El expresidente brasileño y favorito para ganar las elecciones del 2 de octubre en Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, lanzó este miércoles la fase final de la campaña para las presidenciales con un acto en la fábrica de vehículos Volkswagen en San Bernardo do Campo, que lo vio surgir hace décadas como sindicalista metalúrgico y entregarse a la policía en 2018 por una causa judicial después anulada.

"Todo lo que viví en la vida, todo lo que aprendí en la política, incluso en las derrotas, se lo debo a los metalúrgicos del ABC", aseguró Lula en su discurso, acompañado por cientos de personas, ante las cuales habló sobre el deterioro del sector automotriz desde que terminó su mandato (2003-2011).

"Luchamos con la expectativa de mejorar la calidad de vida", manifestó el candidato, antes de señalar que en términos generales "Brasil está peor de lo que estaba" cuando él fue presidente. "Vamos a ganar estas elecciones porque este país nos precisa, porque no es posible que Brasil, el tercer productor de alimentos en el mundo, tenga 33 millones de personas pasando hambre", exclamó Lula, haciendo referencia al dato divulgado en junio por la Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad Alimentaria.

Lula responsabilizó por la situación del país a las decisiones políticas del gobierno de Jair Bolsonaro, quien buscará la reelección el 2 de octubre. "No es por falta de dinero, es por la falta de vergüenza de las personas que gobiernan, que no tienen sentimientos, no saben qué es el hambre, no saben qué es mendigar a un vecino por un plato de comida", aseguró.

También criticando a Bolsonaro, el expresidente sostuvo que Brasil tiene que recuperar el espacio perdido en el escenario internacional para "volver a ser respetado por el mundo: por China, por Estados Unidos, por Alemania, por Francia, por Argentina". "Brasil no puede tener un presidente que nadie quiere recibir", reclamó.

La difusión de noticias falsas por parte del equipo de Bolsonaro también fue objeto de críticas de Lula. "Es un presidente que miente siete veces al día", dijo en un momento de su discurso, para luego referirse a su incidencia en los evangélicos practicantes a través de los pastores que acompañan su candidatura. "Está intentando manipular la buena fe de hombres y mujeres evangélicos que van a la iglesia por su religión y les cuenta mentiras todos los días. Quiero que me escuche: no habrá mentiras ni fake news que nos impidan cambiar Brasil", prometió.

"No queremos un gobierno que distribuya armas, queremos un gobierno que distribuya libros. No queremos un gobierno que alimente el odio, queremos un gobierno que alimente el amor", manifestó Lula sobre el cierre de su discurso, de unos 25 minutos. "Prepárense, porque vamos a trabajar y vamos a hacer la mayor transformación que este país haya visto", aseguró.