Diego Flores es parte del colectivo de amigos que creó The Walking Conurban, una cuenta en Instagram que explora sitios, arquitecturas, graffittis, pasacalles y hasta esculturas inverosímiles del Conurbano bonaerense.
La idea, según contó Flores, surgió cuando con otros tres amigos de la secundaria pensaron en conjunto qué hacer con las fotos que iban registrando de los paisajes de su barrio, Berazategui, y que se enviaban por mensaje. Para no perder ese “backup” -como lo denominó- comenzaron a subirlo a Instagram para que otras personas pudiesen apreciarlas. Hoy, la cuenta tiene más de 300 mil seguidores.
“Veníamos charlando de hacer algo con el conurbano en una charla media lisérgica, de sobremesa, y pensamos qué pasaría si hay una invasión zombi en el conurbano, con escenarios ficticios. En un momento empezamos a rastrear y a fotografiar lugares que tenían que ver con con esa temática o ese mundo post apocalíptico”, narró en diálogo con Aunque es de noche.
Sobre el proyecto y sus búsquedas, aclara: “Jugamos un poco también con la idea de del realismo mágico, a veces medio postsoviético, que aparece en los escenarios”.
En su búsqueda de imágenes -luego serían los mismos seguidores quienes les harían llegar las propias para ser posteadas en la red social- Flores señaló que fueron descubriendo y conociendo aun más esa localía que es el conurbano boanerense.
“Muchas veces en el conurbano es contado como una zona peligrosa donde suceden tragedias. Nosotros queríamos narrar otro tipo de conurbano. Descubrimos un submundo bellísimo, con personajes, con marketing sin manual de gente que se reapropia de un meme y lo hace cartel."
Tanques de agua
Tanques con forma de nave espacial, de pelota de fútbol, de pava o con el rostro de un teletubbie: los tanques de agua ocupan un lugar especial en el catálogo de imágenes de The Walking Conurban.
“Con el tanque de agua hay un mambo que a nosotros nos llamó la atención, hay una idea de trascendencia”, aseguró Flores.
Y contó: “Muchas veces funcionan como georeferencia, entonces se resignifica de varias maneras. También, nos enteramos de que hay una historia en el Partido de 3 febrero de una suerte de competencia de quien hacía el mejortan que de agua”.
Pasacalles
Por otra parte, Flores también le asigna un lugar especial a la diversidad de pasacalles que pueblan el paisaje del conurbano.
“Es interesante como práctica social, porque hoy con los medios teconológicos se puede mandar un mensaje a una persona o ponerlo en un muro. Hoy podés poner una publicidad en YouTube dirigida al sector que vos querés apuntar, pero hay tipo que dice 'che, le voy a pagar un avión que pasa por unos segundos arriba de tu barrio gritando una oferta que no termina de escucharse, ni sabés de qué barrio es'”, analizó entre risas.
Arquitectura
Sobre las casas, edificios y comercios que forman parte de la colección de fotos que rescata The Walking Conurban, Flores afirmó que existe una “libertad estética” propia del conurbano, en parte efecto de las distintas olas de migraciones que hubo en nuestro país.
“El conurbano es un gran receptor de migraciones. La primera, transoceánica; la que se conoce como interna y, después, la de los países limítrofes. Ahí tenés un pastiche cultural que, evidentemente, hace que fermente este tipo de manifestaciones, y entre ellas pasa esto de que conviven arquitecturas”, interpretó.