El domingó que recién pasó, Santiago Motorizado volvió a presentarse en Buenos Aires con su proyecto solista. Sucedió a seis meses de su último show porteño en ese formato, y en el mismo lugar donde lo hizo en aquella ocasión, Niceto Club. En el medio de uno y otro recital, inauguró en Córdoba la temporada 2022 de El Mató a un Policía Motorizado, su banda, y tiempo después se fueron a Europa, en lo que fue su gira más extensa al otro lado del Atlántico hasta ahora. Pero al regresar se sacaron las ganas de tocar en Centroamérica. Así que se notó su ausencia, y el público dio fe de esa extrañeza colmando la sala palermitana incluso en sus rincones más recónditos. Lo que habla bastante bien de la cosecha artística del cantautor platense, en vías de conseguirse un cupo en el club de los artistas de rock que trascendieron el género para convertirse en baluartes de la cultura popular local. A la par de Fito, Calamaro o Vicentico, este último la gran sorpresa de la noche.
Poco luego de las 21 hs, esta eucaristía de la música indie arrancó al palo con “Tanto tonto”: el tema más punk y raudo (al mejor estilo de los inoxidables Embajada Boliviana) de su disco Canciones sobre una casa, cuatro amigos y un perro (2021). Preludio de una velada intensa. Lo que ratificó “El camino de piedras”, canción inédita de su obra solista, devenida en una de las fijas de su repetorio. Sin embargo, con “Yoni B”, himno de El Mató a un Policía Motorizado, la propuesta tempranamente se tornó en un sube y baja emocional. Aunque antes de desefundarla, Santiago Motorizado, quien en su plan unipersonal se cuelga la guitarra en vez del bajo (su empuñadura en el quinteto que comanda) agradeció al público por la asistencia. A continuación, avisó que haría un cover de uno de sus “grupos favoritos”. Se trató de “Jazmin chino”, de 107 Faunos, revestida en esta ocasión con retazos R&B a lo The Commodores, mechados con el perfil barroco de The Beatles.
“Hamilton” es otro de los inéditos más populares del cancionero de Santiago. Pero de todos los que circulan en internet, este reivindica la balada clásica del rock. Potenciado por ese teclado que evoca la nostalgia que envuelve a los temas de Procol Harum. De pronto, el trío que acompaña al ídolo platense sale de escena para dejarlo a él sólo con su guitarra eléctrica y esa intimidad de tintes cinematográficos. Al punto de que detiene “Pienso en vos” para explicar que una de las partes de la letra hace una alusión a la película El día de la marmota, aunque insiste en llamarla Hechizo del tiempo porque es como la dieron acá en televisión. En tanto que “El día del huracán”, conmovedora oda de su banda, agranda su tempestad apocalíptica con esta versión despojada de los demás instrumentos. Si en “Te pido perdón” el artista bordea el folk, en “Bajo las sombras”, con Anabella Cartolano (frontwoman de Las Ligas Menores), se adentra en el género. Esta vez con la complicidad de sus músicos.
Apoyado por Chicho Guisolfi en bajo y Tom Quintans en batería (ambos integrantes del grupo Bestia Bebé), junto al hermano de este último, Felipe, en teclados, guitarra y dirección musical (se alzó como la mano derecha de Santiago en su carrera solista), al juglar del indie argentino si hay algo que le gusta es erigir el relato minimalista. No sólo en lo lírico, en lo que cada vez encuentra más puntos en común con el escritor noruego Kjell Askildsen, sino también en lo sonoro. Por lo que cuando surfea en el krautrock alemán pareciera entrar en otra dimensión. Algo así acontenció en “La revolución” y en “Amor en el cine”, desatando la algarabía del público, que hasta ese momento estaba en estado de trance. Para “Mil derrotas” se sumó Martín Caamaño (ex Rosal) en la guitarra acústica, otro de los instrumentistas invitados del show, al igual que el tecladista Henry Navia, y ahí se mantuvo hasta el tramo cumbiero del repertorio.
“Si bailan, estaría bueno”, sugirió el músico antes de quedar sólo con micrófono en mano. Eso aconteció después de hacer “Polvo de estrellas”, tema con dejo a Pixies nominado a los próximos Premios Gardel como “Mejor canción de rock”. El raid tropical fluyó con “No hay lugar para nadie más”, al que le siguió “El fuego cálido”, donde invitó a cantar a Nina Suárez, mientras su padre la veía de entre el público. Al toque apareció Vicentico para intepretar por primera vez en vivo “Tonto corazón”, y sellar así una deuda pendiente. Para bajar un cambio, Santiago llevó adelante una versión folk del tango chamamecero “La juventud”, lo que sirvió de base para el tsunami cancionero que estaban por venir. La ola empezó con “El tesoro” y arrasó con “Mi próximo movimiento”, tras impulsarse con “Chica de oro”. Para el cierre, invocó a Joe Cocker con su cover de “You Are So Beautiful”, donde jugó al rompecorazones. Algo que nunca podrá ser. Y es que su corazón destila nobleza.