Desde Santa Fe
En diciembre de 2019, el politólogo Marcelo Sain se definió como “soldado de Omar Perotti”, pero después se arrepintió de haber sido ministro de Seguridad en Santa Fe. En marzo de 2021 lo sucedió en el cargo el abogado Jorge Lagna, quien esta semana dijo lo mismo para justificar su salida del gabinete. Dos políticos que repitieron la misma metáfora del soldado en el desempeño de un puesto difícil que otros allegados al gobernador no quisieron aceptar, entre ellos su ministro de más confianza: Marcos Corach, hoy a cargo de la cartera de Gestión Pública. Tras la renuncia de Lagna y la negativa de su segundo, el secretario de Seguridad y comandante retirado de Gendarmería Claudio Brilloni de tomar la posta, Perotti eligió a un comisario general retirado: Rubén Rimoldi, como su tercer ministro en el ramo. Una apuesta política sin antecedentes: Rimoldi es el primer policía que asume la conducción del Ministerio de Seguridad en democracia. La decisión generó rechazos en el
propio peronismo, el arco opositor y los organismos de derechos humanos. “Es un retroceso”, sostienen.
Hasta ahora, en distintos gobiernos, se habían sucedido militares o gendarmes, pero como número dos y debajo de un político. Rimoldi es el primero y así lo ponderó cuando le preguntaron cuál era su mensaje para la Policía de Santa Fe a la que él llama “nuestra fuerza armada”. “Les digo que hoy el ministro es policía y vamos a trabajar en conjunto porque es la única manera de sacar adelante la situación”, respondió. Su desafío es que una Policía que el propio Rimoldi dice que está “desguazada” (y otros consideran “parte del problema”) pueda enfrentar el avance del narcotráfico, el crimen complejo y una crisis de violencia que ubicó a Rosario al tope de las tasa de homicidios en el país. Habrá que ver el resultado.
Rimoldi llegó a ministro por descarte. El martes a la noche, antes de recibir el ofrecimiento, Perotti había intentado convencer a Brilloni para que reemplazara a Lagna, pero el secretario de Seguridad rechazó la propuesta. Según fuentes confiables, Brilloni dijo que no porque sabe que el Ministerio “está prácticamente paralizado por una disputa” entre Lagna y la secretaria de Coordinación Técnica y Administración Financiera, Ana María Morel, una funcionaria que responde al ministro de Economía Walter Agosto. Morel ya ocupó ese cargo con Sain, pero sólo por unos meses, el ex ministro se quejó y la sacaron. Volvió con Lagna. En la óptica de Agosto, Morel es clave para el monitoreo de las cuentas del Ministerio de Seguridad que comparte con Perotti.
Lagna ya había tenido otros incidentes, incluso con exfuncionarios del equipo de su antecesor hasta que éstos renunciaron en noviembre de 2021. En uno de esos episodios, Sain llegó a proponerle a Perotti que lo reemplazara por Corach y que éste asumiera como ministro de Seguridad. El intento no prosperó. Por esa época, el diputado nacional Roberto Mirabella también coincidía con la salida de Lagna, pero sin éxito. Cuando Perotti lo ratificó en el cargo, Mirabella tomó distancia. Lo llamativo es que el martes, cuando Perotti nombró a Rimoldi, el legislador le comentó a un allegado que se había enterado por la prensa, lo que podría revelar una fisura en la mesa chica del gobernador.
Según fuentes de la Casa Gris, Perotti eligió al policía por la falta de resultados ante la crisis de inseguridad en Rosario. A su juicio, la “situación” empeoró en la gestión de Lagna y el intento de revertirla con un comisario general retirado deja a la vista dos hechos: la falta de cuadros de recambio en el gabinete y la desconfianza del gobernador en los policías en actividad. Y si Perotti desconfía, ¿qué les queda al resto de los santafesinos?
De estrechos vínculos con el socialismo, Rimoldi llegó al gabinete como colaborador de Corach. El ministro de Gestión Pública lo llevó a trabajar para ser jefe de Policía de la provincia, pero cuando Brilloni le dijo que no a la propuesta de suceder a Lagna, Perotti aceptó nombrarlo ministro de Seguridad. “Ser policía no es un estigma para conducir la cartera”, dijo. No escaló solo. Lo acompañan en el ascenso otros cuatro comisarios generales retirados que integran su equipo de trabajo.
