"Creo que en el caso de mi música, la sala resulta muy adecuada; tanto para la obra que lleva sonido electrónico, que presenta lo que yo denomino una 'espacialización real', porque van a salir sonidos de bafles, en un sistema estéreo, donde hay movimiento de sonido con músicos en escenario; como en el caso de las obras instrumentales, donde yo hablo de un 'espacio virtual', o sea, de generar sensaciones espaciales sin recurrir a la localización de fuentes sonoras en distintas puntos", le explica el compositor Dante Grela a Rosario/12.
La sala en cuestión es la del Teatro Príncipe de Asturias (Sarmiento y el río), que recibirá hoy, a las 19 y con entrada libre y gratuita, al prestigioso músico en el marco del ciclo Rosario Contemporánea, que Parque de España dedica a las expresiones de la música contemporánea de la ciudad. Ciclo que es auspiciado por la Secretaría General de Programaciones del Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe.
"Creo que el espacio es un factor absolutamente importante en la composición, y el Príncipe de Asturias se presta muchísimo para esto. Hace años, en un festival en Brasil, hice una obra para 18 fuentes sonoras, distribuidas en grupos de músicos ubicados en distintas localizaciones dentro de una gruta natural. El espacio es algo que me fascinó desde siempre", completa el distinguido compositor y docente.
-‑¿Cuáles son las obras previstas?
-‑Voy a presentar cuatro obras mías, que pertenecen a estos últimos años, del 2013 al 2017. Son las siguientes, cronológicamente: Mágicas lejanías, del 2013, que no ha sido estrenada todavía, realizada para un simposio en Buenos Aires que finalmente no se hizo; es una obra para flauta en sol, violoncelo, clarinete bajo, trombón y piano; Dibujos sonoros, del 2014, una obra para un grupo de instrumentos de viento y sonidos electrónicos, para flauta, clarinete, saxo tenor, trombón, y sonidos electrónicos pregrabados que van a salir por los bafles. Se llama Dibujos sonoros porque me fue pedida en ocasión de una muestra de mi padre (Juan Grela). Después una obra de 2015, para flauta sola, que se titula Tramas de la soledad; y la más reciente, terminada hace un par de meses, Cinco improvisaciones sobre un canto shipibo. Shipibo es un pueblo originario de Perú, y yo tengo un particular interés de hace muchos años en la música étnica; esta obra consta de cinco piezas breves, y está basada en un canto de esta cultura, de una mujer shipibo. En una pieza el saxofonista toca saxo soprano y tenor en otra, junto a violoncelo y piano. Allí el pianista voy a ser yo.
Los intérpretes que acompañarán el concierto de hoy son los siguientes: Paula Franco Casas (flauta), Ivette Paz (violoncelo), Ana María Correa (piano), Alfredo Crespo (clarinetes), Facundo Aride (saxos), y María de los Ángeles Carmona (trombón). "Yo dirijo dos obras, Mágicas lejanías y Dibujos sonoros, y toco como pianista en las Cinco improvisaciones", aclara Grela.
-‑Usted ha referido que toda música participa de un lugar esencial, más allá de la categoría o época a la que se aluda.
-‑Yo creo en la música como un tipo de expresión de los seres humanos, a través del sonido. Distintos seres humanos, con distintos intereses y en distintos tiempos y lugares, hacen distintos tipos de música; habrá quien haga música clásica, folklore, electroacústica o instrumental, pero son cuestiones que tienen que ver con decisiones o necesidades del individuo, con situaciones del contexto social, pero todo es música. Me interesa esa colocación, yo hago la mía desde el lugar en el que vivo, y desde mis intereses.
-‑Un interés que lo lleva, por ejemplo, a prestar atención a la música étnica. Entiendo que en tanto postura estética es una postura política.
-‑Efectivamente, es una postura política, una toma de posición con respecto a mi propia situación y ubicación como compositor americano, al que le toca vivir en esta época. Yo creo que el componer no es un juego gratuito sino que implica un determinado posicionamiento. Esto es fundamental. Este interés en la música étnica no significa que, en la música que haga, la música del pueblo originario va a estar presente de manera directa, sino que son disparadores, que me resultan muy importantes para mi música. Tramas de la soledad, por ejemplo, está realizada sobre una música jujeña, un yaraví tocado originalmente en quena, pero ese fue el disparador expresivo, de allí yo partí.
-‑Dada su tarea en música electroacústica, ¿nota un riesgo de cara a cierta fascinación tecnológica, que desatienda u olvide lo ya hecho y heredado?
-‑Dentro del campo de lo que llamamos la música electroacústica, en donde yo tengo una obra mixta, las nuevas tecnologías nos han aportado muchísimo. Yo trabajo habitualmente en ambos campos, a veces compongo obras para sonidos electrónicos solos, otras obras mixtas o puramente para instrumentales. Creo que la nueva tecnología ha hecho mucho aporte pero, y esto me parece que sucede con mucha música que está centrada en las nuevas tecnologías, a veces la nueva tecnología termina transformando la composición en un juego, en jugar con la computadora a producir sonidos extraños. En tanto eso no llegue a integrarse como mensaje sonoro expresivo, que esté dirigido a que otros lo escuchen, creo que se transforma en un mero juego para especialistas. Entonces, mi posición es la misma que en la música instrumental, creo que la música -el arte, en general‑ tiene que cumplir una función social, independientemente del estilo, de la estética, de lo que sea, de lo contrario se transforma en un mero juego. Y eso ocurre con mucha producción dentro del campo de la música electroacústica pura, que está centrada en la nueva tecnología, y termina en algo que es casi para especialistas. A mi música yo no la siento para especialistas, a mí me interesa que le llegue a alguien, no importa si es a uno o si es a mil. Es por eso que yo me muevo en un campo que es el de la hibridación de lenguajes: en mi música voy a emplear recursos muy convencionales, que van a recordar sonidos de la música del pasado, como el siglo XVIII o el siglo XIX, junto a las nuevas tecnologías y con los aportes que me dan las músicas étnicas. Toda esa mixtura, esa hibridación, yo la siento parte de mi contexto de vida, como compositor latinoamericano. Latinoamérica no es turismo, para nada, sino que somos mezcla, creo que ésa es nuestra realidad y yo la expreso así en mi música, y cada vez más.
-‑Por lo que expone, creo que la tarea pedagógica que desempeña va de la mano.
-‑Exactamente, yo siempre estoy enseñando. Suelo decir o plantear que yo dejo el lápiz o la computadora en mi estudio, donde resuelvo mis propios problemas compositivos, para ir a la clase, tomar el lápiz o la computadora, y tratar de ayudar a resolver los problemas compositivos a los alumnos. Son como dos caras de una misma moneda.