"Lo único que no dije es que soy contrario al aborto. Tengo cinco hijos, ocho nietos y una bisnieta, estoy en contra del aborto. Lo que dije es que es necesario transformarlo en un tema de salud pública", dijo este jueves el expresidente de Brasil y precandidato para las elecciones de octubre, Luiz Inácio Lula da Silva, al ser cuestionado por unas declaraciones previas que generaron polémica.
En un encuentro mantenido el lunes con la Central Única de Trabajadores, la principal agrupación sindical, Lula señaló que en Brasil el aborto está prohibido, pero "debería ser transformado en una cuestión de salud pública, y todo el mundo tener derecho, sin vergüenza". En un país en el que la despenalización del aborto genera mucho rechazo, Lula lo planteó como un reflejo de la desigualdad social, asegurando que las mujeres con más recursos económicos pueden viajar al extranjero para acceder al procedimiento, mientras las más pobres no tienen cómo hacerlo.
Según los últimos datos oficiales, durante el primer semestre de 2020 más de 80.000 mujeres fueron atendidas en el Sistema Único de Salud (que integra el sector público y el privado) por complicaciones tras abortos ilegales, mientras 1.024 pudieron acceder legalmente al procedimiento por los casos despenalizados por la ley o por decisiones judiciales (violación, riesgo de vida de la madre o anencefalia del feto).
De acuerdo con una encuesta realizada en enero por la empresa PoderData, 55% de los brasileños rechaza la despenalización total del aborto, mientras 24% la respalda. Un año antes esos porcentajes eran 58% y 31% respectivamente.
Las críticas a Lula
Decenas de políticos brasileños salieron a criticar a Lula, tanto por sus declaraciones sobre el aborto como por haber dicho, en el mismo encuentro, que las organizaciones no deberían ir a Brasilia a manifestarse, sino dirigirse a las casas de los diputados para hablar con ellos y sus familias.
"El Lula del que siempre hablé, apoyando el aborto y convocando a los suyos para que intimiden a parlamentarios contrarios a su comunismo", escribió en Twitter el diputado y pastor del Partido Liberal Marco Feliciano. "Lula no está pensando en ser electo en un país cristiano que respete la propiedad privada", aseguró por su parte el también diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, Jair Bolsonaro. "La pauta del expresidente siempre fue la cultura de la muerte", consideró la exministra de la Mujer del actual gobierno, Damares Alves, en una publicación replicada por el senador Flávio Bolsonaro, también hijo del presidente.
Lula también fue cuestionado por analistas, pero en este caso porque hacer declaraciones sobre el aborto no suele tener buenos resultados electorales en Brasil. "La mayor parte de la población todavía se posiciona en contra del aborto. Estamos hablando de una sociedad conservadora (...) abordar este tema en la pre campaña es inusual" y para Lula implica "dar un paso atrás en su intento de acercarse al electorado evangélico", dijo a la cadena O Globo el politólogo y sociólogo Antonio Lavareda.
"El aborto es un tema muy sensible para la mayoría de la población, es una lucha de minorías (...) es de buen tino, desde el punto de vista estratégico, callarse un poco cuando se está en medio de una elección tan polarizada", consideró por su parte el también politólogo Paulo Baía.
Según medios brasileños, las declaraciones de Lula sorprendieron dentro del Partido de los Trabajadores, desde donde se busca conquistar votos para el expresidente por fuera de la izquierda progresista.
La aclaración de Lula
En sus declaraciones de este jueves a la radio Jangadeiro, de la cadena BandNews, Lula reiteró el que fue su discurso durante sus presidencias (2003-2011) y que después se mantuvo durante los mandatos de Dilma Rousseff (2011-2016): atender el aborto desde el punto de vista de la salud y no como un derecho de las mujeres. Una concepción que no se vio reflejada en políticas concretas durante los gobiernos de ninguno de los dos.
"Aunque yo me oponga al aborto, existe, y lo hace de forma diferenciada: una persona que tiene un buen poder adquisitivo va al exterior y se puede tratar, ¿pero cómo hace una persona pobre que se quiera tratar?", cuestionó el expresidente. "El Estado tiene que atender a esas personas pobres que abortan, por diversas razones, yo no quiero saber por qué están abortando, el Estado tiene que cuidarlas", añadió.
"Por más que la ley lo prohíba y a la religión no le guste, el aborto existe", subrayó Lula. "No sé cuál es el desacuerdo sobre esto, es una cuestión de sentido común", añadió.