La primera indicación de Perotti a Rimoldi el día que asumió fue escueta: “Pocas palabras y acción”, le pidió. Quedó claro que pretende que hable poco y haga más, lo que también podría interpretarse como otra crítica a Lagna. El gobernador le reclamó “mucho trabajo y pocas palabras”, cuando ya había aceptado su plan para recuperar la Policía de Santa Fe. “En algún momento, la Policía funcionó y brindó seguridad. Tenemos que volver a esa época, sobre todo en Rosario”, dijo Rimoldi. Y a su juicio, la forma de hacerlo es unificar el mando en un solo jefe de Policía que “imponga la forma de trabajar”.”No estamos inventando nada. Todas las fuerzas armadas y de seguridad funcionan de esa manera”.
“Durante mucho tiempo, las políticas que se aplicaron en Santa Fe dividieron a la fuerza. Hoy la tenemos desguazada y desarmada en un montón de jefaturas. En una institución armada debe haber disciplina, orden y verticalidad”.
-¿Eso significa darle mayor poder a la Policía? –le preguntó un periodista de LT9.
-No, poder no, sino que se trabaje en forma ordenada. Que tengamos un comando único. No puede haber diez órdenes dentro en la policía. Tiene que haber una sola orden. Un solo jefe de policía que ordena y todos los demás trabajamos en conjunto para que la seguridad funcione. Necesitamos reorganizar la policía y darle funcionalidad –respondió.
-¿Hay connivencia de la Policía con el crimen, en Rosario?
-No descartamos absolutamente nada –se atajó Rimoldi.
Otra de las razones del cambio es la subejecución presupuestaria que partidos opositores reprochan al gobierno de Perotti en materia de seguridad. El debate ya estaba planteado antes de la salida de Lagna, quien iba a ser interpelado en la Cámara de Diputados el miércoles, a las 14. No fue. Perotti le aceptó la renuncia el martes, veinticuatro horas antes de la convocatoria a la Legislatura. Con lo cual quedaron a la vista otros hechos. Uno: Lagna es el primer ministro que deja el cargo el día anterior a una interpelación parlamentaria. Dos: quedó claro que Perotti no quería que fuera a la Cámara de Diputados a discutir sobre números e inversiones en el Ministerio de Seguridad.
En 2022, el presupuesto en el área ronda los 12.000 millones de pesos. En el primer trimestre, el gobierno de Perotti informó que la inversión era del 4,8%, unos 575 millones de pesos, pero en el siguiente informe oficial, al finalizar el semestre, omitió el rubro seguridad. Un diputado del Frente Progresista estimó que –según sus propios cálculos- a mitad de año la ejecución presupuestaria era del 7% del presupuesto, unos 840 millones de pesos.
El miércoles, a Lagna le iban a preguntar por estos números. Porque a los 12.000 millones del presupuesto, la oposición a Perotti suma otros 3.000 millones de la emergencia en seguridad que se aprobó a fines de 2021. La ley obliga al ministro a rendir cuentas en la Legislatura a los seis meses.
La decisión de Perotti de nombrar a Rimoldi generó rechazos en el propio peronismo, el arco opositor y los organismos de derechos humanos. “Es un retroceso” de un gobernador que en 2020 –con Sain- impulsó una “reforma integral de la seguridad pública”. Y hoy, al nombrar un policía retirado, “pasa del planteo de mayor conducción civil de la fuerza a defender el status quo y a dejar las cosas como están”, dijo el diputado nacional del PJ Eduardo Toniolli. Lo mismo plantearon otros legisladores peronistas, entre ellos los diputados provinciales Leandro Busatto y Matilde Bruera. Su colega de izquierda, Carlos del Frade dijo que Perotti le dio “poder a la vieja guardia de la Policía, seguramente por sugerencia por algunos senadores” y manda “un mensaje a la sociedad que viene una política de mano dura”. Y cada vez que sucedió eso, “hubo más cajas negras en la Policía de Santa Fe y más pactos mafiosos en la provincia”. Lo de Perotti “es un hecho gravísimo, un retroceso democrático”.
El Espacio Juicio y Castigo y el Foro contra la Impunidad –que agrupan a los organismos de derechos humanos de Rosario y Santa Fe- coincidieron que “es imposible quedarse callados” ante la “retrógrada designación” de Rimoldi. “El Nunca Más no es una mera declamación sino una política de estado que debe sostenerse”.
El Foro advirtió que la “señal” que dio Perotti es “contraria a lo que en los últimos 15 años se sostiene desde Nación y la provincia sobre la conducción política de las fuerzas armadas y de seguridad. Más, cuando el único antecedente que se le conoce (a Rimoldi) es su participación para reprimir actividades de memoria en la ciudad de Casilda, donde era funcionario municipal”, en 2013.
“La seguridad involucra a todas las instituciones de la democracia porque el crimen de gran escala está asociado a franjas de corrupción en las fuerzas de seguridad y el poder judicial con sectores económicos que permanecen ocultos a la consideración pública. Por eso reducirla a una visión netamente policial resulta inconducente”, concluyó el Foro.