Al otro lado del río el humo comienza a asomar e invade el cielo despejado de Rosario, que con el correr de las horas se vuelve irrespirable. Por la noche, las islas del Delta del Paraná devuelven un color rojo rojo anaranjado y los niveles de toxicidad de las partículas que flotan en el aire son hasta cinco veces más altos de los que puede tolerar el cuerpo humano. La postal de incendios forestales se repite desde hace años, siempre en épocas y sitios similares. Expertos estiman que en lo que va de 2022 ya se quemaron alrededor de cien mil hectáreas, y que sólo en los últimos días se vieron afectadas unas diez mil. Además, organizaciones reclaman el tratamiento urgente de la ley de Humedales, que perdió estado parlamentario meses atrás.
Un humo sospechoso en Rosario
Tras los múltiples incendios registrados desde el fin de semana, este miércoles hubo una masiva protesta frente al Monumento a la Bandera con el objetivo de reclamar acciones concretas tanto al Ministerio de Ambiente de la Nación como a las autoridades provinciales y a la Justicia federal para impedir los nuevos focos y castigar a los responsables.
A las 17, una hora antes de la convocatoria, una densa columna de humo volvió a aparecer al otro lado del río Paraná. El fuego recién comenzaba y para las organizaciones ambientales era claro que se trataba de una provocación. Para el ministro de Ambiente, Juan Cabandié, fue un “claro mensaje mafioso”. Por AM750, recordó además otros hechos curiosos de esta semana, como las pintadas que aparecieron en Rosario con la consigna “plomo y humo”.
Esta semana Cabandié presentó una ampliación de la denuncia que impulsó a mediados de julio en el juzgado federal de Victoria, Entre Ríos, a cargo de Federico Martín, y aportó información que confirmaría que se trata de quemas intencionales en los humedales. La prueba es una imagen captada por uno de los faros de conservación con cámaras con geolocalización que muestra a una persona iniciando un foco de incendio. Además, el ministro reveló que en esa zona tienen campos las familias Baggio – de los populares jugos -, el exministro de Economía de Carlos Menem, Roque Fernández, y familiares de los intendentes de San Nicolás y de Victoria.
Incendios en el Delta: miles de hectáreas arrasadas y aire tóxico
Lejos de ser una novedad, los incendios en Rosario se volvieron moneda corriente en los últimos tres años. Ivo Peruggino, de la Multisectorial por los Humedales, lo resume ante Página/12 con un dato alarmante: “Llevamos más de dos años consecutivos con incendios intencionales y más de un millón de hectáreas arrasadas por el fuego”. Además del drama ambiental por tratarse de la quema de un humedal – un espacio clave para el medioambiente -, Rosario se vuelve una ciudad irrespirable. “El aire es cinco veces más tóxico de lo que la salud humana puede tolerar”, lamenta el activista.
El dato que arroja Peruggino fue publicado en septiembre de 2020 en un informe del Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), luego de un exhaustivo análisis sobre las partículas del aire que se respira en distintos barrios de la ciudad santafesina. El resultado fue preocupante: tras los incendios, la calidad del aire es cinco veces más tóxica que los valores normales. Este lunes, las mediciones arrojaron que la contaminación del aire era entre un 30 y un 40 por ciento superior a los máximos tolerables en las normativas vigentes de la provincia.
El director del Observatorio, el abogado ambientalista Matías de Bueno, dice a Página/12 que “el problema son las molestias permanentes a la población”: “Respirar de forma recurrente este aire puede provocar hasta infartos porque las partículas son muy finitas y pueden ingresar al torrente sanguíneo”, advierte. Sin embargo, aclara que la peor parte se la llevan quienes tienen enfermedades respiratorias, como faringitis, alergias, asma o problemas oculares. “Genera un daño y un malestar sin precedentes”, define.
En imágenes satelitales publicadas por el Observatorio, además, se observa que la zona donde se originaron los incendios el último fin de semana están a 10 kilómetros del centro de Rosario, en un área de alrededor de 2.500 hectáreas. “Para el lunes contábamos unas diez mil hectáreas afectadas”, indicó De Bueno.
