“El primero en desmentir su crimen fue Caín, quien mata a Abel a espaldas de Dios”, recuerda Gustavo Abrevaya en el prólogo de la antología de relatos Juramento negro (Gogol Ediciones), que se presentará en el Festival Azabache, un encuentro que se muda de Mar del Plata a Buenos Aires. “Cuando Dios dirige su mirada al escenario y descubre la ausencia de su hijo dilecto, pregunta a Caín qué ha hecho con su hermano. Caín se encoge de hombros y afirma que él no es el guardián de su hermano. Allí tenemos el primer crimen, el primer desaparecido, la primera investigación y el primer criminal que miente al interrogador, un Dios que se autoproclama omnisciente pero que no lo ve todo como creíamos”, agrega Abrevaya. En esta edición del festival, que se extenderá desde este jueves hasta el sábado 13 en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA), con entrada libre y gratuita, participarán Luis Gusmán, Juan Sasturain, Claudia Piñeiro, Martín Kohan, Silvia Hopenhayn, Angela Pradelli, Alicia Plante, María Inés Krimer y Horacio Convertini, entre otros.
El Festival Azabache –que empezó en Mar del Plata en 2011 como un encuentro dedicado a la literatura negra-- fue ampliando su programación hacia otros géneros. En las ediciones 2017 y 2018 se transformó en un congreso organizado conjuntamente con la Universidad Atlántida Argentina. El Grupo Juramento, principal organizador del festival, está integrado por los escritores Guillermo Orsi, Gustavo Abrevaya, Daniel Sorín, José María Gatti, Oscar Tabernise, Eduardo Goldman y Javier Chiabrando. En el MACBA habrá talleres de escritura y edición, performances, música, cine, actividades para chicos, mesas sobre traducción, tarot y fotografía, además de charlas temáticas sobre Malvinas, fútbol, humor y el trabajo del escritor.
Guillermo Orsi, integrante del Grupo Juramento, cuenta a Página/12 que el Festival Azabache sigue un proceso común a otros encuentros de novela negra en el mundo. “El festival decano -la Semana Negra de Gijón- ha madurado también, a lo largo de cuarenta años desde su debut en Asturias, con la incorporación de otros géneros, como la novela de ciencia ficción, la histórica y la crónica social. Lo que llamamos género negro es una rama del frondoso árbol de la literatura”, explica el autor de Ciudad Santa, novela reeditada el año pasado por Tusquets con la que ganó en 2010 el Premio Dashiell Hammett, otorgado por la Semana Negra de Gijón. “El compromiso con una historia bien contada y el lenguaje como herramienta de precisión es la fórmula de una narrativa que no decae, pese a las fuertes crisis que hoy sacuden al mundo”, plantea Orsi.
En la jornada inaugural del Festival, a las 18 horas, se entregará el Premio Homenaje a Damián Blas Vives, una distinción creada para recordar al escritor, ensayista editor y gestor cultural, que murió en mayo de este año a los 43 años. La primera edición del premio homenaje será para la escritora Roxana Artal, compañera de Vives en la editorial Evaristo, que ambos crearon. “La dimensión intelectual de Damián es proporcional a lo que fue su tamaño físico: un gigante de la cultura local, respetado por todos quienes tuvimos el privilegio de conocerlo”, subraya Orsi y define a Vives como un “lector insaciable” que estableció con la literatura “una relación sólida y entusiasta, tan inquebrantable como la que establecimos con él sus amigos, colegas y compañeros”. La editorial Evaristo surgió como iniciativa personal de Vives, quien se las ingenió para obtener el financiamiento básico y arrancar. “Su objetivo era dar a conocer aquella literatura que identificaba como de calidad y que, por los vaivenes de la industria, queda a menudo en los anaqueles o en los cajones virtuales de los archivos”, precisa Orsi y advierte que la muerte de Vives “nos privó de un catálogo que había empezado a concretar en libros de cuidada edición”.
En la programación de Azabache se destacan charlas como “Malvinas, la otra guerra”, con Fernando López, Gabriel Rovito, Ángela Pradelli y Agustín Palmeiro; “Chicas sin barbijo”, con Flor Canosa, Victoria Bayona, Valentina Vidal y María Ignacia Sansi; “Los muertos hablan de libros”, con José María Marcos, Laura Quiñones Urquiza, Liliana Escliar y Lucio Yudicello; “La parodia y la música en el policial contemporáneo”, una charla-taller con Pablo Aguiar Cáu y el inspector Sablich; “Borges y el policial. El género invertido”, charla-taller a cargo de Pablo Gaiano; Tarot y Literatura. Las cartas como chispa creativa”, charla-taller a cargo de Victoria Arderius y Pablo Morán Suárez; “Ficción versus realidad”, con Carlos Sorín, Ingrid Pelicori, Beatriz Rodríguez, Sergio Vainman y Kike Ferrari; “Hombres al borde de un ataque de nervios”, con Lula Comeron, Paola Lucantis, Claudia Piñeiro y Alicia Plante; y “Cómo me hice hincha de fútbol”, con Luis Gusmán, Juan Sasturain, Martín Kohan y Mónica Santino (directora técnica de fútbol femenino).
Orsi se refiere al Grupo Juramento como “una banda de veteranos” que se reúnen en el bar de la librería de Juramento y Cabildo. “A uno se le ocurrió que podrían seguir el ejemplo de grupos como el Florida y el Boedo, en los que brillaron -y cruzaron espadas ideológicas- intelectuales, artistas plásticos y escritores de la talla de Oliverio Girondo, Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal, Raúl González Tuñón, Álvaro Yunque, Nicolás Olivari, Leónidas Barletta y Elías Castelnuovo, entre otros, y a un lado y otro de ‘la grieta’, que ya gozaba entonces de buena salud”, compara Orsi. La pretensión del Grupo Juramento, según el escritor, se desvaneció “tal vez al calor de nuestras limitaciones”, aunque aclara que nunca retrocedieron a la hora de programar esta edición del Festival Azabache, con mudanza incluida de Mar del Plata a Buenos Aires, en la que se presentarán las antologías de relatos Juramento negro y Juramento erótico, ediciones locales de dos volúmenes ya editados en España en la que participan escritoras y escritores de ambas orillas del “gran charco”.
“Lo que impresiona es ver que el crimen no es algo marginal, sino que se entroniza en el poder y dirige las vidas de los demás, a la vista de los representantes de Dios que al día de hoy continúan sin ver lo que importa”, postula Abrevaya en el prólogo de Juramento negro. “Sobre una ley que no es garantía, sobre una policía que no cumple con su función, sobre la comprobación de que no hay quien dé certezas, sobre las caras oficiales del bien que suelen ser las peores, y sobre las caras oficiales del mal que suelen ser inocentes, comprensibles y a veces necesarias, sobre esa dialéctica del dinero y el crimen que atraviesa a toda la sociedad, escribimos”.