La ausencia de gratitud para con aquellas y aquellos que fueron los verdaderos héroes en la cruzada contra la pandemia, esa que nos puso frente a frente con la muerte, es en la Ciudad de Larreta, ejercicio cotidiano.
De enfermeras y enfermeros viene el asunto. Y de Larreta claro está: no reconocerlos como profesionales, tirarlos al tacho con sueldos y condiciones de trabajo, demonizarlos por alzar la voz y pedir lo que les corresponde son postales cotidianas.
El ejercicio y el ninguneo marca el pulso de una relación cada vez más tensa entre trabajadores de la salud y gobierno porteño. Por estas horas enfermeros y enfermeras de hospitales públicos de la ciudad anuncian medidas de fuerza frente a nuevos despidos implementados por el gobierno neoliberal.
Los reclamos incluyen el pedido de una "audiencia urgente" para exponer las demandas del sector, cese de actividades el próximo jueves entre las 10 y las 12, asambleas en los lugares de trabajo, y el pedido de un freno inmediato a los "despidos aberrantes" que se registran en el sector.
Las y los trabajadores denuncian que para el gobierno de Horacio Rodriguez Larreta: "el único objetivo es achicar el presupuesto en salud pública".
"Necesitamos reforzar la estructura de personal, para oxigenar a un colectivo agotado frente a la pandemia, con pésimos salarios y para peor discriminado de la carrera profesional de salud. Para nosotras y nosotros no terminó la pandemia, ni hay personal de más: en la enfermería no sobra nadie”.
Te cuento un poco más: en el marco de esta inflación galopante que afecta a todos y todas, Larreta les ofrece un aumento en cuotas hasta fin de año, 20 puntos por debajo de la inflación proyectada. ¡Inaceptable!, dice el personal de salud. Y se muestran dispuestos a la lucha a fondo por sus derechos.
La semana que viene, cortes de tránsito y diversas acciones se sumarán en un camino áspero y sin diálogo abierto, que podría desembocar en un contundente paro de toda la salud pública de la Ciudad.
Me pregunto, después de todo lo vivido y perdido, si hay ciudadanos o ciudadanas que podrían estar en desacuerdo con este reclamo frente a semejante injusticia. Y ahora es cuando repetimos aquello de la ciudad más rica de la Argentina, porque CABA es la ciudad con más recursos del país, y quien la administra decide en qué se gasta y en qué no. Las decisiones están a la vista.
Y por hoy no me meto a fondo en los números de la inflación, que digamos la verdad, asustan, y convierten a un aumento pactado en marzo en un mal chiste para junio.
Para otro día me guardo el enojo con el gobierno por andar anticipando medidas en un país de especuladores, que es lo mismo que echarlas al muere antes de que vean la luz. ¡Estrategia a marzo!
Volviendo al encuadre propuesto en el comienzo, recuperando ese recorte de la injusta realidad que vivimos, hoy me vuelvo a poner el ambo, me visto con la piel de las y los enfermeros que salvan vidas, y que acompañan a nuestros seres queridos en la partida, y digo que su lucha debiera ser la nuestra, o de qué cosa hablamos cuando hablamos de empatía.