Un relevamiento del Instituto de Estudios de Consumo Masivo (INDECOM) reveló que durante el último año en Argentina se registró un 50 por ciento de pérdida interanual del poder adquisitivo sobre alimentos.
El estudio se realizó comparando el costo económico promedio de un total de diez alimentos con mayor presencia en la mesa de los argentinos entre los primeros diez días del 2022 con el mismo período del año 2021. Para eso se relevó de manera presencial sobre unas 131 sucursales de las principales cadenas de supermercados en el ámbito geográfico de la Capital Federal, Gran Buenos Aires, Córdoba, Mar del Plata, Rosario, Santa Fe, Mendoza, La Pampa, Neuquén y Río Negro.
El trabajo concluyó que la caída del poder adquisitivo para la adquisición de alimentos entre marzo
de 2021 y el mismo mes de 2022 registra una baja específica del 44,5 por ciento, resultante de la diferencia obtenida entre la suba de precios y el incremento otorgado en el Salario Mínimo Vital y móvil durante el mismo período de estudio.
Variación de precios de los alimentos
El relevamiento especificó la suba de precios detallada por producto: “los fideos secos tirabuzón por 500 gramos pasaron de $58 a $ 96, el agua mineral sin gas de 2 litros subió de $70 a $ 110, la harina de trigo integral de 1 kg trepó de $80 a $ 115, mientras que la mermelada de durazno light de 390 gr se fue de $138 a $194.
Por su parte, el queso sardo x kg se incrementó de $579 a $1371 y, en el caso de las carnes, el kg de tapa de cuadril pasó de $599 a $1240, mientras que el carré de cerdo por kg aumentó de $365 a $490 y el kg de las patas de pollo se fue de $230 a $309.
Por último, en el segmento de las frutas de referencia se observó que el kg de manzanas pasó de $180 a $269 y el kg de uva red se remarcó de $200 a $300.
Como consecuencia, la suma de los incrementos de esos diez productos arrojó una suba de precios del 80 %, pasando de $2499 a $4494 en apenas 12 meses.
Salarios deprimidos
Como contrapartida de referencia, el estudio tomó el incremento que se produjo en el el Salario Mínimo Vital y Móvil, el cual registró una movilidad ascendente que fue de $24.408 (2021) a $33.000 (2022), observando una suba de un 35 por ciento.
“Está claro que la diferencia entre ambas movilidades arroja una pérdida muy importante en el poder de compra de alimentos de la canasta básica”, explicó Miguel Calvete, director del organismo y agregó que “el mayor impacto siempre se da sobre los sectores de menores recursos, en donde la pérdida supera incluso el 50 %”.