Un equipo de investigadores e investigadoras de Conicet hallaron en las proximidades de la ciudad de El Calafate, provincia de Santa Cruz (específicamente en estratos de la Formación Chorrillo), restos vegetales de un ecosistema acuático de hace unos 70 millones de años. En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas UNQ, el investigador del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” y autor principal del artículo, Ezequiel Vera, explica que parte de los hallazgos corresponden a plantas fósiles desconocidas hasta el momento en el Cretácico para Argentina.
Junto con investigadores de Japón, el equipo científico descubrió plantas de distintos tipos y tamaños, a partir de fósiles microscópicos, técnicamente llamados palinomorfos. Para ello, realizaron un tratamiento químico que consiste en disgregar las rocas con ácidos y obtener los restos orgánicos. De esta manera, hallaron esporas, polen y cutículas de hojas de plantas desconocidas hasta el momento. Estas últimas son capas ubicadas en la parte externa de las hojas y cumplen la función de impermeabilidad de las mismas. La cutícula es resistente y, a veces, es la única información que permite identificar que hubo una planta en el espacio investigado. Vera echa luz: “Todos estos restos de vegetales hallados en un cuerpo de roca funcionaron como distintas líneas de evidencia que nos permiten pensar a la vegetación como un todo”.
También, los investigadores e investigadoras descubrieron otros restos fósiles no microscópicos, como es el caso de varios tipos de hojas. Vera ejemplifica: “Un caso es el de las hojas de la familia Nymphaeaceae. En el país hay algunos registros fósiles mucho más jóvenes, pero es la primera vez que los encontramos en rocas del Periodo Cretácico”.
Además, el paleobotánico manifiesta que si bien es común encontrar restos fósiles de plantas acuáticas en el hemisferio norte, no sucede lo mismo en el sur. El hallazgo de este grupo de plantas en Argentina es importante, “no hay otro estudio tan completo realizado en el país”. El descubrimiento y estudio de los fósiles fue publicado en la revista Cretaceous Research.
Microscópicos pero informativos
Los fósiles microscópicos corren con una ventaja frente a los más grandes. Como un hueso: en una pequeña muestra se obtiene mucha información. Tal es así que aquellos hallados en esta investigación permiten reconstruir el tipo de ambiente que había hace millones de años en la Patagonia.
El único problema de este tipo de fósiles radica en lograr encontrarlos: el hallazgo depende de en qué tipo de roca se haya depositado ese fósil. Por ejemplo, en las rocas que contienen restos de carbón, es más probable que se preserven los restos fósiles; pero no así en una roca que originalmente fue arena.
En la presente investigación, el equipo explica que los granos de polen fueron los que les permitieron establecer que los fósiles pertenecían a plantas que habitaron la Tierra hace 70 millones de años atrás. Además, respecto del clima, tras reconocer qué plantas hubo en el período Cretácico Tardío, se pudo saber que no hacía ni calor ni frío extremo. Este descubrimiento se debe a que los restos forman parte de familias de plantas que, en la actualidad, no pertenecen a lugares de climas sumamente fríos o cálidos.
Incluso, algunos granos de polen pertenecían al grupo de las coníferas, que habitan los ambientes húmedos. “A raíz de este tipo de vegetación comprendemos que había bastante humedad, lo que coincide con lo observado junto con los geólogos: el lugar tenía cuerpos de agua poco profundas y ríos”.
De esta manera, el equipo científico realizó la interpretación ambiental y avanzó en el conocimiento de la Patagonia de hace millones de años.