La insumisa son crónicas de la poeta exiliada a la España franquista durante la dictadura uruguaya. Julio Cortázar estaba enamorado de ella. Mantuvieron, por correspondencia, una amistad confidente. Él en París y ella en Barcelona. Compartían el gusto por la poesía, la música y los dinosaurios. Pero de esto no se habla en este libro. En estas páginas nos encontramos con relatos breves autobiográficos de las vivencias de una niña torta en la década del ‘40.
“La primera vez que me declaré a mi madre, tenía tres años. Yo tenía propósitos serios: pretendía casarme con ella”. A la prohibición de poder casarse con su madre, advino una gran herida. “Tuve que organizar mi vida, a partir de esa desilusión, aunque decidí no olvidar el asunto”. Con este primer exilio comienza La Insumisa, uno de los pocos libros que se consiguen de esta autora uruguaya, publicado por Menoscuarto Ediciones este año.
Otro de sus exilios fue cuando su amiga del colegio se aleja de ella porque sus padres un día leen las cartas de amor que le escribía Peri Rossi a su compañera de banco. No pudieron volver a compartir sus tardes ni las clases porque al año siguientes estos padres cambiaron a su hija de turno. “(…) Comprendí que el exilio era separarse de la persona amada, dejar de hablar la misma lengua (los enamorados y las enamoradas tienen su propia lengua, cambiar de amor es cambiar de diccionarios, y dejar un amor es perder un dialecto)”. De amores no correspondidos trata también este libro.
De los otros exilios, esos que figuran en los diccionarios, tampoco faltaron en su vida, vivió la censura cuando su obra fue prohibida, así como la mención de su nombre en los diferentes medios de comunicación por ser activista política durante la dictadura militar en Uruguay (1973 - 1985). Esto la llevó a vivir un par de años en Paris y en 1975 logra anclar en España, hasta la actualidad.
También su madre la censuró, siendo ella una niña, cuando le prohibió contar que en la antesala de una operación de apendicitis fue abusada por un enfermero. Cristina Peri Rossi desmenuza con calma y precisión los diferentes avatares en los que se encontró por ser mujer: el abuso ejercido por algunos varones adultos, la descalificación cuando dijo que quería ser escritora o directora de orquesta, el encontrarse ante la pregunta qué tenes vos que yo no tengo, y la discriminación por gustarle las mujeres.
Es un tío quien le acerca el gusto por la música y la lectura; una madre que la refugia, pero a la vez se deja defender por su hija cuando su esposo se violenta. Un padre que quería la sumisión de las mujeres, pero esta niña era insumisa.
Este libro reúne diferentes tópicos que cualquier torta experimentó alguna vez: el desprestigio, la vergüenza, la discriminación, el temor a quedar embarazada, el miedo al desamor. Esta escritura trasciende las generaciones en una reivindicación que no calla el deseo, no silencia las pasiones y cree en la potencia del amor.