En su columna de La Mañana, Fernando Borroni analizó las críticas hacia las movilizaciones y piquetes desde un sector del Gobierno del Frente de Todos.
La columna de Fernando Borroni
Ayer decíamos que el ministro de Desarrollo Social de un gobierno peronista (Juan Zabaleta) condenó los cortes de calles en la 9 de Julio. De aquellos que se movilizaron básicamente por necesidad.
Un dirigente de un movimiento social importante, como es el Movimiento Evita -de los más importantes que tiene este país-, Fernando Chino Navarro, también condenó los cortes, caracterizándolos ciertamente de violentos.
Un exdirigente piquetero, al que uno personalmente quiere y respeta muchísimo, Luis D'Elía, también criticó los cortes y piquetes.
La verdad es que yo quería hacerme muchas preguntas, pero la primera que quiero hacerme -ya que todos formamos del campo nacional y popular- es: Che, ¿qué les pasa? ¿Qué estamos fomentando? Todos sabemos en el campo nacional y popular que si alguien decide ir a cortar una avenida o una ruta es como consecuencia de causas que no se resuelven.
Una de las primeras cosas que debiéramos hacer es, al menos, cuidar el simbólico. Claro que hay piquetes y movilizaciones de todo tipo. Claro que hay factores de poder que usan políticamente este hecho. Ahora, más allá de eso, desde el campo nacional y popular -que conoce bien cuáles son esas necesidades y esas acciones políticas- lo que se debe cuidar es no repetir el mismo discurso de la derecha.
O quizás muchos se olvidaron de dónde vienen. ¿Se olvidaron muchos de dónde vienen? Todos y todas somos conocedores de que los relatos que se imponen desde los grandes medios masivos de comunicación, van construyendo parte de la realidad, nos guste o no. Entonces, bajo ningún punto de vista puede ser, que coincida -ni que se le parezca- el discurso de Horacio Rodríguez Larreta, al del Ministro de Desarrollo, al de Clarín, al de un movimiento social del peronista, a TELEFE, al de Gerardo Morales y al de exdirigentes piqueteros.
Si todos esos discursos empiezan a coincidir, hay que marcar un alerta. Porque entonces, o muchos se olvidaron de donde vienen, o muchos se olvidaron cuáles fueron las bases políticas que le dieron su propio poder -legítimo, por cierto- o, en realidad, ya todo vale lo mismo.
Hay una realidad que es inocultable, y es la pobreza. Y que no es responsabilidad 100 por ciento de este gobierno. Sabemos lo que hizo el gobierno de Juntos por Clarín. Y lo que significó la pandemia. Pero hay una realidad que es la pobreza y no se la puede ocultar, por más que vayamos aggiornando el discurso.
¿Hay un uso político de muchos de estos cortes? Sí, ¿cuándo no lo hubo? Y los mismos que los critican, lo saben.
No se puede ser parte de un sector o del otro, y cuestionar el instrumento depende de dónde se esté parado.
La voz del campo nacional y popular no puede cantar a coro con la voz de los enemigos del pueblo. De ninguna manera. Ni apenas puede entonar de esa forma.
Hay que transformar la realidad, hay que cuidar lo simbólico y cuidar los instrumentos de lucha. Por supuesto que hay que separar la paja del trigo. Pero ojo, eh. No puede ser que el instrumento valga más o menos depende del rol que yo ocupe dentro de las estructuras de poder.
La verdad es, al menos, triste.
La diferencia de cuando gobierna la derecha a cuando gobierna el campo nacional y popular en relación a la expresión de los movimiento sociales, es que la derecha criminaliza, estigmatiza, reprime, condena y no da soluciones. El campo nacional y popular debe conducir, acompañar y buscar los instrumentos colectivamente para salir de esa situación.
Si repetimos lo mismo, ojo eh. Por que hay muchos que, después, no van a poder diferenciar y que no le echen la culpa a nadie. Que el futuro haga que se hagan cargo.