Verónica Sukaczer es periodista y escritora argentina, ganadora del Premio Konex Literatura Juvenil 2014. En noviembre de 2021 fue viral en Twitter tras compartir capturas de pantalla de una persona que le proponía participar en un documental sobre personas con hipoacusia. Se trataba de un chat en el que, irónicamente, Verónica recibía audios enviados a través de Instagram. ¿Lo curioso? Verónica es hipoacúsica.
Día tras día, Verónica enfrenta el desconocimiento y los prejuicios hacia las personas hipoacúsicas. La medicina lo define como una disminución de la capacidad auditiva, pero la escritora asegura que no en todos los países se utiliza ese concepto, por lo que sería correcto hablar de sordera en distintos grados. “La audición que tenía me alcanzó para una correcta adquisición del lenguaje en los primeros años”, aseguró en una entrevista reciente.
La periodista también es diplomada en Logogenia, un método que estimula el procesamiento sintáctico de las lenguas a través de la lectura y la escritura. La creó en México la lingüista italiana Bruna Radelli y dos décadas después de su surgimiento ya se expandió por América Latina y Europa. Niños, jóvenes y adultos sordos e hipoacúsicos se han beneficiado con esta metodología y hoy pueden, gracias a ella, ingresar al mundo de la cultura escrita.
En diálogo con AM750, Verónica nos contó cómo es su experiencia como madre, periodista, mujer y trabajadora; su relación con las letras, el lenguaje y las redes sociales.
-Leí tu nota en la web redaccion.com.ar y me pareció muy interesante. En este sentido, según muchas culturas originarias, el lenguaje, o más precisamente "la palabra hablada", crea realidades. ¿Estás de acuerdo?
-Verónica Sukaczer: La oralidad es solo una parte del lenguaje, por lo cual prefiero cambiar el postulado y decir: la palabra crea realidades desde el momento en que la usamos para nombrar lo que existe. Y esta palabra puede ser oral, escrita, gestual. Si nos falta esta posibilidad del lenguaje (lenguaje es la capacidad biológica que nos permite comunicarnos, lengua es el sistema de signos particulares que usamos o elegimos para hacerlo, por ejemplo el castellano o una lengua de signos) nos quedamos sin poder desarrollar lo que nos hace humanos y nos diferencia de todas las demás especies.
-Tu hipoacusia se fue desarrollando a lo largo de tu vida, no es de nacimiento. ¿Cuánto influyó en tu vida y carrera?
-Nunca lo vi como algo positivo. Crecer y vivir con uno de los cinco sentidos fallado, en un entorno social en donde a nadie más le pasaba esto, influyó en todas mis decisiones. Tiendo a alejarme de la gente cuya voz me cuesta entender (hay voces que las entiendo muy bien, otras más o menos, otras que me hablan y que, aún con la lectura labial, no puedo comprender), y si bien me lancé a estudiar periodismo, una carrera basada en la comunicación, hubo mucho que no pude hacer o no pude desarrollar como hubiera querido, llegar a donde siento que podría haber llegado.
-¿Y cómo afecta en ser madre esta discapacidad, si se le puede llamar así?
-Yo la llamo discapacidad auditiva, sin vueltas. En el ejercicio de la maternidad todo se va a acomodando a las necesidades de una, y eso le pasa a cualquier madre y padre, no es algo restrictivo de la discapacidad. En mi caso la vista suplanta el oído, por lo que tuve sistemas de baby call luminosos o simplemente a mis hijos siempre a la vista. Ellos aprendieron que debían hablarme de frente (y modulan muy bien), también les enseñé desde muy pequeños que si se lastimaban o me necesitaban y yo no estaba cerca debían buscarme como fuera. Por un lado es cierto que a veces una se siente impotente (pero a qué madre no le pasa), también es cierto que se pueden sumar fortalezas. Por ejemplo, yo estudié Primeros Auxilios en la Cruz Roja para poder actuar en los casos necesarios en los que tal vez no podría pedir ayudar por teléfono.
-¿Viste la película CODA (2021)? Y, si la viste, ¿retrata fielmente la experiencia de padres hipoacúsicos?
-Vi la película, que tiene la característica de tener actores sordos, mientras que en la versión original francesa, “La familia Bélier (2014)”, los actores, tengo entendido, eran oyentes que habían aprendido la lengua de señas francesa.
Esa no es mi vida, no es mi realidad, no soy parte de la comunidad sorda que tiene como bandera el uso de la lengua de señas. Apoyo su lucha pero yo me muevo en un entorno oyente.
