En su editorial, Cynthia García criticó que el oficialismo haya llegado a un consenso con la oposición para conseguir dictamen y aprobar el acuerdo con el FMI. "Anoche quedó expuesta la debilidad del gobierno", expresó.
El editorial completo
FMI significa "Fuimos Muy Ingenuos". Así podría excusarse o intentar una excusa alguna de las fracciones del Frente de Todos. ¿Hubo ingenuidad? Quizás. ¿Hubo candor? Tal vez. ¿Faltó política? Seguramente. Se pecó de soberbia.
Pero no vamos a hacer un rosario de críticas con el diario del lunes. El Gobierno subordina toda su gestión o buena parte de ella al acuerdo con el fondo y a lo que se votará hoy en Diputados no contiene mucho más que una perogrullada. Dice el texto de la ley que se faculta al Ejecutivo a negociar en los términos que dicta la Constitución.
El chiste de pasar por el Parlamento era mostrar a los acreedores el volumen político y social de una coalición de gobierno que negocia desde una posición de fortaleza.
Anoche quedó expuesta la debilidad. La letra del proyecto terminó siendo redactada a pedir de boca de la oposición, que contrajo la deuda monumental sobre la cual no pesa un solo cargo.
El ministro de Economía, que pretendía que se aceptara su programa económico en el texto, quedó devaluado por el pragmatismo político de un Presidente acorralado por los mismos de siempre. Esos actores con los que no supo, no quiso o no pudo confrontar.
"El Gobierno está un poco más débil"
Hoy el Gobierno está un poco más débil, aunque saque la media sanción en la cámara baja con una cantidad de votos que ronde las 200 manos alzadas. Que te voten muchos no era la cuestión. Que voten el contenido de lo que vos suponía que había que negociar era una muestra de poder, pero eso ya no será posible.
Alberto Fernández amanece hoy con la añoranza de una unidad que se le escapa, el anhelo de que el establishment no le siga corriendo el arco y la certeza de que su gobierno está condicionado por el fondo, los grupos económicos, los medios y la oposición.
Una podría decir que es el Presidente contra todos, pero la verdad es que se fue encerrando. Se fue enredando solo y ahora la suerte del campo popular tambalea. Decíamos hace un par de semanas que la clave no era poder pelearse o no. La clave es pelearse para poder o no. La disyuntiva sigue siendo la misma. Nadie construye poder pidiendo permiso.