¿Cómo se puede representar el holocausto contra los judíos, la exterminación de los armenios o el genocidio de la población camboyana a manos de los Khméres rojos? El libro "Una ética de la mirada. El cine frente a la Catástrofe", desde Alain Resnais a Rithy Panh (Prometeo), de Sylvie Rollet, renueva la pregunta por los modos de evocar el horror. La profesora de Estudios Cinematográficos en la Université de Poitiers traza una suerte de arqueología de la visión sobre el horror, excavando en un pasado que alternativamente se oblitera y se recuerda según las conveniencias políticas del presente. Su empresa arqueológica es similar a la que iniciaba Walter Benjamin hacia la década del treinta: hace que su excavación valga la pena revisando contextos, recursos, metáforas y lugares comunes de la imagen sobre lo que denomina la “Catástrofe”, una cesura antropológica que designa la voluntad de separar a la humanidad de ella misma. La catástrofe no es un envío de los dioses o una muestra de lo sublime natural, sino que es la herida mayúscula que confirma el tiempo de horror en el siglo XX.