Subirse al viaje de El Plan de la Mariposa está siempre bien, y suena muy bien. El grupo que lideran los hermanos Andersen visita la ciudad con su Gira Incandescente, en un recorrido que prosigue en otras ciudades y países, con Uruguay, Chile, México y España, por delante. Y lo más reciente ya dice mucho, porque la celebración musical que tuvo lugar en el Estadio Obras el año pasado fue un suceso, está completo en YouTube (Trascenlace), y es esa misma fiesta de luces y sonidos la que recala hoy, a las 20 en Sala de las Artes (Suipacha y Güemes).
Los años recientes sientan un antes y un después a toda experiencia, y en el caso de El Plan de la Mariposa hubo una consolidación, habida cuenta de su carácter familiar: de los siete músicos, cinco son hermanos. “Siento que de alguna forma salimos fortalecidos de todo lo que fue este tedio largo, también porque nuestro trabajo ya es de por sí muy inestable: tener una banda y trabajar en la música tiene niveles de inestabilidad altos, sobre todo al principio. Quiero decir, estábamos si se quiere preparados para lo inestable, cuando mucha gente sufría porque no sabía lo que iba a pasar al otro día, acostumbrados como estamos a las dinámicas repetitivas. A eso no lo sufrimos, porque es algo que siempre pasa cuando encarás un proyecto de las características del nuestro. Desde hace unos años, comenzó una nueva etapa, en la que ya sabemos que la gente nos acompaña, pero la incertidumbre estuvo siempre y fue como un entrenamiento para encarar lo que no sabíamos iba a venir, que fue la pandemia. Además, pudimos hacer muchas cosas, discos, compusimos canciones con la gente a través de las redes sociales, estuvimos muy activos. Tal vez, al tener una dinámica más familiar y al estar bien cerca –incluso varios integrantes del Plan viven juntos– pudimos compartir un montón de cosas, cuando hay otros grupos que no se podían encontrar. Todo eso tiene repercusión en el ahora, cuando estamos saliendo a tocar con muchas cosas bajo el brazo, nuevas y para compartir”, comenta Sebastián Andersen a Rosario/12.
Integrada por los hermanos Andersen: Sebastián y Camila (voces), Valentín (guitarras y voz), Máximo (teclado), Santiago (violín), junto a Andrés Nör (bajo) y Julián Ropero (batería), la banda nacida en Necochea dio a conocer en 2020 su quinto (y notable) disco Estado de Enlace (Savia /300 Producciones/Zarpa), y estrenó por estos días la canción y videoclip “Incandescente”. La postal que agrega el recital en Obras deja entrever no sólo la cofradía con el público, sino la emoción que destilan las palabras del músico entre tema y tema. “Lo vivimos con mucho agradecimiento. La dinámica que tiene hoy la sociedad no da tiempo para nada, todo el mundo está en la suya y posiblemente estresado, con preocupaciones, y que con todo lo que sucede vengan a acompañarnos es una bendición, un regalo para nosotros. Y encima nos permiten hacer lo que nos gusta. La única forma de poder hacer que esto sea un viaje sostenible, y podamos entregarle toda la energía a hacer canciones y salir a tocarlas, es que esté el apoyo de mucha gente, a la que se ve que le hace bien lo nuestro, o se conecta con algo que los moviliza y viene a los encuentros; así que lo vivimos con mucho agradecimiento, porque hacer lo que te gusta en este mundo no es fácil. Hay que agradecerlo profundamente, porque es una bendición poder estar acá, en el planeta, haciendo algo que te de plenitud y te llene el corazón”.
-Te escucho repetir la palabra “bendición” y se me ocurre pensar en la canción “Viaje de Transformación”, en cuyo videoclip destaca una lectura irónica sobre las religiones.
-Me gusta la óptica de una fuerza superior, a la cual no me interesa ponerle un nombre particular, pero sí pensar en una fuerza que propone ciertas dinámicas, de las que te tenés que hacer cargo si las sentís; creo que hay una fuerza superior, que la siento como la naturaleza, la energía que hay en la tierra, y que por ahí da oportunidades. Si la oportunidad está adelante y la podés tomar, es una bendición.
-Te escuché señalar que con Estado de Enlace lograron un disco a la altura de lo que persiguen.
-En un punto, grabar es una experiencia hostil, porque salís del mundo de la imaginación al encuentro con lo que realmente está sonando, con lo que está en el marco de tus posibilidades. Aunque imaginariamente quisiera cantar como Freddie Mercury no puedo, tengo que encontrar mi propia voz, y así cada uno encontrar su propio color y forma y concepto, que está alineado profundamente con lo que sos. Ésa es la tarea personal, a la que cada integrante del grupo se enfrenta a la hora de grabar, al exponerse al registro, que es cruel en ese sentido. En ese proceso venimos en un viaje en el que arrancamos sin ningún asesor ni pariente que se dedicara a la música y nos dijera “el tema va por acá”, sino que nos tiramos a la pileta y empezamos a aprender a los golpes. En el camino fuimos descubriendo muchos maestros y maestras, que nos fueron guiando en el proceso. Fue largo, en el medio hicimos un montón de canciones y en esta etapa sentimos cierto grado de maduración, en donde lo que nos imaginamos y lo que logramos plasmar está al menos un poco más cerca.
Sobre el show de esta noche, Andersen dice que “venimos con una puesta de luces y de audio que es la misma que hicimos en Obras y que ahora intentamos replicar con mismo concepto, idea y dinámica de recital, en todas las fechas. Y con la idea de retomar el roce, la cosa cercana, la transpiración, el pogo; donde las emociones se meten más en el cuerpo y salen para afuera porque estás cerca del otro”.