Quiénes están detrás de los incendios en el Delta
Como ocurrió en los últimos años en la Patagonia, la provincia de Córdoba y Corrientes, la especulación inmobiliaria y el avance de la frontera ganadera aparecen como las principales motivaciones de los incendios en los humedales del Paraná. Meses atrás, el viceministro de Ambiente, Sergio Federovisky, lo aclaraba con precisión: el 95 por ciento de los focos de incendio son intencionales. “Prácticamente no hay fuegos que se inicien de manera natural, en Argentina es delictivo, porque se prende fuego para desmontar y se afectan humedales y bosques para incorporar esas tierras a una actividad productiva”.
Peruggino afirma que en tren de ampliar la frontera ganadera, los productores buscan “pampeanizar las islas del Delta para poner vacas”. “Después de los incendios, entra y sale ganado al humedal. Se quintuplicó la carga ganadera, eso es incompatible con la conservación del ecosistema”, remarca. En el caso de la especulación inmobiliaria, “se necesita tierra arrasada para lotear, vender y construir barrios privados, casas de fin de semana o vender terrenos para el avance de la ganadería”.
Ahora Cabandié le apuntó en concreto a los dueños de las tierras quemadas y les puso nombre y apellido a los propietarios de los campos en el Delta. Hace por lo menos dos años el Ministerio de Ambiente le reclama al gobierno de Entre Ríos que brinde un informe catastral para identificar a los dueños de las tierras que reiteradamente son prendidas fuego. Hasta ahora nunca fueron remitidos ni a Ambiente ni a los juzgados federales de Paraná y Victoria, donde hay en trámite tres causas por los incendios (una de 2020, una de abril de 2022 y otra de julio de 2022), ambas sin detenidos. Esa información es clave para el avance de la investigación y el hallazgo de culpables.
Página/12 supo que una de las causas tiene como imputado a Pablo Rufino Baggio, por el presunto delito de “incendio u otro estrago”. El expediente tramita desde junio de 2020 en el juzgado Federal Nº2 de Paraná, a cargo del juez Daniel Edgardo Alonso. El Ministerio de Ambiente es querellante y por ahora, de las indagatorias, todos los señalados niegan la responsabilidad y aseguran vivir en otra ciudad.
Otra causa investiga quemas intencionales en Diamante y Victoria, con un modus operandi similar, aunque en los meses de junio y julio de este año. El expediente está en manos del juez federal de Paraná Nº1, Leandro Ríos, y hasta ahora no fueron identificadas las personas. El tercer expediente es el que está en manos del juez Federico Martín, del juzgado Federal de Victoria, y se inició el 1 de abril pasado. También apunta a incendios en Victoria, pero no se logró individualizar a los responsables.
Ley de Humedales, el fondo de la cuestión
En este contexto, las organizaciones ambientales volvieron a reclamar el urgente tratamiento de la ley de Humedales, promesa de campaña del Frente de Todos, que es impulsada sin éxito desde hace una década en el Congreso por ambientalistas. A finales de 2021 hubo avances en comisión, pero como no llegó al recinto perdió estado parlamentario.
Meses atrás Cabandié prometió que se avanzaría, aunque por ahora no hay novedades. Este jueves, ante la consulta de AM750, el ministro respondió: “Hay que preguntarle al Congreso, nosotros apoyamos la ley de Humedales. Trabajamos con distintos autores ambientales de las provincias. Producimos un anteproyecto de ley vinculado a la protección de estos espacios. Eso va a derivar en un nuevo proyecto. Formó parte de nuestra campaña. Por supuesto que queremos la ley. Pero sobre lo que pasa hay que preguntarle a los legisladores”.
Peruggino insiste además en que la ley de Humedales es fundamental para proteger “lo poco que queda”. Se calcula que un 21 por ciento del territorio argentino son humedales, fundamentales en primera instancia por tratarse de grandes reservas de agua dulce, pero también porque son amortiguadores del cambio climático y tienen un gran valor biológico. En concreto, los distintos proyectos que se impulsaron prevén cambios en el modo de producción, reducción en los daños y restauración y dejar de utilizar el fuego como herramienta para el preparado de campos; así como también otorgar más herramientas al Poder Judicial para que avancen sobre los responsables de los incendios.
De Bueno afirma por su parte que la ley de Humedales no será la solución total, pero sí una herramienta clave para avanzar en un ordenamiento ambiental territorial, con estudios y presupuesto, así como la distribución de actividades permitidas y prohibidas. “Hay que impulsar que el ecocidio se incorpore como figura al Código Penal para que la Justicia pueda endurecer la sanción para estos delitos”, enfatizó el abogado.