El 27 de junio, en el Congreso de la Nación, se presentó el informe “La paridad política en Argentina: Avances y Desafíos”, con el apoyo de IDEA Internacional, ONU Mujeres y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Argentina obtuvo un puntaje global de 44,7 sobre un total de 100 puntos posibles en el Índice de Paridad Política (IPP) en el marco del programa ATENEA-Mecanismo para acelerar la participación política de las mujeres. Sin embargo, en los gobiernos municipales la llegada de mujeres al poder desciende a la B de la función pública. Por ejemplo en las intendencias bonaerenses el rol de las mujeres se destaca solo en el 34,6 por ciento de los casos.
En las conclusiones del informe se indica que la representación política de género ha encontrado un techo que parece difícil de superar sin producir nuevas reformas paritarias. El cupo favoreció que las mujeres sean electas, pero llego a su techo de posibilidades por lo que no se va a dar un salto hacía la paridad sin una reforma legislativa que impulse la mayor participación de mujeres y trans. Pero el Congreso no está ansioso por priorizar la equidad. La senadora y presidenta de la Comisión Banca de la Mujer, Marina Riofrio, alertó que no hay un panorama optimista para fomentar la participación igualitaria de mujeres e identidades sexuales en la política: “Sólo por la determinación de diputados y diputadas, senadoras y senadores será posible el tratamiento de la paridad política en este periodo de sesiones”. Otro problema es que en el Congreso a las mujeres las dejan participar pero sin poder decidir sobre el dinero para ejecutar políticas públicas. Las diputadas y senadoras lideran las comisiones con un foco social, pero no llegan a presidir las comisiones que se ocupan de los presupuestos por una discriminación de género sin fondo.
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