En comunicación con El Gato Escaldado, el filosofo Ricardo Forster analizó sobre la situación social y económica que atraviesa la Argentina, reflexionó sobre la unidad del Frente de Todos y advirtió que si no se toman medidas para mejorar la redistribución de la riqueza, en el 2023 "estaremos frente a un retorno brutal y recargado de la derecha.

- Sandra Igelka: Está semana Cristina puso en agenda la discusión sobre los límites del poder político ante los poderes fácticos. ¿Qué reflexión haces al respecto? 

- Una de las características del capitalismo en su fase neoliberal es que captura la democracia. Como decía el querido Horacio González, el neoliberalismo transforma a la democracia como un pellejo vacío y la utiliza específicamente para poder seguir reproduciendo sus formas de dominación. Las instituciones democráticas quedan absolutamente absorbidas por la lógica financiera del neoliberalismo, por un tipo de construcción del Estado que se pone exclusivamente al servicio de los intereses del capitalismo depredador rompiendo cualquier posibilidad de imaginar un sistema que abra sus puertas para una mejor distribución de la renta y la ampliación de derechos. El capitalismo neoliberal ha sido una máquina destructora que ha crecido y se ha expandido a partir de ir vaciando la convivencia dentro de la sociedad. Por eso los niveles de desigualdad, de injusticia, de conflictos sociales que hoy vemos que recorren gran parte de esas sociedades y el crecimiento, en esta etapa de agotamiento del neoliberalismo, de opciones de extrema derecha en países centrales. Hay una estructura en el interior mismo del capitalismo que hoy está llevando a esa forma de autodestrucción de las sociedades contemporáneas. 

- Sandra Igelka : ¿Cómo ves la discusión al interior del Frente de Todos? ¿Cómo puede hacerle frente al poder real?

- Estoy convencido que si no se construye de nuevo una suerte de refundación del Frente de todos que nos permita ir hacia el 2023 encontrando soluciones reales y concretas a partir mandas urgentes de la sociedad y de los que menos tienen y que a su vez voy a dar una batalla electoral consistente y profunda, me parece que le vamos a abrir el camino a un retorno brutal y recargado de la derecha neoliberal. Siempre buena la discusión y el debate dentro de un espacio político y más si es un frente. Pero cuando esa discusión y ese debate va poniendo en evidencia es un distanciamiento cada vez mayor entre aquellos que deberían encontrar un punto de acuerdo, es peligroso. Yo no soy de los que se festejan las discusiones ni de los que piensan que los debates sean buenos per se. Yo creo que los debates son buenos cuando producen síntesis que sean capaces de fortalecer las decisiones que se tomen desde el gobierno y que se hace y que se tomen desde el interior de espacio y coalición, como es el Frente de Todos. 

- Juan Salinas: El Frente de Todos fue una coalición electoral exitosa pero nunca se logró consolidar como un verdadero frente político ¿Cuál sería el proceso para refundar el espacio?

- El peligro que enfrentamos es precisamente esa derecha que hoy busca nuevamente encontrar los caminos que la lleven a dominar la vida social y económica argentina. Entonces, frente a eso hay que encontrar respuestas que sean audaces, que sean inteligentes, que sean combativas y que al mismo tiempo generen desde adentro del Frente de Todos la posibilidad de sellar un nuevo acuerdo. Muchos piden institucionalizar el Frente de Todos, eso también y hay que hacerlo. Otros proponen ir a internas en el 2023 para hacer de las PASO una experiencia real donde se puedan expresar las diversas posiciones que existen en el frente. Otros han planteado un acuerdo imprescindible entre las dos figuras que articulan sin ninguna duda la posibilidad o no de que el Frente se constituya de nuevo como una herramienta política y electoral fuerte, que son, sin duda el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta nacional, Cristina Fernández. Sin un acuerdo que tenga dos o tres puntos porcentuales, como seguramente lo fue en su momento el acuerdo del 2019, es muy difícil imaginar que se pueda ir con expectativas ciertas a las elecciones del 2023 e incluso dar la batalla que hay que dar hoy para bajar la inflación, mejorar el ingreso, mejorar las jubilaciones. Para dar esas batallas se necesita mínimamente consolidar posiciones en común entre los distintos actores que conforman la coalición del Gobierno.

