El pasado viernes se realizó en Salta el Foro de Soberanía Alimentaria de la Región NOA, denominado “Diálogos para la soberanía alimentaria: demandas y propuestas desde los territorios”. Más de cien personas que forman parte de asociaciones, cooperativas, colectivos y organizaciones campesinas y de pueblos originarios de Salta, Jujuy y Catamarca se reunieron de manera virtual y presencial para debatir sobre el estado de situación de la soberanía alimentaria en la región.
El Foro se enmarcó dentro de la iniciativa de la Red CALISAS (Red de Cátedras Libres de la Soberanía Alimentaria), que se propuso realizar el primer informe sobre la soberanía alimentaria de Argentina. Es así que, con apoyo de la Fundación Heinrich Böll, el objetivo es sistematizar las experiencias que se vinculan y trabajan en favor de un modelo productivo que defiende una alimentación agroecológica y autosustentable, iniciativa que se lleva adelante de la mano de productores de la agricultura familiar, campesina e indígena.
La responsable de la Cátedra Abierta de Soberanía Alimentaria de la Universidad Nacional de Salta, Soraya Ataide, aseguró que la realización del Foro permitió pensar e intercambiar aspectos de la soberanía alimentaria propios de la región, entre ellos, destacó que es uno de los polos productivos más importantes que sostiene la alimentación de todo el país. Tanto la Cátedra de Salta, como la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Universidad Nacional de Jujuy fueron las responsables del intercambio del viernes pasado y en ese marco aseguraron que creen de “suma importancia saber cuántas, cómo y de dónde son cada una de las experiencias que defienden esta forma de contribución a la soberanía”.
Ataide insistió en la importancia de la sistematización, pero sobre todo, en que “surja de los primeros actores que producen nuestros alimentos”. Consideró que “construir un informe de la voz de los propios territorios” es valioso porque reúne las percepciones de referentes de organizaciones y personas “preocupadas por la situación de nuestros territorios”, desde donde surge la “necesidad de ir hacia otras formas de vida que nos permitan pensar en un futuro fructífero”.
En esa línea, Ulises Yanes, autoridad de la comunidad Diaguita Kallchakí Las Pailas y delegado de la Unión de los Pueblos de la Nación Diaguita Salta (UPND), celebró la realización del Foro ya que se pudo contar lo que sucede en cada uno de los territorios con respecto a la soberanía alimentaria, concepto que los pueblos indígenas traducen como el buen vivir o el vivir bien. “Nos sirve siempre encontrarnos con los demás hermanos y organizaciones que trabajamos este tema para generar las condiciones para que todos nuestros hermanos puedan tener un plato de comida en la mesa”, expresó.
Yanes dijo que el debate se centró en saber cuáles son las estrategias que se generan desde los territorios para “resistir en el territorio, producir alimentos y ser autosustentables”. Además, de reflexionar sobre cómo se genera el debate político para poner en agenda estas demandas. Por esto reiteró que el encuentro sivió "para trazar esas estrategias que nos sirvan para seguir y generar condiciones para que nuestros hermanos y hermanos podamos generar alimentos para todos aquellos que lo necesitan y a un precio que sea accesible”.
En ese sentido, aseguró que existe una demanda para que en la región y en la provincia de Salta se desarrollen espacios de intercambio que permitan profundizar la problemática. A modo de ejemplo, destacó la existencia del Consejo Nacional de la Agricultura Familiar, pero subrayó que no logran que se efectivice un espacio similar en Salta. “Eso nos ayudaría a visibilizar y profundizar más sobre la soberanía alimentaria, o el vivir bien para nuestros pueblos”, resaltó.
Desde la organización del Foro se plantearon distintas líneas de trabajo: defensa del territorio y arraigo rural; sistemas productivos de la agricultura familiar, campesino e indígena; comercialización de los alimentos, productos elaborados y artesanías, y juventudes, mujeres, diversidades, migrantes y pueblos originarios. Los mismos ejes se plantearon en los distintos foros que se organizaron en el país, ya que además del NOA, también se realizaron en Cuyo, NEA, Patagonia, Centro y CABA-AMBA.
