Moreno ordenó asesinar a unos cuantos caciques y con Eloy Alfaro se extendió el latifundio y en la lucha que tuvieron en ese país entre liberales y conservadores, fueron los indios quienes más sufrieron y murieron.
En El Salvador se terminó por liquidar la cuestión con el genocidio de 1932. Acabó con el movimiento Farabundo Martí tras el asesinato de 30000 campesinos. Colombia: durante la guerra de los mil días, se cometieron atrocidades de todo género y fueron fusilados alrededor de 5000 indios.
Venezuela: la peor matanza tuvo lugar en el gobierno de Antonio Guzmán Blanco, asesino de indios al igual que los otros falsos liberales de nuestra América.
Perú: entre otros crímenes, se recuerdan las hazañas homicidas de Nicolás Fernández de Piérola y de su ministro Domingo Parra. Brutal represión de Huanta en 1897. En esa región saqueó, robó, fusiló, torturó, incendió, sembró el terror. Como si esto fuera poco, otro episodio singular en Perú fue la esclavización de tribus amazónicas del Putumayo para explotar caucho. Se calcula que costó la vida de unos 40 mil indios.
Lago Escondido, Santiago Maldonado y el neocolonialismo amarillo
El escándalo salta a la luz con motivo ahora de la patriada gracias a los que quisieron llegar al Lago Escondido por el camino de supuesta servidumbre. No pudieron llegar y fueron amenazados por una banda armada de policías privados de Lewis a la vista y ante la indiferencia de las autoridades locales.
Seguramente Lewis y su seguridad representan a la civilización, mientras los que emprendieron esa patriada son la barbarie, como lo eran Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. La civilización está representada por una señora que fue ministra de Inseguridad y ahora quiere ser presidenta.
Matar indios para vender territorio argentino a los extranjeros, neutralizar una ley de tierras para que nada obstaculice esas ventas. El neocolonialismo no terminó y parece que se renueva y se viste de amarillo.