"La Ciudad de Buenos Aires va a ser invivible", sentenció Mauro Sbarbati, uno de los referentes de la asociación civil Basta de Demoler. La agrupación busca, desde el 2008, seguir de cerca el patrimonio histórico, sobre todo, en el Casco Histórico. Pero con una mirada amplia que alcance a toda la capital.

"El problema es que el Gobierno no entiende la preservación y el mantenimiento como salvar un lugar y el cuidado de un lugar que es histórico. Claramente, tirar todo y volver hacer todas las veredas de nuevo, sin consultar primero a los vecinos, por ahí es más rentable", señaló en Mediodía 750.

Las críticas surgen luego de que esta semana el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, anunciara un plan para renovar el casco histórico de la Ciudad, con una inversión de $2.200 millones, que implicará la peatonalización de calles, renovación de fachadas y puesta en valor de patrimonio arquitectónico.

En puntual, sobre la parte más antigua de la Ciudad, Sbarbati opinó: "Se está intentando hacer una modificación sin tener en cuenta las variables del patrimonio arquitectónico que ya existen en el San Telmo".

"Por eso, lo que más llama la atención es que, por ejemplo, en la última semana hubo anuncios de parte del gobierno porteño anunciando planes para la conformación del casco histórico. En ningún lugar del mundo los cascos históricos se transforman. Lo que se hace es preservación y mantenimiento", añadió.

Camino a una "ciudad invivible"

Para Sbarbati, la Ciudad de Buenos Aires va camino a ser "invivible". "Desde hace 15 años que nosotros estamos militando una protección general en toda la ciudad de Buenos Aires. Es una ley muy parecida a la ley de Humedales o a la Ley de Bosques o a la Ley de Glaciares", comentó.

Y explicó que estas leyes establecen que "primero debería haber un inventario de qué cosas los vecinos consideran que el patrimonio y debería preservarse. Y después ver en qué lugares se podría construir".

Además, desde Basta de Demoler trabajan para que las políticas públicas que ya existen de preservación funcionen.

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"Por ejemplo, cuando hay una obra nueva, se le cobra un impuesto a la constructora que crea un fondo para la recuperación de edificios catalogados. Es decir, edificios que no se pueden demoler porque ya están declarados como patrimonio. Ese fondo se creó en el año 1991, pero nunca se reglamentó", dijo.

Ya agregó: "Entonces, ustedes imagínense la cantidad de cosas que se podrían haber arreglado. Cuántas Confitería del Molino hubiésemos arreglado ya en la Ciudad de Buenos Aires si ese tipo de fondos estuvieran funcionando".

"Denunciamos que se están perdiendo todos los edificios de principios de siglo XX y finales del siglo XIX. Si no hay una política más seria de preservación del patrimonio, la ciudad va a cambiar mucho su escala. Va a ser un lugar invivible, porque lo que se planea es duplicar la cantidad de habitantes", concluyó.

Un caso de éxito

El Teatro Picadero es un caso de éxito. "Ese teatro en realidad es un edificio de Benjamín Pedrotti. Un arquitecto muy reconocido de las primeras vanguardias del siglo XX. Y en algún momento funcionó como funcionó el teatro abierto, que era un ciclo que denunciaba la dictadura militar", comenzó explicando.

Y continuó: "En algún momento la dictadura lo prende fuego. En el 2008 el edificio estuvo a punto de ser demolido y gracias a la intervención de vecinos se pudo salvar".

Esto no tiene que significar sí o sí una disputa con el sector inmobiliario: "Iban a construir una torre con comprando varios lotes. Lo que logramos, yendo la justicia, es que los metros que el señor no pudo construir porque había un teatro, lo pudiese trasladar al lote de al lado".

"Se da una situación en donde el estado medió y todos salieron ganando, tanto el patrimonio y la memoria de todos y el emprendimiento inmobiliario que estaba al lado", celebró.