Luego de la suspensión del 2020 por la pandemia del coronavirus y una edición con pocas funciones presenciales en el 2021, este año el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici), el evento audiovisual más relevante del calendario cultural porteño volverá a a recuperar la “normalidad” manteniendo la modalidad mixta.
La 23º edición del festival, que comenzó el 19 de abril y se extenderá hasta el domingo 1º de mayo, contará con más de 290 películas –entre largos, medios y cortos– repartidos en 450 funciones y se llevarán adelante unas 60 actividades paralelas, desde charlas temáticas hasta entrevistas públicas con cineastas de todo el mundo, en quince sedes porteñas.
Las entradas pueden adquirirse en el portal Vivamos Cultura y en las boleterías de los cines, a un costo de 150 pesos la general y 100 para jubilados y estudiantes, mismo valor que para todas las funciones de Baficito y de los Focos.
La proyecciones y actividades se realizarán en el Centro Cultural San Martín, en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, el Cine Lorca, el Cine Cosmos, la sala 1 del Cine Gaumont, la Alianza Francesa y un par de pantallas del Multiplex Monumental Lavalle.
"Este año en el Bafici hay mucho y muy buen cine argentino, muchos cortometrajes y cine de todo el mundo", señaló Fernando Juan Lima, el conductor de La Autopista del Sur y presidente del Festival de Cine de Mar del Plata. "La recomendación especial es que vean Prisioneros de la tierra, la película de Mario Soffici, en una copia recuperada por el museo del cine", agregó.
Conocé toda la programación del Bafici
Tres recomendaciones para el Bafici
El periodista y crítico de cine Luciano Monteagudo recomendó en Página 12, las películas más destacadas del Bafici.
À vendredi, Robinson, de Mitra Farahani.
En los años ’60, se suponía que Jean-Luc Godard iba a tener un encuentro con el poeta y realizador iraní Ebrahim Golestan, hoy considerado uno de los padres fundadores de lo mejor del cine y la cultura de su país. Aquel encuentro nunca sucedió, los años pasaron, pero la directora Mitra Farahani, a quien el público argentino debería recordar por esa maravilla llamada Fifi Howls From Happiness, que ganó el Bafici 2014 y se estrenó al año siguiente como El Picasso de Persia, decidió concretar esa reunión, aunque más no fuera de forma virtual, acaso epistolar. Y logró que un viernes cada tanto, ambos venerables ancianos se enviaran mutuamente unos correos electrónicos, con textos e imágenes, a los que cada uno podía responder de la manera que mejor le pareciera, con asociaciones libres e improvisaciones de todo tipo. El resultado no podría ser más desconcertante y paradójico, una de esas películas en las que uno no sabe qué sucederá en la escena (o el email) siguiente. Y en la que Godard debería compartir el crédito de la dirección con Farahani.
Funciones: miércoles 20 y sábado 23, ambas a las 17.30 en el cine Lorca.
Un été comme ça, de Denis Côté.
Tres mujeres jóvenes se internan voluntariamente en una casa de verano frente a un lago, perteneciente a la Universidad de Montreal. No se conocen previamente entre sí, pero tienen algo en común: se autoperciben “hípersexuales” y no están felices con lo que hacen con sus cuerpos, o con lo que sus cuerpos hacen con ellas. No viven placenteramente esa hipersexualidad y para ayudarlas durante ese retiro de casi un mes están una psicoterapeuta alemana en un proyecto de intercambio académico y un asistente social de origen argelino. Entre los cinco, vivirán esos 26 días bajo un régimen que no tiene nada de carcelario. Por el contrario, esa libertad les impone buscar su propia terapia, encontrando un principio de placer que no dependa de su actividad sexual, pero tampoco la excluya. Es quizás la película “bergmaniana” del canadiense Denis Côté, un director a quien es muy raro encontrarle referencias, pero que aquí emergen en la superposición entre la terapeuta alemana y su supervisora canadiense (hay un eco de Persona allí) y en la fantasía diurna que tiene la primera, cuando ve una inmensa araña que recuerda a la que decía ver Harriet Andersson en Detrás de un vidrio oscuro.
Funciones: jueves 21 a las 17 en el Lorca, sábado 23 de abril a las 22 en el Lorca y viernes 29 de abril 14.25 en el Gaumont.
Mutzenbacher, de Ruth Beckermann.
La novela erótica Josefine Mutzenbacher o la historia de una prostituta vienesa contada por sí misma se publicó de forma anónima en Austria en 1906. En una época de fuertes tabúes sexuales, el libro fue leído por varias generaciones de habla alemana como una obra de carácter casi didáctico. Lo que esos lectores ignoraban era que el texto –oficialmente prohibido hasta 1968 y considerado perjudicial para la juventud hasta 2017- fue atribuido más tarde a Felix Salten, el escritor austro-húngaro autor de la novela Bambi, inspiradora de una de las películas más exitosas y recordadas de Walt Disney. Más de un siglo después de su publicación original, la documentalista austríaca Ruth Beckermann (Viena, 1952) le da una vuelta de tuerca muy particular a ese “retrato procaz de la sexualidad infantil que continúa provocando controversia hasta nuestros días”, como señala la introducción del film. ¿Y qué es lo que hizo la directora austríaca, que estuvo en el Bafici 2012 acompañando una retrospectiva de su obra? Algo muy sencillo, pero también muy inteligente y hasta subversivo incluso. Volvió a tomar el texto, organizó una convocatoria de hombres de 18 a 90 años, eligió a unos cuántos, en gran parte de mediana edad y adultos mayores, quienes seguramente ya conocían la novela, y les hizo leer a cámara, en un set casi vacío, algunos pasajes, para que luego pudieran reflexionar o al menos reaccionar sobre lo que acababan de leer.