Un puntapié inicial
Para la referente de la Asociación de Mujeres Rurales Argentina (AMRA), Evangelina Cisneros, el Foro de Salta representó un puntapié inicial para la discusión sobre la soberanía alimentaria, particularmente entre quienes “somos pequeños productores, los que trabajamos y vivimos de la tierra”. Añadió que el intercambio permitió “llevarse la sabiduría de los hermanos y eso es lo más grande porque nos fortalecemos y seguimos trabajando para seguir adelante”.
En ese sentido, destacó las problemáticas que aún persisten cuando se habla de la agricultura familiar, entre las que se encuentra la falta de acceso a la tierra para los agricultores. A raíz de ello manifestó la necesidad de fortalecer la articulación con los organismos que intervienen en la actividad, como la Subsecretaría de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
“Los necesitamos para que podamos desarrollarnos ya que es un sector olvidado y desprestigiado, incluso por este gobierno nacional”, indicó Cisneros, que también es parte de la cooperativa Nuna Yancya (Alma Trabajadora). “A nosotros no nos llega y por el mismo hecho que no nos llega, nos sentimos desprestigiados”, precisó, pidiendo la puesta en marcha de políticas públicas que sean en beneficio directo de los y las productoras de la agricultura familiar.
A pesar de ello, destacó que a fines de julio, el Instituto Nacional de Semillas (INASE) emitió una resolución para el registro y comercialización de semillas criollas, que fueron definidas como aquellas que “siendo originarias o no, hayan sido cultivadas en determinada o determinadas regiones bajo prácticas de la agricultura familiar, y hayan sido desarrolladas, adoptadas y adaptadas mediante técnicas tradicionales y conservan cierta heterogeneidad”.
Esa resolución reconoce el rol de la agricultura familiar en la conservación, mejora y multiplicación de semillas y diversidad genética. Por ello, Cisneros dijo que la decisión del INASE les genera un “gran orgullo” y son “definiciones que nos gratifican”. “En los lugares donde vivimos, sabemos que tenemos semillas que se están perdiendo”, contó.
A modo de ejemplo, recordó lo que sucede con la semilla de cueresmillo, un durazno que crece en los cerros del Valle de Lerma de Salta, y produce una melaza que se consume con el quesillo. “Sería bueno producirlo y también comercializarlo para tener un valor agregado y reconocer lo que producimos”, propuso.
Por su parte, la integrante de la cooperativa Amanecer, Tamara Rúfolo, se mostró contenta por el intercambio entre las provincias, porque se pudo compartir y abrir diferentes debates, además de “sabernos en red” para mantener un contacto más permanente entre los diferentes actores, entendiendo las demandas que aún persisten.
En esa línea, Rúfolo consideró que una de los reclamos prioritarios del sector es que exista un paquete de leyes que avalen los procesos de agroecología y producción orgánica. “No tenemos leyes y las necesitamos para darle el valor que tiene nuestra labor, para que empiece a estar sistematizado y para que podamos sentirnos que estamos en regla, porque estamos haciendo algo que está bueno, pero termina siendo ilegal por no tener reglamentaciones”, indicó.
Por ello, consideró que otra demanda compete directamente a las organizaciones, ya que tiene que ver con la necesidad de regularizarlas, y así, “sean fuertes y se empiecen a generar mesas de trabajo para poder vincularnos más y trabajar conjuntamente” con los organismos nacionales y gobiernos provinciales y municipales. “Todo ello fortalece a las provincias en sus sistemas productivos”, indicó.
Asimismo, Rúfolo sostuvo que todo el debate permite defender el concepto de soberanía alimentaria, que ella entiende como la posibilidad de “generar nuestro propio alimento”. Para ello, indicó que deben tener semillas propias para cultivarlas y “tener alimentos para nutrirnos desde nuestra tierra y todo lo que tenemos alrededor”. “Necesitamos tener nuestros propios alimentos para no tener que depender y generar una economía sólo para poder comer, sino que (esa economía) sea para otras cosas porque a la necesidad básica de alimentos ya la cubrimos”, manifestó.