El Parlamento alemán aprobó ayer la legalización del matrimonio igualitario con más de 160 votos de diferencia. Fue una polémica sesión en la que la canciller Angela Merkel votó en contra de la normativa y los socialdemócratas que la respaldan decidieron romper el acuerdo de coalición con los conservadores, a tres meses de las elecciones generales.

Sobre un total de 623 votos, 393 diputados de la cámara baja alemana se posicionaron a favor de reformar la legislación para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo en Alemania, mientras que otros 226 lo hicieron en contra. Esta ley llega al país 16 años después de haberse aprobado la unión civil entre personas del mismo sexo, y suma a Alemania a otras 22 naciones que permiten el matrimonio igualitario.

La iniciativa había quedado fuera del acuerdo de la gran coalición en el 2013 y el Partido Socialdemócrata (SPD), que respetó el pacto los últimos cuatro años, aseguró que el respaldo a la ley sería requisito imprescindible para participar en un futuro nuevo gobierno, lo mismo que hicieron los liberales y los verdes. Ante esta postura Merkel pidió el lunes pasado tomar una decisión a conciencia, en tanto el SPD insistió en forzar una votación esta misma semana, sin esperar a los comicios del 24 de septiembre.

La canciller tras calificar de triste la situación, dio libertad de voto a sus diputados e introdujo una tarjeta roja en la urna colocada en el centro del plenario en rechazo a la ley. La dirigente señaló que en los últimos años en Alemania se habían abolido paso a paso todas las discriminaciones que afectaban a las uniones de gays y lesbianas. “Sólo faltaba la cuestión de la adopción total de niños. A muchos les gusta recordar una respuesta que di en el 2013 en torno a esta cuestión y de la que no estoy muy contenta. Pero en este tiempo he cambiado de posición y creo que la adopción para parejas del mismo sexo debería ser posible”, argumentó. “Pero para mí el matrimonio, en la Constitución, es el matrimonio de un hombre y una mujer y por eso no he apoyado el proyecto”, señaló la mandataria a la prensa luego de la aprobación considerada histórica por los activistas que llenaron las tribunas del Bundestag.

El proyecto respaldado por los diputados del SPD, de La Izquierda y los Verdes, y algunos miembros de la bancada conservadora, permitieron que el SPD sume un punto importantísimo en la precampaña electoral, mientras que Merkel recibió críticas de su propio partido. “Esta decisión quizá no es buena para la coalición, pero es buena para las personas, y buena para el Parlamento”, manifestó el portavoz socialdemócrata, Thomas Oppermann, quien rechazó que sea necesario reformar la Constitución alemana, como esgrimen sectores de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y de su ala bávara, la Unión Socialcristiana (CSU).

El líder del grupo conservador, Volker Kauder, se convirtió en portavoz de quienes defienden el matrimonio tradicional y denunció el “oportunismo político” de sus socios. “Personalmente nunca pondré mi firma en algo que represente el matrimonio para todos, por motivos de conciencia”, declaró antes de expresar dudas sobre la constitucionalidad de la norma al entender que la concepción cristiana del matrimonio está protegida en la ley fundamental alemana. Desde su mismo partido, el diputado Jan Marco Luczak subió a la tribuna para defender el SÍ al proyecto, respaldado, según las encuestas, por una amplia mayoría de la población.

Los discursos más duros los protagonizaron la diputada Erika Steinbach, que abandonó el partido de Merkel por su política de asilo y ayer la acusó de haber abierto la puerta a un proyecto que contradice la Constitución. Por su parte, el socialdemócrata Johannes Kahrs, que es homosexual y, casi gritando, reprochó a la canciller haber discriminado durante años a los gays y lesbianas.

Alemania permite desde el 2001 las uniones civiles de personas del mismo sexo, pero los homosexuales casados no gozan de plena igualdad jurídica y se les niegan determinados derechos, por ejemplo en áreas como la adopción. En este sentido, la gran diferencia entre estas dos figuras legales, la unión civil y el matrimonio, es que la primera no permite en el país la adopción común, sino que uno de los miembros de la pareja es considerado el progenitor y el otro debe solicitar de forma posterior la custodia del menor.

Sin embargo, el matrimonio homosexual con plenos derechos está aprobado en otros países europeos. En el 2000 Holanda fue el primer país en aprobar una ley que permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo. En junio del 2003 Bélgica siguió su ejemplo y luego lo hizo España en el 2005. En el 2008, Noruega autorizó los matrimonios homosexuales, un año más tarde lo hizo Suiza y en el 2010 Portugal, Islandia y Dinamarca (que si bien fue el primer país en reconocer a las parejas del mismo sexo, sólo permitía uniones civiles). En el 2010, se aprobó en Francia y Reino Unido (Inglaterra y Gales, y dos años más tarde en Escocia). A su vez, el 1 de enero entró en vigencia la ley de matrimonio igualitario en Luxemburgo, lo que permitió al primer ministro, Xavier Bettel, contraer matrimonio con su novio, convirtiéndose en el primer jefe de Gobierno europeo casado con otro hombre.