El auditor de la AGCBA por el Frente de Todos, Lisandro Teszkiewicz, advirtió este lunes que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires redujo en un 94 por ciento el presupuesto del programa de asistencia a las víctimas de trata. Según los datos relevados, si bien el monto total previsto para este fin en el 2020 fue de 7 millones de pesos —con la expectativa de atender a 280 personas, destinando 25 mil pesos por cada víctima—, sólo se desembolsaron 330 mil. La tendencia siguió en 2021 y 2022, con partidas presupuestarias de 700 mil y 400 mil pesos, respectivamente.
El dato surge después de que este sábado, tras 19 allanamientos que dejaron 50 detenidos, miembros del Departamento Trata de Personas de la Policía Federal desbarataron en la Ciudad una banda acusada de dedicarse a la captación de personas para someterlas a la explotación sexual y laboral, bajo la fachada de una escuela de yoga.
Durante los allanamientos fueron entrevistadas unas 66 personas, en su mayoría mayores de edad, que serían víctimas y fueron encontradas en un inmueble en Estado de Israel 4457, en el barrio porteño de Villa Crespo, donde funcionaba una de las sedes. Pablo Salum, el principal denunciante en la causa, ingresó allí con su madre cuando tenía ocho años.
En este contexto, Teszkiewicz señaló que el ajuste que hizo el Gobierno porteño sobre este programa generó una serie de problemas estructurales: “La asistencia ahora depende de la Dirección General de la Mujer. El programa no tiene un equipo de profesionales. No da asistencia jurídica. No tiene paradores. Toda la normativa internacional habla de que se necesitan lugares de alojamiento específicos”.
Esto genera una consecuencia directa: “La gente que fue reducida a la servidumbre necesita muchísimo apoyo para poder reinsertarse en una sociedad que le fue hostil. La oferta de alojamiento que tiene la Ciudad para darle a las personas son dos: o los paradores para gente en situación de calle, que son muy deficientes; o el subsidio habitacional, que consiste en un dinero que no alcanza a los precios de los hoteles”.
Es decir, “se deja a las víctimas de redes de trata en una situación de vulnerabilidad muy grande y muy susceptible de ser captada otra vez por este tipo de redes”. “Estamos hablando de un crimen que consiste en reducir personas a la servidumbre. En pleno siglo XXI hay esclavismo. Quizás la forma más conocida es la trata para explotación sexual, pero además de eso hay trata para explotación laboral en general”, aclaró, enfático.