- Tiziana Ortoman: En los últimos días crece el rumor de un cambio de gabinete. ¿Este podría ser un camino para fortalecer la unidad?

- Depende cómo sea ese cambio gabinete. Yo creo que hay que consolidar ese cambio desde una formulación mucho más clara y más potente en términos de qué hacer con la situación económica y social. Eso implica el debate sobre cómo capturar parte de la renta extraordinaria. Dentro del gabinete hay contradicciones, mientras el ministro de Economía habla de renta extraordinaria en el campo el secretario de Agricultura sale a decir que no hay renta extraordinaria sino que las producción agropecuaria está pasando un momento de aumentos exponenciales de los costos. Eso es absurdo. Yo estoy de acuerdo con los que piensan que hay una renta extraordinaria que hay que tomarla de alguna manera, ya sea con aumento de retenciones o con otro mecanismo. Entonces digo, está claro que las decisiones que vaya a tomar el Presidente respecto a una reformulación o no de gabinete, tienen que tener una línea directa con una refundación política, narrativa y de acción del gobierno. Si no tiene esas consecuencias, la sociedad va a verlo como una reproducción de lo mismo. 

- Juan Salinas: ¿Es tiempo que gobierno acuda con más firmeza al poder coercitivo del Estado?

- Yo creo que se acabaron los tiempos de reuniones a la búsqueda de consensos imposibles. Hoy hay que ser claros, enérgicos, decididos y utilizar la fuerza legal del Estado para que se cumpla lo que le está planteando a los distintos grupo de poder económico. Quedó claro que podes reunir en una mesa a la UIA, a la CGT, y a quien quieras y se sale de esa mesa con promesas vagas que no impactan de ninguna manera en beneficio de las grandes mayorías. El Estado debe utilizar todos los instrumentos porque estamos atravesando un momento muy grave. Que tengamos un índice inflacionario de 6,7 puntos está poniendo en entredicho la estabilidad social y por lo tanto la gobernalidad. Entonces las respuestas tienen que ser duras, consistentes e importantes. Hay que aplicar medidas redistribucionistas. El crecimiento de la Argentina no puede quedar en manos de unos pocos. Frente a situaciones extraordinarias hay que salir con soluciones extraordinarias. Hay que prepararnos para una contienda decisiva que se va a dar en el 2023.

- Sandra Igelka: ¿Qué tipo de decisiones o de acciones se podrían tomar en este momento donde hay un poder judicial que se alinea como instrumento del poder económico?

- Ahí tenemos un problema de difícil solución que solo lo pude abrir a la capacidad de movilización y democratización de la sociedad argentina. El Poder Judicial se ocupa cada día de sostener los privilegios de los grandes grupos económicos y mediáticos en nuestro país. No es fácil porque tenemos una debilidad política que es el producto de una elección mala como fue la elección del 2021 que agudizó y aceleró los límites propios que no se pudieron traspasar a la hora de reformular el poder del Poder Judicial. Con respecto a lo económico social, hay que tomar lo que dice Martín Guzmán y pensar como capturar una parte de la renta extraordinaria que generó la guerra entre Ucrania y Rusia para volcarla inmediatamente sobre el mejoramiento de las condiciones salariales. Hay que volcar recursos a los salarios y a los sectores más perjudicados por la inflación. Luego hay que rediscutir el esquema de retenciones en la búsqueda de desacoplar los precios internacionales de los locales. Hay que avanzar en la transformación de la matriz productiva que es la que nos permitirá ahorrar dólares para sostener el crecimiento del país. En este sentido, la construcción del gasoducto Néstor Kirchner va a ser una respuesta importantísima para la Argentina. Todas las políticas económicas deben estar dirigidas a mejorar las condiciones de vida de las mayorías. Si no logran, son cartón pintado.