Pero sí puedo encontrar un paralelismo en que, ahora que son más grandes, les pido a mis hijos algunos favores, como realizar un llamado telefónico.
-Volviendo a tu experiencia y al hilo viral de Twitter, ¿cuál es tu relación con los medios y con quienes te quieren entrevistar?
-Me recibí de periodista hace unos treinta años, desde entonces trabajo en forma independiente, colaborando en distintos medios. A lo largo de mi carrera me fui arreglando de distintos modos. Por ejemplo, los primeros años, antes de las computadoras, grababa las entrevistas en el típíco grabador de periodista y luego mi mamá se sentaba conmigo a desgrabar. Ella escuchaba y yo tipeaba en la máquina de escribir. Fueron muchos años así, entrevistas larguísimas, a veces, y mi vieja siempre a mi lado.
Mi forma de trabajar fue cambiando con los años, ahora a veces tomo notas durante las entrevistas y ya no grabo, otras veces envío las preguntas por correo electrónico, o por WhatsApp y si me responden con audios uso una app de transcripción o pido ayuda… Hay muchos modos ahora de arreglárselas, y yo tengo otra experiencia, otra calma para enfrentar la situación.
-¿Hay discriminación o desconocimiento con tu condición?
-Hay tanta discriminación como desconocimiento. La hipoacusia es una discapacidad invisible, a la gente le cuesta mucho entender cuál es tu dificultad cuando no se ve en el cuerpo, y más si hablás bien, si tenés una vida como la de todos, familia, trabajo. ¿Cuál es el problema, entonces? Esperan que una haga todo el esfuerzo.
Por poner un ejemplo, llevamos dos años de pandemia y uso de barbijos y ningún centro médico a los que yo acudo ha capacitado a su personal para tratar con gente hipoacúsica que se apoya en la lectura labial en su vida cotidiana. Dependo de las buenas intenciones de cada empleado y cada médico para poder comunicarme.
La discriminación, por otra parte, es permanente y hay que aprender a denunciarla. Pero nadie te dice directamente: “no te doy este trabajo porque sos hipoacúsica”, por lo cual es muy difícil de visibilizar.
-¿Cómo se integran los hipoacúsicos en la sociedad, en las escuelas? Sé que trabajás con niños sordos...
-Creo que esa pregunta la debería responder cada persona en particular, no existe un único modo, y yo no soy especialista en educación. Por mi parte hice toda la escolaridad en escuelas comunes, inventando estrategias para sortear los obstáculos.
En cuanto a mi trabajo con niños, soy diplomada en Logogenia, que es un método que busca desarrollar en los niños sordos la capacidad de leer y entender la lengua escrita como lo hacen los niños oyentes. Me dedico a capacitar a los adultos, docentes, padres, que es lo que me interesa, no estoy trabajando en este momento directamente con chicos.
-¿Cómo es tu relación con las redes sociales? ¿Las usás para expresarte como con la escritura?
-La tecnología me cambió la vida por completo. Gracias a los chats, a las redes en la que uno se expresa por escrito, yo puedo ser parte de todas las conversaciones, mientras que en la presencialidad me cuesta conversar con varias personas a la vez, depende de si hay ruido, etc.
Comencé a usar redes cuando recién aparecían, en 1993 o 1994, en un BBS (Bulletin Board System) conocí a mi esposo. Y luego pude trasladar a la escritura, a través del correo electrónico, los chats, las redes, todo aquello que antes era oral: llamadas telefónicas, etc. Así que sí, las uso para expresarme, para compartir mi trabajo, para mantener contactos que me lleven a nuevos trabajos, para conocer gente. Disfruto de las redes, las uso activamente y creo que si hubieran aparecido antes o yo hubiera nacido después, si hubiera crecido con toda esta vida virtual que nos rodea, las cosas hubieran sido muy distintas y mejores para mí.
-Por último, ¿acercarte a la escritura fue una respuesta que nació a medida que se desarrollaba tu condición o por pura pasión por las letras?
-Esa es la pregunta del huevo y la gallina. Muchos me lo preguntaron y se lo plantearon: ¿escribo porque no escucho? No creo que exista una respuesta. Era una gran lectora aún antes de que me diagnosticaran. Nunca dejé de leer. ¿Usé la lectura como refugio porque no necesita de la audición? Posiblemente, pero sin audición no hubiera podido desarrollar el lenguaje. ¿Escribo por lo mismo? No creo, pienso más bien que escribir fue algo que surgió de la lectura, de leer y decirme: “yo quiero hacer esto, quiero provocar estas emociones en otros lectores”. Así que digamos que fue pasión por las letras.