Página 12 reveló que la sala que se utilizó para la reunión en la que el exministro de Trabajo bonaerense, Marcelo Villegas, propuso conformar una “Gestapo” para perseguir a los sindicatos, -realizada el 15 de junio del 2017- fue gestionada por Soledad Borsani, mano derecha y amiga de la infancia de la exgobernadora María Eugenia Vidal.
El nombre de Borsani surgió del intercambio de mensajes que mantuvieron un empleado y una funcionaria del Bapro mientras organizaban el encuentro. El dato –que está en poder del juez federal Ernesto Kreplak, quien investiga la trama en la que se entremezclan políticos cambiemitas, empresarios y espías– apunta directamente hacia la exgobernadora, que ya está imputada en la causa.
En su defensa Vidal sostuvo no tener vínculos con el armado de causas contra dirigentes gremiales y dijo que “las autoridades de la AFI tendrán que dar sus explicaciones". “Yo me enteré de esa reunión cuando salió el video. Estoy muy tranquila porque no convoqué ni participé de esa reunión y tampoco mandé a grabarlo. No armé ninguna causa judicial y estoy a disposición junto con mis funcionarios para que se investigue”, expresó en una entrevista radial.
La revelación de Página 12 - Por Luciana Bertoia
El 13 de junio de 2017, Emilia Jaime –asesora del directorio del Banco Provincia y persona de confianza del entonces titular del Bapro, Juan Curuchet– le mandó un WhatsApp a uno de los empleados de carrera del organismo, Guillermo Squillari, que dio inicio a toda la saga de la reunión que se conoció tras la aparición de un video que habían grabado los servicios de inteligencia. “Guille, mañana nos pidieron de gobernación que dispongamos de una reunión. La estoy organizando con Vicky, va a ir Pato temprano para armarlo pero necesito que vos avises en seguridad para que los dejen pasar y los guíen (que Oscar los acompañe si está a esa hora, sino alguien para que no se pierdan o se queden atorados en un ascensor”, escribió Jaime. “Unas 12 personas se van a anunciar para ver a Julio Garro. Se va a hacer en el SUM del 7mo piso. Es mañana 9hs”, completó.
Jaime parecía muy compenetrada en la tarea de organizar la reunión pedida por el gobierno provincial. ”Cualquier cosa me llamás a mí”, le recomendó a Squillari. “Y si ya entré al médico y pasa algo importante llamás directamente a Soledad Borsani al celu y lo ves con ella”, amplió. A los seis segundos, le aclaró: “Que fue quien me pidió esto”.
Jaime siguió dando recomendaciones. “Todo lo más reservado posible”, le advirtió al trabajador del Bapro. La advertencia se repitió después por audio. “Guille: Vos avisale esto a Stefy. No sea cosa que después la gente que iba a reunirse con Daniel y Mariano caiga en esta reunión. Acordate que te estoy diciendo que tenemos que tener total discreción y ser muy reservados con esto. Después, que Stefy se quede ahí o esté cerca, cosa que no llegue nadie y se mande al SUM, ¿viste? Gracias”.
Si algo no faltó en la reunión fue discreción, los asistentes entraron sin dejar sus nombres. Lo que pasó es que, un día antes del encuentro, un grupo de integrantes de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) fue a plantar cámaras y micrófonos en el salón para tener registro de todo lo que iba a hablarse en esa mesa en la que estarían tres importantes funcionarios de Vidal –junto a Villegas, el ministro de Infraestructura Roberto Gigante y el subsecretario de Justicia Adrián Grassi–, el intendente Garro, el senador provincial Juan Pablo Allan, un grupo de empresarios y tres importantes jefes de la AFI –el director administrativo de Asuntos Jurídicos Juan Sebastián de Stefano, el jefe de gabinete Darío Biorci y el director operacional de Contrainteligencia Diego Dalmau Pereyra–. Todos se dieron cita para discutir cómo impulsar causas que pusieran tras las rejas al dirigente de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra) de La Plata Juan Pablo “Pata” Medina.