En 2011 cotizaba a 28 yuanes. Actualmente cotiza a 315. Equivale a un incremento de su valor de más de diez veces. No es la acción de una compañía de criptomonedas ni de una tecnológica publicitando su potencial en el metaverso. Se trata del aumento exponencial en el precio de la acción de BYD, el principal fabricante de vehículos eléctricos de China, que ya no es la sombra de Tesla, sino un rival que en los próximos años puede dejarlo en el camino.
En un artículo del español El País se adelanta que BYD no sólo espera seguir creciendo dentro de China sino que comenzó su expansión global. En agosto mandó su primer cargamento de utilitarios deportivos a Australia, cuenta con ingenieros que compiten de igual a igual con los de BMW y diseñadores que mantienen el pulso frente a sus pares italianos de Pininfarina.
El auge de esta empresa no debe leerse como el caso de éxito de una marca y sus inversores, sino que relata la expansión extraordinaria de la industria automotriz de nueva generación de China. El país se ubica a la vanguardia de la venta de autos eléctricos, con un crecimiento impactante en los últimos diez años. Se estima que el año pasado se vendieron en China cerca de 3,5 millones de esta clase de vehículos, es decir la mitad de las unidades vendidas en el mundo. En Estados Unidos la cifra se ubicó en 630 mil rodados, mientras que en Alemania se anotaron 690 mil y en Francia unos 320 mil. Se trata de cifras que se publicaron en el portal especializado en visualizaciones de negocios Elements.
Los cambios del complejo automotriz chino fueron vertiginosos en pocos años. A principio de este siglo una marca como la alemana Volkswagen tenía una participación de mercado en China del 50 por ciento. Ahora no llega a 15 por ciento y todos los fabricantes extranjeros juntos suman menos del 46. China se convirtió en un productor potente de automóviles pero también en líder de tecnología clave para el sector. El país es el semillero de la innovación en el rubro de baterías de litio, tiene 4 de las principales 10 firmas de este sector (CATL, BYD, CALB y Guoxuan). Supera a Corea y a Japón.
Esta expansión no es fruto del azar sino resultado de la planificación y de las inversiones de las últimas décadas para promocionar la innovación. El diario inglés The Guardian resume la capacidad adquirida por el Gigante asiático para la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías. Precisa que China publicó entre 2018 y 2020 más del 23 por ciento de los artículos científicos del mundo, eclipsando a Estados Unidos y Alemania. La fuente surge de un informe que elaboró el Instituto Nacional de Política Científica y Tecnológica de Japón y muestran que China no sólo lidera por la cantidad de publicaciones sino también por la calidad e impacto potencial. Sus publicaciones figuran en la comunidad científica como las más citadas a escala global.
Algunas décadas atrás esta situación no estaba en el radar. El historiador Yuval Harari narra una anécdota de China que permite observar la velocidad de transformación de este país. La cuenta con palabras impactantes: “En 1974 se celebró en Roma la primera Conferencia Mundial de la Alimentación, y los asistentes fueron obsequiados con previsiones apocalípticas. Se les dijo que no había manera de que China pudiera alimentar a 1000 millones de habitantes, y que el país más poblado del mundo se encaminaba a la catástrofe. En realidad, se encaminaba hacia el mayor milagro económico de la historia. Desde 1974 se ha sacado de la pobreza a centenares de millones de chinos, y, por primera vez en su historia documentada, China está libre de hambrunas”.