El 15 de agosto de 2021 los talibanes regresaron al poder en Afganistán tras una ofensiva relámpago iniciada con la retirada de las fuerzas de Estados Unidos que tenían 20 años como fuerzas de ocupación.
En este contexto, las mujeres son las que más sufrieron y sufren la vuelta del régimen talibán en Afganistán.
Para analizar esto, la pensadora feminista descolonial, doctora en Cs. Sociales, Prof. UBA y UNSAM e investigadora del CONICET, Karina Bidaseca, dialogó en AM750 y aseguró que “hay que trabajar en el concepto de orientalismo” tal como se lo conoce y en el de “retórica salvacionista” en la que Estados Unidos “aparece” para salvar a esas mujeres pero solo es una justificación para su política de invasión a países no occidentales.
“Es decir, el discurso de la democratización o llevar la democracia a otros escenarios implica sin dudas un sometimiento y, obviamente, una imposición de un gobierno, un proceso democrático y también un proceso cultural que implica, si pensamos en las mujeres, someterlas a dobles patriarcados”, argumentó.
Y agrega: “Cuando uno habla de Oriente, en realidad está cometiendo una fetichización de un mundo vía una abstracción. En realidad tenemos múltiples orientes o múltiples posibilidades de comprender en cada sociedad como son esos derechos, cómo se van conquistando más derechos o cómo se van restringiendo. Lo que estamos hablando hoy, sin dudas, es no solo de esa restricción, sino que esa restricción se exacerba bajo ocupación, ante también la complicidad de las Naciones Unidas, que por más que denuncie tuvo mucho que ver en esta historia”.
En este sentido, según la Doctora, “es fundamental” el apoyo internacional para estas mujeres y para que se visibilice esta problemática.
Si bien muchas pudieron escapar (sobre todo a España), Bidaseca señaló que el régimen se volvió más fundamentalista y ahora es casi imposible salir del país, pero también esta dificultad está causada por “el fundamentalismo del mundo”.
“Los avances de la derecha y también de los extremismos implica que ese guión de esos fundamentalismos geopolíticos, económicos, culturales y religiosos fundamentalmente, se inscriban en los cuerpos y las corporalidades de las mujeres”, aseguró.
“Hablar de la opresión de las mujeres es, sin duda, hablar de los orígenes de esa opresión. Y en esos orígenes, por supuesto, tenemos a las religiones”, sentenció.