La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señaló que más de 4 millones de mujeres de América Latina y el Caribe aún no pudieron retomar sus trabajos después de la pandemia de covid-19, que tuvo un mayor impacto en el trabajo femenino, y llamó a enfrentar “un retroceso sin precedentes de la igualdad de género en el trabajo”.
Entre otros puntos, la OIT informó que existe una elevada tasa de desocupación de mujeres en la región, de 16,4%, así como un alto grado de informalidad, y una sobrecarga en las tareas que involucran los cuidados. En la misma línea, añadió que de los 23, 6 millones de puestos de trabajo de mujeres que se perdieron durante el segundo trimestre de 2021, quedaron unos 4,2 millones por recuperar para este 2022.
Es importante “redoblar los esfuerzos para recuperar el terreno perdido y generar más oportunidades laborales para las mujeres” ya que existe un retroceso “preocupante” en la igualdad de género, indicó el director de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro.
“Dos años atrás las mujeres fueron afectadas por una catastrófica pérdida de puestos de trabajo y de ingresos. La desocupación femenina aumentó, pero lo más impactante fue la salida masiva de la fuerza de trabajo que llevó las tasas de participación laboral [femenina] a niveles que no se veían hace dos décadas”, recordó.
Asimismo, el informe destacó que la tasa de participación de las mujeres en la región a principios de los 90 era de 41% y que, de manera constante, logró aumentar y llegar a 52,3% en 2019. Por el contrario, en 2020 hubo una baja a 47%, mientras en 2021 aumentó únicamente 2,5 puntos porcentuales, es decir, a 49,7%.
La OIT marcó que uno de los factores desencadenantes para esta realidad fueron las medidas adoptadas para paliar la crisis sanitaria. Con el cierre generalizado de los centros dedicados a la educación y a los cuidados, las posibilidades de trabajo de las mujeres se vieron afectadas. En adición, las actividades sociales como el comercio, hotelería, restaurantes y más, también se vieron perjudicadas, siendo sectores de empleo intensivo de mano de obra femenina.
La pandemia también agudizó las desigualdades estructurales existentes, subrayó la especialista regional en economía laboral de la OIT, Roxana Maurizio. “Las mujeres rurales, las jefas de hogar con niñas y niños pequeños, aquellas de menos formación y educación, mujeres indígenas y afrodescendientes han sido más afectadas”, indicó y prosiguió: “las brechas de género, tanto en la participación como en los ingresos, son persistentes en las mujeres con menores ingresos y menor nivel educativo”.