El uso del dólar como instrumento de ahorro y moneda transaccional en el mercado inmobiliario genera un elevado costo económico para la economía argentina. Como se señaló en anteriores notas, la "fuga de capitales" por esos motivos equivale a las exportaciones anuales de cereales y oleaginosas. También se advirtió que una dolarización total o parcial del sistema financiero, si bien puede aliviar esa presión en el corto plazo, terminaría agravando el bimonetarismo y generando que las corridas cambiarias se traduzcan en corridas bancarias, poniendo en juego la quiebra del sistema financiero, tal como pasó con la crisis de la convertibilidad a finales del siglo pasado.
Frente a esas propuestas, el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz viene promoviendo la creación de una moneda indexada: el "peso fuerte". La misma debería ser una letra emitida por el Banco Central, donde mediante licitaciones diarias se garantice que su cotización evolucione al ritmo de los precios. De esa manera, y en forma similar a la "unidad de fomento" (UF) lanzada en Chile en su inflacionaria década del ochenta, su valor se mantendría frente a la inflación. Por otro lado, y a diferencia de las propuestas dolarizadoras, no hay riesgo de incumplimiento porque su valor se paga en pesos, emitidos por el Banco Central.
A diferencia de la experiencia chilena de la UF, el "peso fuerte" tendría circulación en billetes. Dado que la economía opera con un importante sector formal no bancarizado, su circulación en papel es indispensable para que el excedente de dicho sector no se vaya hacia el dólar, que es el único instrumento que garantiza la conservación del valor en una economía inflacionaria, dada la imposibilidad de acceder a un plazo fijo o un bono CER. Por otro lado, se permitiría sustituir los depósitos y créditos UVA por otro esquema basado en pesos fuertes, facilitando su expansión dentro del sistema bancario al disminuir su riesgo financiero, ya que su valor está garantizado por el Banco Central y no por los bancos particulares.
El uso del peso fuerte puede ser estimulado por ciertas regulaciones en el mercado inmobiliario que obliguen a realizar las operaciones mediante transacciones bancarizadas denominadas en dicha moneda. Su estabilidad y una política explícita que reduzca al mínimo la prima entre su valor de compra y de venta, puede alentar su utilización frente al dólar, cuyo margen entre operaciones de compra y de venta podría, por el contrario, ser ampliado mediante ciertas medidas regulatorias adicionales.
Se trata de una propuesta de mediano plazo cuyo éxito requiere ganarse de a poco la confianza de la población, hasta que sea uso y costumbre. En Chile, actualmente las operaciones inmobiliarias y de largo plazo se fijan en UF. Tal vez el día de mañana la Argentina pueda lograr algo similar con el peso fuerte. Para ello se requiere contar con un amplio acuerdo social y político que se manifieste en un respaldo a la propuesta y en un arreglo institucional que no deje duda de que la evolución de su valor no va a ser manipulado.
@AndresAsiain