En su columna en La Mañana, Fernando Borroni opinó sobre el oficialismo ante el acuerdo con el FMI y reflexionó sobre el ataque que sufrió la vicepresidenta Cristina Kirchner en el Congreso.
La columna de Fernando Borroni
Las piedras a la oficina de Cristina Kirchner son una foto que ha mostrado una larga historia de nuestro país. Las piedras a Cristina no se han detenido nunca. Estuvieron el día en que asumió como presidenta y ayer. Tuvo momentos de mayor o menor virulencia, pero las piedras siempre fueron del mismo lugar.
Apedreada por el estigma social generado por los medios de comunicación, por lo que hizo y por lo que no hizo, apedreada por muchos de los propios que después escondieron las piedras, apedreada por sus enemigos políticos, por el poder dominante y por algunos movimientos sociales desmemoriados.
Ayer mientras los estafadores daban clases de soberanía, independencia y justicia social, mientras los cómplices del macrismo acusaban al kirchnerismo de vaciar de poder al gobierno, la apedreada era Cristina. Increíble. Esto habla de la profunda ignorancia política que tiene un sector de nuestra sociedad.
Las piedras se equivocaron el destino. Si estás en contra del Fondo Monetario Internacional las piedras deberían haber ido adentro del recinto. Pero no queremos piedras, en ningún lado queremos piedras. Lo que el país necesita no son piedras sino política, debate, ideas, coraje, unidad, verdad y memoria.
Este momento que se vivió ayer, que marca claramente una nueva etapa para el gobierno, debe ser una oportunidad, debe ser un punto de quiebre para hacer lo que no se hizo hasta ahora dentro del Gobierno.
En vez de dialogar con la oposición, con los carceleros y endeudadores, hay que escuchar más a los propios. Hay que considerar más a los propios.
Es un momento entonces de institucionalizar el Frente de Todos. Es un momento de construir una mesa donde todas las expresiones del frente de gobierno se sienten y que las medidas se tomen en conjunto.
Vivimos en un país presidencialista pero el presidente es parte de un frente de gobierno. Debe haber una mesa donde se discutan y consensuen las medidas de gobierno en estos dos años.
No se puede gobernar negando la identidad política de una parte del frente. Acá está el resultado. No se puede gobernar negando el peso político de una parte del frente y mucho menos negándola y recostando sobre el establishment que siempre respondió a otros intereses.
Claro que es triste el retorno al Fondo Monetario y este acuerdo. Pero más triste o igual de triste es que algunos sigan en la misma actitud anti.
Lástima que no es anti fondo. Lástima que en el anti derecha. Presidente deje de escuchar a los rupturistas que estén alrededor suyo y que ocupan oficinas muy cerca. Deje de arroparse en el enemigo del pueblo.
Es un momento de abrazarse a lo mejor de la historia de cada uno de los que integran el frente. Siempre se está en una nueva oportunidad.
Si el gobierno, una parte de él, se sigue abrazando a aquellos que fueron responsables históricamente del desastre en nuestro país, no va a haber futuro para nadie.
Si se decide abrazarse, por el contrario, al pueblo que echó a patadas a lo que ayer festejaba en el acuerdo con el fondo. Entonces va a haber una nueva oportunidad.
De lo contrario sepan que son ustedes mismos los que se están firmando su propia derrota.